Aunque tiene claro que «uno hace las cosas porque las ama y las disfruta haciéndolas, y porque siente que algo nace de dentro que le obliga a hacerlas, todos queremos ser queridos y a todos nos gusta que le digan cosas bonitas», C. Tangana (ahora con su nombre real, Antón Álvarez en su faceta como cineasta) no niega que para él «es importante» el recibimiento que ha tenido su primera película, ‘La guitarra flamenca de Yerai Cortés’, en el sector. De hecho, acaba de ser nominado a dos Goyas (Mejor documental y canción original): «Es importante que la gente a la que yo admiro artísticamente entiendan lo que yo estoy haciendo, no tienen que compartirlo al 100%, pero sí que lo entiendan y lo pongan al mismo nivel que yo me imagino». El polifacético artista ha vistado este viernes los cines Palafox y Aragonia de Zaragoza para presentar su documental y participar en un coloquio con el público.
‘La guitarra flamenca de Yerai Cortés’ es un documental que gira en torno a un secreto de la familia del guitarrista flamenco que va a ver la luz para la reconciliación: «Nunca hubiera hecho una película que tratara de contar cómo aprendió un tío a tocar la guitarra o un ‘biopic’. No me interesan esas historias, pero hay una crudeza y una carga en la vida familiar de Yerai, un secreto que es lo que atraviesa esta película y le da un tono ‘thrillesco’ que cuando me lo contó Yerai sí que me pareció como para arriesgarme a convertirme en director cuando pensaba que eso pasaría mucho más adelante», explica Antón Álvarez, que reconoce que, al final, hay mucha improvisación en las escenas del documental: «He intentado hacer mucho guion pero he tenido que aceptar la película constantemente y escuchar lo que me decían los personajes, prestar atención a las situaciones y hasta el último momento en montaje ha sido la vida la que me ha dado el camino. Durante mucho tiempo peleé contra el material que tenía hasta que entendí que la mejor película posible iba a ser aceptando y cambiando todas las ideas que tenía preconcebidas de cómo sería la película».
«Que los flamencos juzguen»
La película implicaba introducirse en el mundo del flamenco desde alguien ajeno a él, con todo lo que ello conlleva: «El mundo del flamenco se ha mantenido y es una cultura ancestral gracias a que la están vigilando, cuidando y se están preocupando por ella. Los que somos ajenos debemos aceptar la idiosincrasia del flamenco, se hubiera perdido si no hubiera existido cierta resistencia por parte de los guardianes del flamenco a que muchas cosas entren o salgan de ahí. Yo eso lo entendía y lo admiraba. Que los flamencos juzguen y que la comunidad del flamenco que lo ha guiado hasta aquí, decidirá si las cosas que hacemos permanecen o no«, afirma con seguridad, antes de meterse de lleno en el espinoso asunto de la identidad: «Soy un personaje bastante heterodoxo y siempre me voy a meter en cosas distintas por mucho que no me pertenezcan radicalmente. Pero no sé qué me pertenece radicalmente, como español igual el flamenco me pertenece, pero como rapero no; como madrileño el chotis me debería pertenecer pero nunca lo he bailado. Esta pregunta sobre cuál es el permiso que tenemos para integrarnos culturalmente me la sigo haciendo a día de hoy», razona.
Conocer a Yerai Cortés ha sido un aliciente para seguir por su camino: «Me siento muy próximo a Yerai por dos cosas, porque pone su vida en juego como yo, utiliza su vida para hacer sus canciones y tocar su guitarra; y luego porque es un culo inquieto que le gusta estar en varias cosas a la vez», asegura Antón Álvarez, que es muy contundente sobre su momento actual: «Lo siento como un momento muy culmen de mi carrera, he sido capaz de conectar con muchísimas cosas. Me parece que esta película me identifica completamente y expresa quién soy yo como artista ahora mismo más que nada».
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¿Regreso a la música?
Retirado de la música «indefinidamente», muchos de sus fans se preguntan si C. Tangana volverá: «Yo me pregunto si todos esos fans tienen la sensibilidad suficiente para acercarse a la película de Yerai Cortés porque es igual de bonita y más divertida y emocionante que todo lo que he hecho en mi vida. Entonces les invito a que se atrevan y si después de eso, nos apetece hacer música, ya la haremos«, concluye enigmático.