¿Vuelve el rock? El caso de Arde Bogotá se suma a la percepción de que las guitarras eléctricas dan guerra de nuevo en el mercado de tendencias. Sensaciones de éxito en torno este grupo de Cartagena que llena locales cada vez más grandes. “Solo el hecho de poder vivir de la música es algo espectacular. Y nos permite pagar el alquiler”, medita y relativiza el cantante-guitarrista Antonio García.
Arde Bogotá representa el flanco rock más contundente y dramático de ese nuevo frente de bandas de guitarras, una estética musical que está generando un renovado efecto de atracción, tal vez por haber quedado fuera del ‘mainstream’ más palmario de los últimos años. “El rock no te llega por la televisión o la radio como te puede llegar el pop o la música urbana, y eso hace que sea para gente con hambre e iniciativa a la hora de buscar, descubrir y participar, y que vive el ocio cultural de una manera proactiva”, teoriza García, que es licenciado en Derecho y Empresariales y que reconoce haber hecho realidad su sueño adolescente. “Que muchas veces queda superado incluso, aunque luego están las cosas negativas, como el estrés”.
Grabar después de girar
Cierran ahora la gira de 2024, tras año y medio de rodaje de su segundo álbum, ‘Cowboys de la A3’, cuyo título ya daba una idea del régimen de carretera y manta que practica Arde Bogotá. “Estábamos los cuatro entre Madrid y Cartagena y eso acabó impregnando el concepto lírico del disco, porque todo lo que me pasaba era de camino a un sitio u otro”, recuerda. El disco salió en mayo de 2023 y ahora, con la distancia, le ve algunas costuras y coincide con Víctor Cabezuelo (Rufus T. Firefly) “cuando dice que los discos deberían grabarse después de haberlos rodado de gira”.
Este otoño, Arde Bogotá ha publicado dos canciones en las que se puede vislumbrar un puente con un futuro todavía desdibujado. ‘La torre Picasso’ es, sin mayores rodeos, “un tema que se quedó fuera de ‘Cowboys de la A3’, mientras que ‘Flores de venganza’ es otra cosa, una pieza que “forma parte del inicio de la búsqueda de caminos nuevos”. El primero lo produjo el veterano Carlos Raya, y el segundo, una figura de moda, Alizzz. ¿Qué señales hay que ver ahí? “Si las hay, son contradictorias, porque uno es un gurú del rock y la guitarra, y el otro, un superproductor hipercontemporáneo. Forma parte del proceso de experimentación que la banda está afrontando, de ver cuáles son las aristas de nuestro sonido”.
Cita con Bunbury
Ellos son tipos al final de la veintena que se reconocen hijos de algunas bandas de rock fuerte de los años 90 y primeros 2000. “Los cuatro coincidimos en Foo Fighters, Arctic Monkeys y Héroes del Silencio”, indica Antonio García. Pero hay “una ambición” de renovar lenguajes. “Queremos hacer canciones que tenga sentido hacer en 2024”. La conexión con Héroes condujo al encuentro con Bunbury en la revisión del tema ‘La salvación’, lanzada la pasada primavera (junto con otro dueto, ‘De vuelta a casa’, pieza del último disco del aragonés). “Tuvo una actitud con nosotros muy de gurú, paternalista en el buen sentido”, explica el cantante-guitarrista. “Nos dio muchos consejos, por ejemplo, que no hiciéramos caso a nadie”.
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Este final de gira es relativo, ya que Arde Bogotá ha anunciado más fechas para el verano de 2025 y, antes, dará un salto a Latinoamérica (México, Monterrey, Santiago de Chile, Buenos Aires y esa Bogotá que inspiró su marca cuando García pasó allí un tiempo y mostró sus primeras maquetas). La idea es ir introduciendo nuevas canciones en los repertorios. “Ojalá, pero depende de nuestra creatividad”. Se observa un pulso interno con la agenda del ‘routing’ y con la realidad de banda que es “una empresa en la que trabaja gente y que tiene unas necesidades económicas”, confiesa García. “Cuanto más tiempo le demos a la creación, mejor será el resultado. Los discos que más me gustan son producto de haber hecho un buen paréntesis entre un proceso y el siguiente”.
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