Qué son los Toros de Guisando

Utilizados por algún que otro político español con mayor o menor acierto, los Toros de Guisando son una manifestación escultórica de primer orden en España que no siempre reciben la atención que merecen, así que aquí los vamos a conocer en profundidad.

Y es que estamos hablando de un conjunto escultórico muy antiguo, que está datado entre los siglos I y II antes de Cristo. Se ubican en la provincia de Ávila, en Castilla y León, concretamente en la zona de El Tiemblo.

Entre las diversas interpretaciones, parece que coge fuerza el que fueran levantados en el siglo II a.C., en plena Edad del Hierro, por el pueblo vetón.

Son cuatro esculturas en granito que representan a cuadrúpedos como cerdos sementales o toros, aunque la mayor parte de especialistas se centran en la creencia de que son toros, pues ciertas piezas presentan cabezas con oquedades que se interpretan como cuernos.

El cuarteto de esculturas se observa pegado por los costados, por lo que forman una línea que va de norte a sur mientras todas miran hacia el oeste, hacia el cerro de Guisando, de ahí su nombre. Es una zona cercana al arroyo Tórtolas en la frontera entre Castilla y León y Madrid.

Información de interés sobre los Toros de Guisando

Se han hecho muchas interpretaciones a raíz de estas esculturas. Sin duda, están en una zona donde la ganadería siempre fue básica para la supervivencia. El pueblo vetón dependía de esta práctica socioeconómica histórica, por lo que es probable que tuvieran función protectora para los ganados.

Sea como fuere, siguen siendo una de las más importantes manifestaciones pre-romanas de cuanto se conserva en la Península Ibérica. Y es que en este tiempo los vetones se asentaron en lo que hoy se conoce como Badajoz, Cáceres, Ávila y Salamanca.

Los vetones eran ganaderos, sobre todo de cerdos, toros y vacas. De ellos aprovechaba su leche, su carne y sus pieles. Por eso se establecieron en esta zona, donde había riqueza de pastos y agua para el rebaño. También se cree que cazaban jabalíes.

Las esculturas son más bien toscas. Sin embargo, han sido importantes en la historia de la península. Aunque no hay contexto arquitectónico, grandes como Miguel de Cervantes ya se refiere a ellos en su obra magna, Don Quijote de la Mancha, igual que Federico García Lorca o Lope de Vega.

También dan nombre al Tratado de los Toros de Guisando, una jura o concordia de 1468 con firma del rey de Castilla Enrique IV y su hermanastra Isabel para que esta fuera proclamada princesa de Asturias, siendo reconocida como heredera al trono castellano.

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