The Rosetta Project, el proyecto que busca preservar 1.500 idiomas guardándolos en un disco que cabe en la palma de la mano

Una de las cosas que más fascinantes es nuestro esfuerzo como humanos por mantener y transmitir el conocimiento que hemos adquirido a lo largo de la historia. Y no es algo sencillo, especialmente si hay que condensarla y codificarla para su transmisión eficiente. Tenemos por ejemplo el Mensaje Arecibo tratando de comunicarse con el borde de la Vía Láctea, pero también cosas que se quedan en la Tierra y buscan simplemente preservar información para el futuro, por ejemplo The Rosetta Project.


Actualmente tenemos alrededor de 6.500 idiomas hablados a lo largo y ancho del mundo. Sin embargo con la globalización también se consigue que haya una predominancia de determinados idiomas, haciendo que los más pequeños caigan en el olvido y finalmente mueran. Mueren porque la mayoría no tienen suficientes hablantes que sigan conociéndolos y sobre todo practicándolos. Si además no están documentados y sólo se transmiten oralmente… acaban muertos tarde o temprano.

The Rosetta Project busca evitar justamente esto. Es un proyecto que quiere preservar alrededor de los 1.500 idiomas vulnerables en el mundo. Es decir, aquellos que más probabilidades tengan de acabar perdiéndose en los próximos años.

Group Parte delantera y trasera del disco.

El propio nombre del proyecto desvela de dónde parte la idea y cuál es la funcionalidad que tiene: servir como código para descifrar los idiomas perdidos en el futuro. Es lo que conseguimos con la Piedra Rosetta, un fragmento de una estela egipcia que contiene el mismo texto escrito en jeroglíficos egipcios, escritura demótica y griego antiguo. Gracias a esto pudimos descifrar los jeroglíficos egipcios y desbloqueando prácticamente todo el acceso a la civilización egipcia y los conocimientos que tenemos de ella actualmente.

13.000 páginas, de medio milímetro cada una

El proyecto consiste en al creación de un disco de níquel de menos de 8 centímetros de diámetro. Su pequeño tamaño no significa que no tenga apenas contenido, todo lo contrario. En este disco de níquel hay grabado un texto escrito en unos 1.500 idiomas diferentes y ocupando un total de alrededor de 13.000 páginas. Páginas que apenas llegan a 0,48 mm cada una.

¿Y qué hay escrito aquí dentro? Los creadores del proyecto colocaron descripciones sobre cada uno de los idiomas que hay incluidos. Por ejemplo tenemos la ubicación en el mundo del idioma, reglas gramaticales del mismo, descripciones de los sonidos en ese idioma, estructuras de composición, vocabulario básico… Además se incluyen textos conocidos y universales como los primeros capítulos de la Biblia o la Declaración de los Derechos Humanos de Naciones Unidas.

Micro Detalles microscópicos de cómo se ven las páginas.

Todo lo anterior se encuentra en la parte trasera del disco y a nivel microscópico. La parte delantera sin embargo no es tan microscópica. Comienza con un texto en espiral escrito en diferentes idiomas. A medida que se entra en la espiral el texto se empequeñece hasta llegara niveles extremadamente pequeños. Con esto se fuerza en cierto modo al lector a buscar la forma de usar un microscopio y en consecuencia encontrar también el texto microscópico de la parte trasera. También tiene el dibujo de la Tierra en el medio y una lista de todos los idiomas que hay en la parte trasera, clasificados por continentes. El texto en espiral dice lo siguiente:

«Idiomas del mundo: este es un archivo de más de 1.500 idiomas humanos reunidos en el año 02008 a. de C. Amplia 1.000 veces para encontrar más de 13.000 páginas de documentación de idiomas.»

Group 2 El disco se encuentra dentro de una esfera de acero inoxidable y vidrio.

El disco en realidad está protegido por una esfera externa de acero inoxidable y vidrio. Uno de los hemisferios es de acero inoxidable y el otro de vidrio que a la vez permite hacer de aumento para leer un poco más del texto a medida que se hace pequeño. Como curiosidad, dentro del hemisferio de acero inoxidable hay una cinta donde los guardianes del disco pueden dejar su nombre, fecha y ubicación, para saber a lo largo de la historia por qué manos ha pasado. Con esta esfera se evita que pueda dañarse y ayuda a que se mantenga intacto durante miles de años.

Prto Prototipo del disco.

Las ventajas tecnológicas del formato físico

13.000 páginas de texto e incluso más pueden guardarse fácilmente en cualquier memoria USB o en la nube directamente. Es cierto. Pero también es cierto que no son alternativas tan fiables a largo plazo como lo es un formato analógico. Por mucho que haya evolucionado la tecnología de almacenamiento rápido, sigue sin ser tan estable y duradera como los formatos físicos.

El disco Rosetta se encuentra grabado en níquel a un nivel microscópico que permite hasta 200.000 páginas por disco. Es resistente al agua, las altas temperaturas y la radiación electromagnética. Además como ellos mismos indican, el no ser un sistema codificado en binario para ser leído digitalmente, no se requiere de herramientas externas más allá de un microscopio.

Esta idea de preservar información en formatos analógicos la hemos visto en más ocasiones. Uno de los casos más recientes y populares es el de GitHub, que enterró todos sus repositorios activos en mitad del Ártico. Lo hizo en un film analógico y a nivel microscópico por las mismas razones: más resistencia y menos complicaciones para el futuro.

El primer disco Rosetta fue escrito en 2008 y desde entonces se han realizado una serie de copias más. La razón es muy simple: cuantas más copias de un archivo, más difícil es que se pierda. También hay una versión online e interactiva en su página web, que nos permite ampliar todo lo que queramos para leer el contenido del disco en ambas caras. En 2016 lanzaron una versión mucho más pequeña a modo de colgante, que contiene gran parte del contenido del disco original. Es posible adquirirlo.

Más información | The Rosetta Project


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The Rosetta Project, el proyecto que busca preservar 1.500 idiomas guardándolos en un disco que cabe en la palma de la mano

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Xataka

por
Cristian Rus

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