Remontar la tasa de natalidad


Desesperados. Esa es la palabra que mejor define al gobierno de Corea del Sur cuando hablamos de demografía. Con una tasa de natalidad de 0,72 hijos por mujer, el país tiene los peores datos del mundo. Y nada hace pensar que, por sí sola, la situación vaya a mejorar.

Por ello, no dejan de financiar proyectos y buscar ideas con las que invertir la tendencia: la última es hacer que las niñas empiecen en el colegio un año antes de lo normal. Solo las niñas.

Niñas, niños y viceversa. La propuesta aparece en un informe del Instituto Coreano de Finanzas Públicas y, según explica The Guardian, sostiene que «crear una diferencia de edad de un año entre niñas y niños en la escuela los haría más atractivos entre sí para cuando alcanzaran la edad para contraer matrimonio».

La idea que subyace a la propuesta es que, de una forma u otra, crear grupos escolares por madurez y no por fecha de nacimiento ayudaría a que los jóvenes se encuentren «mutuamente más atractivos» cuando alcance la edad adecuada para contraer matrimonio.

La polémica no se ha hecho esperar. La propuesta ha generado un intenso debate no solo por la idea de «usar a los niños como herramientas reproductivas», sino porque el informe no aporta muchos datos, modelos o simulaciones sobre la posible eficacia de la medida. La opinión pública se empieza a preguntar cómo es posible que institutos públicos de investigación como este sigan dando palos de ciego sin asumir que las medidas «deben de ser fundamentales y multinivel» para «crear un entorno adecuado para la crianza de los niños».

El Instituto, por su parte, ha aclarado que el informe «no refleja necesariamente su punto de vista oficial sobre las medidas del gobierno para elevar la tasa de natalidad». Pero nada de esto (que se ha entendido como una forma de ponerse de perfil), ha acallado las críticas. Y, más allá de lo bizarro de la propuesta, deja claro cual es el verdadero problema.

Un país a la desesperada. En los últimos años, Corea del Sur no ha escatimado en ideas «locas» para frenar la sangría demográfica. Por ejemplo, se propuso eximir del servicio militar obligatorio a todos los hombres que tuvieran tres o más hijos antes de los 30, abolir el salario mínimo para los trabajadores domésticos extranjeros para «aliviar» costos a las familias o poner impuestos extra a aquellos que decidan no tener hijos.

Este verano, sin ir más lejos, un centenar de empleados domésticos filipinos llegarán al país en un programa piloto diseñado para aliviar la presión sobre las mujeres trabajadoras (que no quieren dejar el trabajo para cuidar a sus hijos). Si el panorama demográfico de Corea es deprimente, algunas de las soluciones que hay sobre la mesa entran en el terreno lo distópico.

El gran laboratorio social del futuro.  El problema es que nadie sabe cómo solucionar un problema enorme para el que no estamos preparados: el mundo se está quedando vacío. De hecho, ya hemos cruzado la línea psicológica que marcará la contracción demográfica global. Y no sabemos si podremos mantenerlo en marcha.

Esa es la gran pregunta que marcará el futuro de Corea del Sur y el del resto del plantea.

Imagen | Watchsmart

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