Qué implica la moratoria para el futuro de la calefacción

Si la Unión Europea (UE) quiere cumplir con la hoja de ruta climática que se ha trazado, todo lo que necesita es reducir al menos el 55% de sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y lograr la neutralidad a mediados de este siglo. necesita aligerar su huella contaminante. Fácil decirlo, no tanto trasladarlo a la práctica. Con ese propósito, los reguladores se han marcado ya la renovación del parque de vehículos a medio plazo y apuntan ahora a otra descarbonización igual de crucial: la que afecta a los edificios y sus sistemas de calefacción.

Distinto sujeto, mismo predicado: reducir emisiones.

Adiós, calderas de gas y diesel. La Unión Europea quiere edificios más sostenibles. Y para lograrlo necesita que sus sistemas de calefacción sean menos contaminantes. Con ese fin plantea que los que se levanten en Europa estén libres de misiones ya en cuestión de un lustro, a partir de 2028, y que los países vayan a decir adiós a las calderas de gas y diesel. Su plan pasa por una eliminación de falatina para 2035, por lo que las subvenciones dirigadas a calentadores que utilizan este tipo de tecnología finalizarían mucho antes: a partir de 2024.

¿Qué dice exactamente Bruselas? A mediados de marzo, el Parlamento Europeo aprobó una serie de modificaciones a la directiva sobre la eficiencia energética de los edificios que tienen como objetivo, en gran medida, sus calderas. Las modificaciones se centran en su función y trazan un marco temporal claro, apuntando ya a la próxima década. También dejan un aviso a navegantes: «Dos tercios de la energía empleada para la calefacción y la refrigeración de edificios sigue procediendo de combustibles fósiles […]. Para lograr 0 emisiones, la eliminação gradual de los fósiles en la calefacción y refrigeración resultaly espacialmente urgente».

Con la vista puesta en 2035. «Los Estados deben introducir medidas para garantizar que no se autorice el uso de sistemas de calefacción que utilizan combustibles fósiles en edificios nuevos y que sean objeto de reformas importantes, renovaciones profundas o el sistema de calefacción a partir de la fecha de transposición de la presente Directiva y eliminar gradualmente el uso de sistemas de calefacción que utilizan combustibles fósiles en todos los edificios a más tardar en 2035 y, si no es viable, como demuresa la Comisión, a más tardar en 2040», recoge el documento que plantea planes nacionales para una «eliminación progresiva» con vistas a una «eliminación gradual» para 2035 o 2040.

El texto de la CE coge también que los diferentes países velarán por que los edificios nuevos complan el requisito de cero emisiones. El calendario apunta a 2026 para los edificios ocupados o gestionados por las administraciones públicas y 2028 para el resto. En ambos casos se habla de construcciones nuevas. «A partir del 1 de enero de 2024 a más tardar, los Estados miembros no tendrán ningún incentivo financiero para la instalación de calderas que utilicen combustibles fósiles».

¿Tanto contaminan las calderas? Las autoridades recalcan el peso de los combustibles fósiles en los sistemas de calefacción y refrigeración de edificios e inciden en la «urgencia» de eliminarlos si la UE quiere lograr sus objetivos de cero emisiones. Sus comentarios están avalados por estudios como los de la Agencia Internacional de la Energía: el año pasado se anotó un aumento de 321 Mt de CO2 asociado a la energía y casi una quinta parte de este aumento (60 Mt) atribuido a la demanda de refrigeración y calefacción en climas extremos condiciones.

«Casi el 75% es ineficiente». Los cálculos que las autoridades de la UE centran en más del tiro y la conclusión de que los edificios son responsables del 40% de la energía consumida y del 36% de las emisiones relacionadas con la energía. «En la UE, la heating, refrigeración y agua caliente sanitaria son responsables del 80% de la energía que consumen los hogares», remarca el documento: «Casi el 75% de ese parque realstate es ineficiente según las normas de construcción actuales». El diario cinco dias Precisamente que el 42% de las viviendas se calientan con gas natural, porcentaje seguido del petróleo (14%) y del carbón (3%).

¿Y cuáles son las alternativas? Bruselas apunta a un júbilo de «las calderas de combustibles fósiles ineficientes» para que den el relevo a «instalaciones sin emisiones directas de gases de efecto invernadero». Y apunta, en concreto, a las bombas de calor y tecnologías basadas en las energías renovables. “Existen opciones para cubrir las necesidades energéticas de un edificio con energías renovables: renovables in situ, como la solar térmica, fotovoltaica, bombas de calor y biomasa, renovables suministradas por comunidades de energías renovables o comunidades ciudadanas, y la calefaction y refrigeración urbanas basadas en energías renovables o en el calor residual», pointa.

Además de la aerotermia, con bombas de calor, existiría una opción híbrida, que incluye calderas preparadas para hidrógeno verde. Como recogía el mes pasado el Diario, el Parlamento Europeo abre la puerta a que se sigan instalando sistemas basados ​​​​en combustibles fósiles siempre y cuando sirvan para el hidrógeno.

Imagen de portada: Julián Hochgesang (Unplash)

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