Probamos la Galaxy SmartTag, el llavero Bluetooth con el que siempre encontrar las llaves (o cualquier otra cosa)

La familia Galaxy S21 ha llegado a Europa acompañada de un interesante accesorio: la Galaxy SmartTag. Se trata de un pequeño llavero que promete ayudarnos a ubicar ciertos objetos en caso de perderlos. O lo que es lo mismo: es la alternativa de Samsung a los productos de Tile, que lleva varios años en este mercado.

La Galaxy SmartTag se vende en dos versiones diferentes: con la tecnología UWB, o sin ella. A España, por el momento, ha llegado únicamente la que prescinde de dicha conectividad. Es la más básica, pero también la más económica: cuesta unos 40 euros en la tienda oficial de la marca.

La idea de Samsung con este accesorio es que lo pongamos con las llaves, en una maleta o en cualquier otro objeto que sea susceptible de perderse. Mediante la tecnología Bluetooth LE, podremos saber cómo de cerca estamos de la SmartTag –un indicador en la app nos dice si nos estamos acercando o alejando– e incluso hacer que emita un sonido para encontrarla más fácilmente. De esta forma, si pierdes las llaves en casa, puedes encontrarlas en cuestión de minutos.

Hasta aquí, todo en orden. La Galaxy SmartTag cumple exactamente con lo que Samsung promete. Es un producto sencillo que ocupa poco espacio, tiene un rango aproximado de 120 metros y promete una autonomía de, aproximadamente, un año. Pero, ¿qué ocurre si pierdes las llaves en la calle? En ese caso, la Galaxy SmartTag ofrece dos funciones que pueden ser de ayuda:

• En primer lugar, podrás ver cuándo fue la última vez que tu móvil estuvo conectado vía Bluetooth a la SmartTag. Es una especie de historial que te permite dar marcha atrás en el tiempo e identificar en qué lugares ha estado contigo o a qué hora se cayeron del bolsillo.
• La otra forma es mediante SmartThings Find. Esta aplicación, presentada por Samsung a finales de 2020, aprovecha la extensa red de dispositivos Galaxy para ubicar otros productos Galaxy que se hayan perdido. La forma en la que funciona es sencilla: si olvidas las llaves en una cafetería, pero, poco después, una persona con un smartphone Galaxy pasa cerca, la etiqueta se comunicará con dicho móvil, que enviará una señal al servidor de Samsung notificando que ha encontrado la etiqueta, así como su ubicación. El proceso, en todo momento, es anónimo. El propietario del dispositivo Galaxy que actúa como intermediario en ningún momento tiene constancia de que su móvil está enviando la información a un servidor de Samsung. Tampoco puede obtener detalles sobre el propietario del objeto perdido.

¿Podré recuperar siempre el objeto que haya perdido?

Lo descrito, por el momento, es bastante positivo. Pero quienes piensen que este producto es la solución perfecta ante cualquier situación adversa, deben rebajar sus expectativas.

Uno de los casos que Samsung propone en los materiales promocionales es poner la Galaxy SmartTag en el interior de una maleta. De esta forma, si la perdemos, podremos saber qué ha sido de ella. Sin embargo, si analizamos detenidamente la situación, la utilidad que puede tener esta etiqueta en el interior de una maleta es bastante limitada.

Imaginemos que, al llegar al aeropuerto de destino, la maleta no aparece porque se ha quedado en el aeropuerto de origen o, por el contrario, se subió a un avión con un destino diferente. Para llegar a saber en qué lugar, tienen que suceder dos cosas:

• Que una persona con un dispositivo Galaxy pase cerca de la maleta.
• Que esa persona, además, haya instalado y configurado apropiadamente la aplicación SmartThings Find en su móvil.

El número de personas que compran dispositivos Galaxy es bastante alto, por lo tanto, podríamos decir que existe una probabilidad razonable de que alguno de ellos pase a menos de 120 metros de la SmartTag en algún momento. Sin embargo, SmartThings Find es una aplicación reciente (muchas personas ni siquiera la conocerán aún) y, además, no está activa por defecto. El usuario tiene que instalarla, configurarla y aceptar ser partícipe del sistema de localización offline. La probabilidad de que todo esto ocurra es, a día de hoy, bastante baja. Por lo que, en situaciones como la descrita, el sistema offline pierde bastante eficacia.

¿Es mejor una Galaxy SmartTag o un llavero de Tile?

Resulta inevitable comparar la Galaxy SmartTag con los productos de Tile, que llevan años en este mercado. El principal punto de diferenciación del producto de Samsung es, como decía, el amplio ecosistema de productos Galaxy que pueden actuar como intermediarios para llegar a ubicar la etiqueta en caso de pérdida. Es algo que Tile, aunque lleva años intentándolo, no puede ofrecer. Su escala es mucho menor.

Sin embargo, como también he descrito anteriormente, la probabilidad de que una persona con un dispositivo Galaxy y la aplicación SmartThings Find correctamente configurada pase cerca de la SmartTag es bastante reducida en estos momentos. Con el tiempo, quizá cambie. Pero, ahora mismo, la lista de condicionantes hace que el sistema de localización offline no sea todo lo efectivo que quizá esperábamos.

Dejando ese aspecto al margen, las diferencias entre la Galaxy SmartTag y los productos de Tile son prácticamente nulas. Pueden emitir sonidos, se conectan mediante Bluetooth LE, la app registra un histórico de ubicaciones que permite dar marcha atrás en el tiempo y, si presionamos el botón de la etiqueta, ambas hacen sonar el móvil.

Sin embargo, el llavero equivalente de Tile cuesta 20 euros en Amazon, mientras que la propuesta de Samsung asciende hasta 40 euros. El de Tile, además, es multiplataforma, por lo que, si en cambiamos de smartphone o incluso de sistema operativo, podremos seguir utilizándolo sin problemas. La SmartTag, en cambio, está limitada al ecosistema de Samsung.

Se podría decir, por lo tanto, que la Galaxy SmartTag es un producto útil que, en más de una ocasión, puede ayudarnos a no perder la cabeza. Sin embargo, su elevado precio, sumado a la ineficacia del sistema de rastreo offline –que debería ser el principal punto diferencial respecto a Tile–, hará que lo tenga más difícil para destacar ante los ojos de los consumidores.

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