Por fin conocemos el origen de las manchas púrpura de la Alhambra


Durante más de un siglo, unas extrañas manchas azules en las decoraciones de la Alhambra habien desconcertado a los expertos. Ahora, gracias a las nuevas herramientas de microscopía, dos investigadoras de la Universidad de Granada (UGR) resolvió el misterio. Como tantas veces, puede decirse que la respuesta correcta era la más simple.


El misterio del azul persistente.
Durante los más de siete siglos que han pasado desde el inicio de la construcción del conjunto palaciego granadino, éste ha visto muchos cambios. Los más importantes, como mejoras, ampliaciones y restauraciones, no quitan de la existencia de otros pequeños cambios que no se generaron de la mano del hombre.

Uno de estos cambios fue la aparición de una serie de manchas moradas en algunas zonas decoradas del conjunto. Las manchas azules se revelaron tras una obra realizada en el siglo XIX, en el que algunos de los relieves dorados se enyesaron con el fin de coverr el deterioro de la decoración original.

Descifrando el enigma.
Las primeras investigaciones apuntaban a que este color era producido por pequeñas nanoesferas de oro de un tamaño aproximado de 70 nanómetros. Pero aún quedó una incógnita por resolver: ¿cómo era posible?

Un artículo en la revista Avances de la ciencia explicar el fenómeno de la transmutación aparente. Los autores de la pieza recurrieron a un microscopio electrónico para resolver el misterio. A través de estas herramientas consiguieron analizar las nano-esferas de las que estaba compuesto este pigmento y determinar cómo se había formado.

Oro no parece.
El oro es químicamente inerte, el menos reactivo de los metales, pero existen procesos químicos que sí pueden alterarlo y disolverlo. «Desde la Edad Media se sabe que el oro puede dissolver en agua regia (una mezcla de ácido nitrico concentrado y acido clorhídrico concentrado), que se empleaba para crear el pigmento Púrpura de Cassio» señalaban las Carolina Cardell e Isabel Guerra, autoras del estudio una nota de prensa.

El color azul se forma tras un proceso de oxidación-reducción en el que se disuelve agua regia y oro metálico para transformarlo en iones de oro que forman complejos de cloruro úrico que, al unirse con una solución de cloruro de estaño, crean nanopartículas de oro como las presentes en laAlhambra. Estas nanoesferas resultan del color azul.

Reacción natural.
Pero en la Alhambra nadie aplicó agua regia, sino que el proceso se dio de forma natural, como una interacción entre el estado sobre el que se había aplicado la capa de oro decorativa y las condiciones ambientales como una atmósfera rica en aerosoles marinos, concretamente en cloruro, tal y como señala Cardell.

Finalmente, las nano-esferas azules acabaron traspasando la capa de estaño, generando el contraste blanco-azulado que hoy se puede apreciar en las yeserías de la Alhambra situadas en el Patio de los Arrayanes y en el Patio de los Leones.

Más allá del arte.
Entender el proceso detrás de la formación, artificial o natural de la púrpura de Cassio ha abierto nuevas puertas al uso del material. Tal y como explica Maite Maguregui, profesora del Departamento de Química Analítica de la Universidad del País Vasco, que no ha participado en el estudio, este fenómeno puede tener diversas aplicaciones, “por ejemplo, afinar o modificar el sabor y el color de los materiales, Detecting nanoplastics en medioambiente mediate un cambio de color por su interacción con metallica nanopartículas, etc.”

La púrpura de Cassio, un nanomaterial ancestral.
El pigmento conocido como purple de Cassio puede clasificarse como un nanomaterial al estar compuesto por nanopartículas de oro. Esto no es tan raro tal y como señala Josefina Pérez Arantegui, profesora titular del departamento de Química Analítica en la Universidad de Zaragoza: «la humanidad ha empleado nanomateriales desde muy antiguo, producidos de forma natural o artificialmente».

Arantegui señala que un ejemplo muy temprano de ello es el vidrio rubí, material cuyo color también viene dado por la presencia de nanopartículas de oro en su interior, aunque el color que le confiere no es el azul sino el rojo.

Imagen | universidad de granada



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