Nunca nadie había estado tan loco como para buscar vida en las lunas de los planetas errantes. Tiene mas sentido del que parece


Los planetas errantes, o de vuelo libre (FFP por sus siglas en inglés) son planetas que no orbitan una estrella. Algunos pueden ser de gran tamaño, como Júpiter. Y, como pasa con Júpiter, los astrónomos consideran que cuenta con los ingredientes necesarios para albergar vida. Es sí, no en su superficie sino en sus lunas.

La marea y el calor. La receta para la vida es muy compleja, pero suele comensar con agua y una fuente de energía. Ahora un estudio ha constatado que (al menos en teoría) estas condiciones básicas pueden darse en los satélites de los planetas errantes, planetas sin una estrella a la que orbitar.

Tendemos a suponer que la energía necesaria para la vida, la energía que permite la existencia del agua en estado líquido y las interacciones químicas que dan lugar a la vida, provienen de una estrella. Este es el caso de la Tierra y puede serlo de muchos otros planetas que orbitan en la que llamamos “zona habitable” de un sistema solar.

Pero como sabemos por nuestro propio entorno, existe otra forma en la que la energía puede convertirse en el calor necesario para ver estas condiciones: las fuerzas de marea que la gravedad ejerce sobre la estructura de algunas lunas que orbitan sus planetas.

¿Qué es exactamente esta fuerza de marea? Debe su nombre a que es el fenómeno que, en la Tierra, causa las mareas. La interacción gravitacional entre los dos cuerpos no es igual a la longitud del cuerpo, pero es más fuerte en las áreas que están más cerca del otro cuerpo.

Esto, en la Tierra, hace que las masas de agua superficiales tiendan a deformarse y adquieran una forma más ovalada. Ante una mayor intensidad de la fuerza de gravedad, la fuerza de mareas puede deformar la misma roca, provocando fricción interna y, con ello, calor. Es por eso que algunas de las lunas de planetas como Júpiter y Saturno sean las grandes candidatas a alogar vida en nuestro sistema solar (fuera de nuestro planeta, obviamente).

Un modelo lunar. El nuevo estudio analizó la posibilidad de que un planeta errante y sus satélites generaran suficiente energía de esta manera para mantener agua líquida en la superficie de la luna. Los detalles sobre este trabajo, en el que los investigadores utilizaron modelos matemáticos para simular estas situaciones, fueron publicados en la revista Revista Internacional de Astrobiología.

Los investigadores sabían que las órbitas de los satélites muestran una tendencia a pasar las órbitas elípticas con el tiempo. Las órbitas generan menos fuerza de marea, por lo que el equipo estaba interesado en saber si era posible mantener órbitas elípticas durante los largos períodos que requerían la evolución de la vida en los satélites.

Y la respuesta era sí: «encontramos que las exolunas con radios orbitales pequeños no solo tenien la mayor probabilidad de supervivencia de la eyección de su sistema planetario, sino también de mantenedor [una órbita excéntrica] por un periodo más largo de tiempo”, señalaba en una nota de prensa Giulia Roccetti, coautora del estudio. “Así pueden producir calor de mareas de manera óptima.”

Los planetas errantes. Aún sabemos muy poco de los planetes errantes, una categoria de exoplanetas en la que sus miembros conocidos se cuentan por decences. El origen de estos planetas podría estar en sistemas solares convencionales de los que salen disparados por alguna carambola gravitatoria.

Se trata de objetos espaciales muy difíciles de detectar al encontrarse alejados de una fuente de luz. A pesar de ello poco poco vamos acumulando nuevos datos sobre estos vagabundos de nuestra galaxia.

Encontrar vida en los satélites de nuestro sistema solar es uno de los grandes proyectos que afacerán en la próxima década las agencias espaciales. Sabemos que la luna contiene agua líquida, energía térmica y una serie de elementos químicos esenciales para la vida, por lo que son nuestra gran esperanza en la búsqueda de vida en nuestro entorno. Encontrarla abriría un nuevo mundo de posibilidades dentro y fuera de nuestro sistema solar.

Una Xataka | Unos astrónomos creen haber averiguado por qué el «Planeta 9» nos tiene engañados: no parece un planeta, sino un agujero negro

Imagen | ESO



Fuente