Nos convertiremos en una «especie interplanetaria» y eso nos convertirá en extraños: la lengua que hablaremos cuando vivamos en el espacio

Una de las mayores polémicas de la lingüística contemporánea está en la pregunta de por qué, pese a estar separados por miles de kilómetros, turcos, japoneses, coreanos, siberianos y manchúes hablan lenguas tan parecidas. Aunque más de 250 millones de personas hablan estas lenguas altaicas (o transurasiáticas), su origen sigue siendo un enorme misterio.

Hoy, de hecho, la revista ‘Nature’ trae un estudio que combina lingüística histórica, ADN antiguo y arqueología para apuntar a un origen concreto: los agricultores de mijo del valle de Liao al noreste de China. Frente a la «hipótesis pastoral» según la cual la dispersión de estas lenguas fue protagonizada por los nómadas de las estepas en torno al 2000-1000 antes de cristo, estos investigadores creen que su origen es más antiguos (9.000 a.C.) y basados en la extensión de la agricultura.


Pero lo que me parece más interesante no es esto, es cómo han dado con esa teoría. Además de las cuestiones genéticas y los distintos modelos de propagación, los investigadores recurrieron al estudio del vocabulario común más básico que compartían esas lenguas. En ese léxico arcaico es donde se pueden ver la genealogía que sitúa su origen en pequeñas comunidades mijeras de las orillas del río Liao.

Los lenguajes de las estrellas

Esto me ha llevado a irme no al pasado de la lengua, sino al futuro. En las lenguas túrquicas y mongolas, todo el léxico relacionado con los caballos, las estepas y la organización social de ese entorno vino después. Y, de hecho, se incrustó tan dentro que los investigadores han sufrido para entender que no formaban parte de su núcleo original. Así pues, ¿qué pasará con nuestras lenguas cuando consigamos dar un paso más allá y nos extendamos por otros sistemas solares?

Se ha discutido mucho sobre si el aislamiento galáctico condenará a las distintas comunidades humanas a tener idiomas distintos (o incluso radicalmente distintos). De hecho, tenemos estudios académicos sobre el tema. En los grandes viajes estelares, «si estás en una (nave espacial) durante 10 generaciones, surgirán nuevos conceptos, nuevos problemas sociales y la gente creará formas de hablar sobre ellos», explicaba Andrew McKenzie de la Universidad de Kansas y uno de los mayores expertos sobre este tema. «Cuanto más te alejes, menos hablarás con la gente en casa»

En relación con lo que venía comentando, el vocabulario de esas lenguas se volvería específico solo para cada nave espacial (o grupos de naves) y, con el tiempo, los sonidos de las diferentes letras probablemente cambiarían. De la misma forma, la estructura de las palabras y las oraciones también podrían diferenciarse con claridad. No es nada raro, claro. La historia está llena de ejemplos de cómo las lenguas han cambiado rápidamente ante el aislamiento: el espacio no será especial.

Para tranquilidad de todos, ese futuro es aún muy lejano. No hay razones de peso para pensar que la colonización de Marte, por ejemplo, vaya a afectar a nuestra capacidad para comunicarnos entre nosotros. Ni siquiera los posibles asentamientos futuros alrededor del sistema solar tienen por qué tener este problema. Si todo se hace bien, claro.

Imagen | Space X


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Nos convertiremos en una «especie interplanetaria» y eso nos convertirá en extraños: la lengua que hablaremos cuando vivamos en el espacio

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Xataka

por
Javier Jiménez

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