Los neandertales tenían su propio restaurante en una cueva de Burgos. Y nos dice mucho sobre cómo se alimentaban


Quizás no se pareciesen demasiado a las nuestras, pero hace decenas de miles de años los neandertales ya tenían sus propias cantinas. Y una de los más interesantes está en la cueva Prado Vargas, en el norte de la provincia de Burgos, dentro de uno de los mayores sistemas kársticos de Europa. Allí los arqueólogos han descubierto miles y miles de huesos que les hablan sobre cómo se alimentaban sus moradores con la misma claridad que la mejor de las crónicas históricas. Gracias a su estudio han podido averiguar qué cazaban los neandertales en la región, qué partes de las presas se llevaban a su cueva hace 46.000 años y cómo las aprovechaban.

La conclusión es fascinante: hace milenios los neandertales ya disponían de un concurrido restaurante en tierras burgalesas donde devoraban a sus presas.

Un espacio privilegiado. El peculiar «mesón» neandertal se sitúa en un espacio no menos fascinante: la cueva de Prado Vargas, en la Merindad de Sotoscueva, al norte de la provincia de Burgos. La cavidad forma parte del Ojo Guareña, un monumento natural protegido con más de cien kilómetros de simas, cuevas y galerías que destaca como uno de los mayores sistemas kársticos de Europa.

Además de un entorno fascinante para los geólogos, Prado Vargas es una auténtica mina para los arqueólogos que estudian los neandertales. Literalmente. Desde que empezaron las excavaciones de forma sistemática, han recuperado más de 15.000 restos que permiten retrotraerse a hace 46.000 años. Son esos vestigios los que les han ayudado a hacerse una idea más precisa de qué uso se le daba a la gruta.

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¿Qué han encontrado? Básicamente, los restos de los banquetes que se daban sus habitantes hace decenas de miles de años. Gracias a los huesos recuperados en Prado Vargas los arqueólogos han llegado a la conclusión de que los neandertales se establecieron en la cueva hace 46.000 años, en primavera, verano y otoño.

Su presencia fue además más o menos estable. Los investigadores creen que los neandertales se acomodaron en la cueva de Ojo Guareña a lo largo de «decenas de generaciones», anota la Universidad de Burgos, cuyos investigadores publicaron en 2023 un artículo con sus hallazgos en Archaeological & Anthropological Sciences.

Un ecosistema diverso. Entre otras cuestiones, el estudio de los miles de huesos recuperados en la cueva ha permitido a los investigadores identificar qué animales convivían con los neandertales en Ojo Guareña. La lista es extensa: desde herbívoros como ciervos, gamos, caballos, rebecos, bisontes y cabras montesas a carnívoros de gran tamaño, incluidos lobos, leones, zorros y tejones. Junto a los huesos de la cueva han localizado también restos de jabalíes y osos cavernarios.

El gran comedor burgalés. Para el común de los mortales los huesos localizados en Prado Vargas son solo eso, fragmentos de animales cazados hace miles de años. Para los arqueólogos son sin embargo ventanas abiertas al pasado, tan ricas en información como la mejor de las pinturas rupestres. Con técnicas de tafonomía y zooarqueología, disciplinas que se dedican a desentrañar la historia de los huesos, los expertos han concluido que, tras las cazas, los neandertales se llevaban a la cueva las partes de sus presas que más les interesaban.

No solo eso. Las marcas de cortes y mordeduras les ha revelado que cuando los neandertales terminaban sus festines y abandonaban la cueva se colaban en ella lobos, zorros y osos para aprovechar los restos. «Este trabajo ha demostrado que la competencia entre neandertales y otros carnívoros en Prado Vargas fue más bien escasa, ya que el acceso de los carnívoros a la cavidad se producía en los momentos en los cuales la cueva no estaba ocupada por humanos», precisan desde la UB.

Los neandertales tenían un desarrollo técnico comparable al de los primeros humanos. La nueva prueba: el pegamento

Menús ricos en carne… y tuétano. Los arqueólogos han conseguido también responder una de las preguntas más inquietantes sobre el «restaurante» de Prado Vargas: ¿Qué había en su ‘menú’? ¿De qué se alimentaban sus moradores?

Tras concluir que los neandertales fueron los primeros en acumular restos de animales en Prado Vargas, los investigadores deslizan otro dato curioso: sobre todo cazaban ejemplares adultos de ciervos, cabras montesas, rebecos, caballos y en menor medida bisontes y jabalíes. A la cueva se llevaban las partes que más les interesaban, las extremidades, valiosas por su aporte nutricional, abundancia de carne y la posibilidad de aprovechar el tuétano oculto en los huesos.

Los expertos subrayan que los moradores de Prado Vargas solían aprovechar la médula, un recurso en el que descubrieron una fuente accesible de grasas. Si los científicos han logrado toda esa información es de nuevo gracias a los vestigios de huesos desenterrados, entre los que abundan los fémures, las tibias, radios y metápodos, en los que identificaron además señales de cortes y golpes.

¿Han averiguado algo más? Sí. El artículo publicado en Archaeological and Anthropological Sciences, encabezado por el investigador Héctor de la Fuente, de la Universidad de Burgos, indica que los neandertales aprovechaban de forma «sistemática» todos los restos animales que se llevaban a la cueva. 

Eso pasa tanto por sacar partido de su carne y tuétano, pero también de las pieles y los tendones para elaborar cuerdas y prendas o los propios fragmentos óseos, que les servían de útiles con los que perfeccionar sus herramientas de piedra. Nada se perdía. Los investigadores localizaron además «una gran cantidad de fragmentos» quemados, lo que en su opinión muestra que los neandertales llegaron a controlar el fuego o incluso que utilizaban los huesos para alimentar sus hogueras.

Imágenes | Universidad de Burgos y Allan Henderson (Flickr)

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