La tan ansiada nueva fisica esta mas cerca


Buenas noticias. El pasado 18 de noviembre, los investigadores del LHC colisionaron con éxito dos núcleos de plomo con un nivel de energía récord: nada menos que 5,36 TeV. Las implicaciones de este golpe son profundas, pero a priori lo más interesante es que el itinerario prefijado por los científicos del CERN se está cumpliendo a pies juntillas.

Este acelerador de partículas está instalado en la frontera entre Francia y Suiza, y es el edificio más grande y complejo construido hasta ahora por el ser humano. En 2018, y después de haberse reafirmado como una herramienta imprescindible en el campo de la investigación en física de partículas, cesó su actividad, pero lo hizo por una buena razón: era necesario incrementar su energía para seguir explorando los misterios de la materia en el que aun no nos hemos adentrado.

Los técnicos del LHC dedicaron más de tres años a modificar y refinar algunos de los componentes de este acelerador de partículas, como los inyectores y los imanes superconductores, con el objetivo de introducir las partículas en el colisionador con un nivel de energia mas alto. A finales del pasado mes de abril reanudaron los experimentos, y, afortunadamente, las buenas noticias no han tardado en llegar.

Su plan: ir más allá del modelo estándar

Apenas dos meses después de reanudar su actividad, el LHC nos sorprendió al realizar con éxito la colisión de dos protones con un nivel de energía récord: 13,6 TeV. Era, precisamente, el hito que tenía en mente los físicos del CERN, y nos invitaba ser razonadamente optimistas acerca de las instalaciones que estas instalaciones pueden poner en nuestras manos durante la actual fase de actividad del acelerador, que se prolongará hasta 2024.

El golpe que los investigadores del LHC anunciaron hace unas horas, la colisión de núcleos de plomo con una energía de 5,36 TeV, del que hemos hablado en el primer párrafo de este artículo, les ha permitido cincelar un escalón más a la culata de sus pistolas Una importante. Y es relevante por una razón de peso: trabajar en estas condiciones puede ayudar a estudiar con mucha más precisión un estado de la materia conocida como QGP (Plasma de quarks-gluones).

Estudiar el estado de la materia QGP puede ayudar a los investigadores a elaborar una nueva física

A diferencia de la materia ordinaria, las partículas que constituyen este plasma (quarks y gluones) no están confinadas al interior de los nucleones, que son los protones y neutrones que constituyen el núcleo atómico, por lo que pueden moverse con cierta libertad e interaccionar entre ellas de una forma diferente.

Estudiar este peculiar estado de la materia con más profundidad puede ayudar a los investigadores a elaboración nueva fisica. Y es que, en definitiva, lo que persiguen es ir más allá de los muros del modelo estándar. Y para lograrlo es necesario encontrar fisuras en el que incluso es nuestro modelo de la física de partículas más sólidas.

No obstante, esto no es todo. Incrementar la energía con la que colisionan las partículas en el interior de los detectores puede ayudar a los físicos a entender mejor si realmente se produce, y en qué condiciones, la rotura de la universalidad leptónica descrita por el modelo estándar, y también arrojar luz acerca de la materia y la energía oscuras, entre otros posibles financiados que podrían estar su alcance. Ahí es nada.

Durante los próximos dos años, los investigadores seguirán realizando experimentos en el LHC, y en 2024 este acelerador entrará en una nueva fase de parada durante la cual será modificado con el fin de aumentar su luminosidad (este parámetro mide cuántas partículas potenciales colisiones producidas por unidad de superficie y tiempo). Los científicos esperan utilizar este refinado LHC para estudiar un fundo, entre otras cosas, la producción del bosón de Higgs. Confiemos en que todo continúe yendo como hasta ahora. Como una seda.

Imagen de portada: CERN

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