Hay tantos barcos que tienen su propia flota de yates (y helicópteros y submarinos)


Hay grandes yates. Y hay mucha gente que tiene su propia flota de vehículos, incluidos helicópteros y submarinos incluidos. El niño ofrece un buen ejemplo. Con 67,1 metros de ceniza, 11,2 metros de manga y un desnivel de 4 m, la marina llamaba la atención de cualquiera que quisiera atravesar un portón. Porque dentro tampoco día indiferente. Además de los interiores que los pequeños tienen para ofrecer a hoteles de la más alta categoría, en una acogedora cabaña, motores de agua, un submarino para cuatro personas y una flotilla de lanchas y pequeños yates.

Quizas los más curiosos no tienen su embargo ni todos sus «juguetes» expuestos. Lo más sorprendente es que, como explica Fraser Yachts, el niño estaba pensando en actuar como una «caja de apoyo». Desir, además de ser un buque de la armada con su propia flota de barricadas, su tarifa consiste en dar servicio a otro balde, mayor y más exclusivo. En su caso suele asociarse al Lurssen ACE, de 87 metros e interiores que, en su caso, pertenecen a los distritos de Ritz-Carlton.

En resumen, un despliegue de luz marítima único alcance de los magnates.

¿Qué son los yates sombra?

Aunque el Garçon bien puede pasar por un yate de lujuria pensado exclusivamente para su disfrute sobre los mares, su papel es el de prestar apoyo a otros megayates. En este caso, el Lurssen ACE. Básicamente los barcos de apoyo, o yates de sombra, consiste en naves diseñadas para el transporte de trabajadores y equipos hasta el taller donde se presta el servicio. Además, la propiedad de Garçon cuenta con una pequeña flota de flotas —propiedad del juego de dardos— de carriles, motores de agua, hubs auxiliares, e incluyendo un helicóptero y un submarino, «juguetes» para el hub principal.

De hecho, los yates de sombra actúan como almacén y se está beneficiando de su tamarindo y calador minor, lo que facilita acercarse a la costa por ejemplo. El Garçon no es el único que juega este papel, pero desde el punto de vista de la atención a sus dimensiones y capacidad. Otro buen ejemplo es el Hodor, un catamarán creado para dar apoyo al Lonian superior, de 87 metros.

Hodor es propiedad de un centro de baldes propio, equipado con cámara de descompresión, helipuerto, carriles y garaje para custodia de quads. Todo pensado para que los pasajeros del Lonian puedan disfrutar del viaje sin perder metros de sueño en su propio espacio, en el que, entre otras cosas, hay un espacio para el océano en el que muchas veces es incompatible con el ayudante que tiene su yate de sombra. Como la definición de Boat International en julio, en modo abreviado, el Hodor puede considerarse «el caja de juguetes flotante más grande del mundo».

El caso de Garçon llama la atención porque, además de su papel como soporte navi, también está pensado para poder disfrutar de forma independiente. Quizas no con la comodidad que ofrece el Lurssen ACE, sino desde lo más alto con los mejores logros que puedes encontrar en muchos otros yates. Además de espacio para acomodar un helicóptero Bell 365, un total de 13 acompañantes para el viaje. Dentro diez, entre otros logros, salones, gimnasio y cocina.

Si puedes preguntar quién puede permitirse cosas como Garçon u Hodor, la respuesta es clara: multimillonarios con una generosa cantidad de ceros en su cuenta corriente. Hace apenas unos días Garçon se percató de que el Gobernador de Antigua investigaba su paradero con el oligarca ruso Roman Abramovich, quien dijo que Forbes tenía una fortuna de 8.300 millones de dólares y era dueño de la segunda más grande del mundo, Eclipse.

¿Cuánto costaba tener un barco como Garçon? Haga que un experto en superiores le explique un Tiempos financieros que el dinero puede tener un uso totalmente independiente, sin prestar ningún servicio a nadie más; pero «hay mucho más en estos días es este tipo de apoyo que básicamente siguiendo el gran yate y muchos juegos, trillizos y otras cosas”.

Su precio final es de 24 millones de euros. Es dinero, claro, aunque sea en una caldera y se compara con las cajas de 400 millones de dólares que acogió Abramovich en el Eclipse en 2010.

Imágenes | Lurssen



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