GM obligará a pagar una suscripción en algunos modelos. Otra evidencia de que el coche como servicio llego para quedarse


El sector de la automoción se está transformando a una velocidad increíble. La apuesta por la electrificación y los sistemas de asistencia a la conducción parece clara. No obstante, la estrategia global de los fabricantes va mucho más allá, e involucra profundos cambios en su modelo de negocio. Estamos en un punto donde el ‘hardware’ de los coches empieza a perder relevancia y el software, casi al mismo ritmo, va adquiriéndola.

Como parte de esta nueva estrategia, algunos fabricantes nos invitan a pagar una cuota mensual para acceder a servicios que prometen mejorar nuestra experiencia de manejo en general. Tesla, por ejemplo, ofrece suscripciones opcionales para sus paquetes de conectividad y «conducción autónoma total». General Motors, en un movimiento que ha causado sorpresa, acaba de hacer obligatoria la suscripción a OnStar en algunos modelos de sus marcas en Estados Unidos.

Las suscripciones, cada vez más presentes en los coches

Según recoge The Drive, los clientes que comprenden cualquier modelo nuevo de Buick, GMC y el Escalade de Cadillac deben pagar aproximadamente 1.500 dólares más por una suscripción de tres años a OnStar, el servicio de General Motors que brinda funciones de navegación mejoradas, diagnóstico de fallos remotos, asistencia ante accidentes y, entre otras cosas, permite utilizar el teléfono como llave y el asistente virtual de Amazon, Alexa.

De esta forma, se descarta el precio base del vehiculo porque la suscripción se incluirá dentro de la configuración estándar “para aportar más valor al cliente y una experiencia más fluida”, aunque estará deshabilitada por defecto. Los clientes deben habilitarla, y quienes no lo hagan habrán pagado igualmente. El resto de marcas de la compañía, de momento, seguirán ofreciendo OnStar como una opción cuyo precio es de 49,99 dólares al mes en Estados Unidos.

Según CNN, la presidenta ejecutiva de GM ha dicho que espera que los servicios de suscripción se conviertan en un gran impulsor de ingresos para la empresa en el futuro. En este sentido ha adelantado que también ofrecerán a otras marcas del grupo abonos para asistencia en la conducción a través de Super Cruise, pero esto solo podría verse como parte de la estrategia de mediano y largo plazo de GM.

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Ahora bien, el movimiento del fabricante estadounidense es tan solo otro reflejo de hacia la dirección a la que apuntan muchos actores de esta industria. El Grupo Stellantis calcula que en los próximos años, hasta 2030, podrán facturar 20.000 millones de dólares cobrando por actualizaciones de software y ofreciendo servicios de suscripción. Para cementar estos planos, invertirá más de 30.000 millones de euros hasta 2025.

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Toyota, otro gigante automotriz, planea cobrar por arrancar el automóvil de forma remota en algunos países. O el caso de BMW, que está haciendo lo propio al ofrecer una suscripción para habilitar la calefacción de los asientos en Corea. Queda por ver cómo irán desplegándose estas opciones a lo largo del mundo y, más interesante aún, cuál será la respuesta de los consumidores. Algunos no han perdido el tiempo y ya han comenzado a buscar la forma de hackear sus coches para no pagar más.

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