En la carrera por conseguir una alternativa al coche eléctrico, ya se prueban motores con amoníaco. Sin abeja pinta


Motores con gasolina. Motores con diésel. Motores con gas (licuado, comprimido y licuado de petróleo). Motores con biocombustibles. Motores con hidrógeno. Motores con etanol. Motores con metanol. Motores con combustibles sintéticos. Motores con amoníaco. Motorizado. A definido, motores con «cosas». Con muchas, e inesperadas, «cosas».

Las alternativas al uso de energía eléctrica no faltan y no dejan de desarrollarse pruebas que se venden como «la gran salvación de los motores de combustión». El ultimo combustible en aparecer: el amoniaco. Un combustible que ya se utiliza en barcos pero cuya implementación en la movilidad terrestre parece muy complicada.

Oye quien esta interesado

Sí, hay quién está haciendo pruebas en camiones y asegura que funciona. La empresa Amogy ha presentado el primer camión modificado para ser utilizado con amoníaco. Asegura que al llenar sus depósitos de amoníaco, su camión tiene una capacidad para amasar energía eléctrica por valor de 900 kWh. Desarrolla 300 kW (402 CV) de potencia. Aunque no hay datos oficiales, es la misma capacidad eléctrica de un Tesla Semi.

Hablamos de energía eléctrica porque, en este camión, el amoníaco tiene que pasar por dos fases. Un primer lugar, este combustible tiene que ser convertido a hidrógeno dentro del propio camión que, posteriormente, se utiliza con la tecnología de la pila de combustible para conseguir electricidad y que sus motores empleen ésta para impulsar al vehículo.

Un proceso complicado pero que Amogy anuncia como una alternativa al transporte pesado movido por diesel. Lo que no especifica Amogy es la eficiencia del sistema ni el volumen de emisiones producidas durante el proceso, una pregunta clave a la hora de presentar el amoniaco como una alternativa seria y real a la electricidad.

Por qué el amoníaco

La confianza en el amoniaco viene sustentada, por sus defensores, por su alto valor energético y las facilitas para su transporte. Es posible moverlo en estado líquido y, evidentemente, los costes de este transporte son mucho menores que los del hidrógeno, una de las principales ventajas de este combustible.

Esta es la razón principal por la que el amoníaco se vende como una alternativa interesante. El problema es que durante el proceso de producción de amoníaco se genera una cantidad considerable de CO2. Al igual que sucede con el hidrógeno, empresas como Yara en Australia están investigando para obtener amoníaco verde, sus emisiones de carbono.

El problema es que el amoníaco también genera emisiones de óxido nitroso (NOx). Partículas muy dañinas para la salud de los seres humanos y contra las que la Unión Europea está luchando activamente. Pero, además, al usar amoniaco como combustible también se puede expulsar óxido nitroso (N2O), un gas cuyo efecto invernadero es 283 veces más dañino que el CO2.

Y, además, hay que tener cuenta que el amoníaco es altamente corrosivo a la piel, ojos y pulmones, incluso, en concentraciones bajas en el aire, por lo que una fuga o un accidente en su transfera puede ser realente peligroso.

Ver empujar para su uso en barcos

Así como se ha plantado hidrógeno para el transporte pesado terrestre, con grandes postes de suministro de hidrógeno para reducir los costes y riesgos del transporte de este gas, también se ha plantado el amoníaco como una interesante alternativa al transporte marítimo.

No es la primera vez que tenemos noticias de un barco movido por amoníaco. En estos casos, se plantan mejorar el uso de este combustible para garantizar que no se expulsa óxido de nitrógeno (esto solo pasa en una ventana concreta de presión y temperatura) y los barcos son transportados que equipa sistemas para reducir su hella en mimisones de óxido de nitrógeno (NOx).

Su uso en el transporte terrestre parece mucho más complicado. Como decíamos, es un gas muy peligroso para el ser humano y me gustaría estudiar cómo hacer posible su manipulación en los depósitos de los vehículos de forma segura. Incluso se ha pensado un motor para quemar directamente este gas, pero las complicitas del desarrollo del motor es alta y muy costosa.

Sin olvidar que presentaría los mismos problemas que ya presenta el uso de combustibles sinteticos. La obligación de la UE de ser neutral en emisiones hace peligrar muy seriente su desarrollo y el combustible tenería que convencer a las marcas que tienen que producir y desarrollar estos propulsores. fabricantes que ya están pasando al eléctrico.

Foto | Amogía



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