El próximo gran reto del «delivery» son los robots autónomos. Y empezó a intentarlo en Zaragoza


Los robots autónomos de reparto llegan a Zaragoza. El pasado 25 de julio, mi compañero Javier Lacort se hizo eco de esta información. La empresa Goggo Network ha iniciado una ONU proyecto piloto dividido en cuatro fases para operar en la capital aragonesa. Esta empresa está especializada en la gestión y flotas de vehículos autónomos. No son fabricantes, pero sí validan su seguridad.


En un momento privilegiado, los dos dispositivos de la Red Goggo operarán en una sola calle, donde se moverán entre el tráfico peatonal. A continuación, aumentarán su número a 10 unidades autónomas, que se distribuirán por los barrios de Independencia, plaza de los Sitios y León XIII de Zaragoza.

Si todo marcha según lo previsto, en las semanas posteriores se incrementará el número de unidades disponibles a 20 robots autónomos. Y, cuando la fase de prueba finalice, el objetivo es tener a 80 unidades completamente autónomas recorriendo las calles de la ciudad.

Además del proyecto de Zaragoza, Goggo Network también presentó un plan similar en Madrid, pero, de momento, no hay noticias del Ayuntamiento, que debería dar el visado bueno para comenzar su funcionamiento, aunque el Ayuntamiento se ha mostrado favorable. en este momento.

Tras asaltarnos algunas dudas sobre este tipo de repartos, nos hemos puesto en contacto con Goggo Network y Flipdish, empresa asociada como plataforma soporte a la gestion digital de los pedidos. ¿Son viables este tipo de entregas? ¿Qué ventajas tienen frente a un jinete tradicional?

Robots autónomos en las calles

Hasta ahora, Goggo Network ha presentado propuestas de robots autónomos para la calle. La primera de ellas fue finales a de 2021. Entonces, junto a Glovo, se anunció que la empresa de reparto utilizaría un vehículo de gran tamaño a modo de foodtruck rotante y autónomo.

La idea es que este robot pueda ir de commerce en commerce llenando su despensa y, por el camino, actuar como una especie de máquina expendedora para la preparación de alimentos. El peatón se acerca al robot, en una pantalla comprueba qué ofrece en su interior y tras pagar con tarjeta obtiene el producto deesado.

Pero lo que se ha puesto en marcha en Zaragoza nada tiene que ver con este sistema. Los robots autónomos aragoneses serán mucho más pequeños «del tamaño de un carrito de bebé» en palabras de Goggo Network, y servirán para repartir todo tipo de productos, no necesariamente comida.

Los vehículos circularán a una media de 5 km/h pero pueden alcanzar velocidades superiores, pesan unos 45 kg y están equipados con todos los sistemas necesarios para superar obstáculos (LiDAR, cámaras, sensores ultrasónicos, receptores GNSS) y algoritmos para aplicar inteligencia artificial a sus caminos y aprender de ellos, con objetivo de ser cada vez más eficientes.

Los robots también tendrán un espacio cerrado que se abrirá mediante un código proporcionado al cliente, lo que garantiza la seguridad durante la entrega. Además, pueden ser controlados a distancia por si surgiera cualquier tipo de imprevisto que requiera de intervención humana.

De hecho, desde la Red Goggo confirmamos que este tipo de dispositivos pueden funcionar de forma totalmente autónoma, pero también teleconductores en remoto por un empleado o en una fórmula mixta en la que un ser humano sólo interviene si el vehículo se encuentra con un obstáculo insalvable.

Un peatón más

Uno de los objetivos de la Red Goggo es que este tipo de vehículos puedan transformarse en un agente de tráfico, un dispositivo híbrido que puede actuar como vehículo autónomo o peatón, según la situación que más interese en cada momento. De hecho, nos confirman que mantenien conversaciones con la DGT para que, en un futuro, puedan utilizar los carriles bici, entre otras vías.

Antes, eso si, necesita hacer un intenso mapeado de las calles, para poder obtener todos los datos posibles y conocer al milímetro el entorno por el que se moverán. Con sus sensores y GPS de posicionamiento, es un sistema similar al que utiliza Bird para frenar sus patines cuando va en círculos por el pavimento.

De momento, el funcionamiento de estos robots autónomos se limita a las zonas peatonales, pero surge otro problema: los propios peatones. El radio de acción de estos robots es de 1,5 kilómetros y, en una zona peatonal, eso puede convertir en cientos de obstáculos potenciales que se mueven de forma imprevisible y que, sin duda, pueden retrasar su avance.

Goggo Network no encuentra aquí un problema y asegura que, pese a estos posibles obstáculos, el tiempo de entrega en comparación a un riere «es muy similar. capaz de encontrar la ruta más rápida, eficiente y segura para realizar la entrega», recalcan.

Desde Flipdish, sí nos comentaron que esto puede llegar a ser un problema en zonas de especial congestión de viandantes, pero recalcaron que los robots «van por el bordillo junto a la calzada, donde menos molestan a los peatones», en palabras de Germán Ortiz , su jefe de ventas. De esta manera, el vehículo entrabajo menos peatones a su paso y tarrá que pararse menos veces.

Por tanto, que existe una buena convivencia Entre este tipo de aparatos y los peatones (y llegado el caso de otros vehículos como bicicletas o patinetes) es esencial y supone uno de los mayores desafíos para implantar la tecnología.

Algunas dudas por despejar

Pero estos dispositivos también vienen con un nuevo problema. ¿Qué sucede con los jinetes? Según ambas empresas, ambos servicios son complementarios y permiten que trabajen de la mano tanto riders como robots autónomos.

Flipdish señala que los restaurantes reservarán sus repartidores de las entrecanas más cercanas, quedando su trabajo para las rutas más largas y alejadas. «De momento, un rider pedaleando siempre va a tardar menos que el robot si la distancia es grande», nos señalaban. Además, seguirán siendo indispensables en aquellas entregas que se quieran recoger en pisos, pues estos vehículos autónomos no son capaces de subir escaleras.

Según Flipdish, es muy probable que se creen dos tipos de clientes: los que prefieren recibir la comida en la mano y los que no les importa bajar a la puerta si aseguran un pedido mejor conservado que en la mochila habitual. de los repartidores.

«Y no olvidemos que el trabajo con riders sigue siendo comprometido para algunas empresas que además, pueden encontrar en los robots un medio de transporte más barato y rápido. No me extraña que desde Goggo Network apunten a que tarden lo mismo, piensa que el trajetto es corto y el robot ya está esperando en el mismo restaurante, no tiene que llegar hasta él”, explica Ortiz.

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Presentación en Zaragoza del proyecto Goggo Network

¿Qué aliciente tengo para salir hasta el portal de casa en lugar de que me lo suba un rider? Según Goggo Network, la gran ventaja reside en la seguridad del compartimento en el que se mueve la comida (o cualquier otro producto) no ha sido abierto por el camino. Además, señalan que estos robots no forman parte de rutas con numerosas paradas, por lo que en todo momento se puede hacer un trastreo muy fideigno del pedido.

Evidentemente, donde más brillan este tipo de robots es en los ambientes controlados. En grandes superficies como fábricas, centros comerciales, ferias o aeropuertos que se han mapeado previamente, que cuentan con un menor número de personas a esquivar y donde tampoco existen diferentes pisos a los que acudir.

Habrá que esperar a los datos recogidos en Zaragoza para entender si este tipo de robots autónomos tienen sentido en nuestras ciudades. Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que este tipo de proyectos está levantando expectativa en otros lugares del mundo.

La empresa Ottonomy, especializada en vehículos de este tipo, acaba de conseguir una nueva ronda de financiación de 3,3 millones de dólares. Y empresas de «cocinas fantasma» también están probando suerte en los campus de algunas universidades estudiantes.



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