El peor escenario para el invierno se hace realidad


Un fantasma ha recorrido Europa durante el último medio año: el fantasma del colapso energético.

Desde que Rusia invadió Ucrania y las tensiones entre Occidente y Moscú alcanzaron un extremo sin precedentes en los últimos treinta años, la cuestión del gas se ha instalado en el centro de la política y de la realidad material de los europeos. Hoy el peor escenario imaginable se ha hecho realidad: corriente norte 1el gaseoducto que bombea el gas ruso hacia el continente, cierra su sitio indefinidamente.

Lo ha anuncio el Kremlin con un mensaje que no deja lugar a ningún tipo de interpretación: «No existen otras razones que puedan causar problemas con el bombeo [de gas]Las «razones», en palabras de Dimitri Peskov, portavoz del Gobierno, no son otras que las sanciones impuestas por la Unión Europea a la economía rusa desde hace un tiempo en esta parte. Duras sanciones que aspiraban a asfixiar la capacidad de resistencia de Rusia y que anhelaban despertar cierta inestabilidad interna al aislar al país de los bienes de consumo occidentales.

El cierre de Nord Stream 1 se hace efectivo desde esta misma tarde y se prolongará durante un tiempo indefinido. Hospital en el peor momento para la Unión Europea, muy dependiente del suministro ruso. Los precios de los futuros del gas subieron más de un 30% durante la tarde del viernes, cuando Gazprom, el gigante del gas controlado indirectamente por Moscú, introdujo un cierre temporal a una (supuesta) fuga. Para entonces, Nord Stream 1 ya operaba al 20%.

Tamaña reducción revistía menor importancia durante los meses estivales, cuando Europa depende menos del gas. Pero se antoja crucial de cara a un invierno convulso ahora que se ha confirmado de forma definitiva: las alternativas que la mayoría de los países europeos tienen a su alcance son técnicamente complejas o muy caras. En un contexto de inflación creciente, estancamiento económico y conflictividad social, el centro y este de Europa se perfilan como meses de mucho frío, poca calefacción y muchos cortes de energía.

La crisis afecta de forma tangencial a España, mucho menos dependiente de Rusia en su abastecimiento de gas (proviene mayoritariamente de Argelia). Pese a todo, el predecible aumento del precio del gas encarecerá la factura de la luz. El viernes el índice de referencia gasístico del continente cerraba a 214€. Hoy, tras el cierre durante todo el fin de semana de Nord Stream 1, ha abierto a 272€ y ha cerrado a 240€. Es de prever que mañana el número se dispare progresivamente.

Todo ello tras una semana, la pasada, en la que el precio pareció moderarse consonancia con el aumento de las reservas de todos los países europeos, ya por encima del 80%. Nada que pueda aplacar un anuncio tan potente como el confirmado hoy por Rusia, el escenario más teorizado (y más temido) desde la invasión de Ucrania el pasado mes de febrero. La reacción del Ibex 35 es muy ilustrativa: sólo la parálisis temporal de la oferta anunciada el viernes cayó por debajo de los 7.900 puntos. La confirmación no animará a ningún inversor.

Europa se enfrenta a este frío y frío invierno desde hace ocho décadas. Ahora es el momento de aplicar medidas extraordinarias en el apogeo de tiempos extraordinarios.



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