Cómo defienden los artistas digitales que los NFT van a cambiar el arte, la moda y los contenidos

Los 69 millones de Beeple son el mejor ejemplo de la fiebre que se está viviendo con los NFT. Un boom cuyas cifras son difíciles de justificar y muchos achacan a puro interés especulativo. Para intentar entender mejor este fenómeno basado en blockchain, hablamos con los directamente implicados en los NFTs: los artistas digitales.

En unos meses, los NFTs han trastocado el mundo del coleccionismo y del arte digital hasta tal punto que muchos de estos artistas ya no conciben su trabajo sin ellos. Así les ha afectado la llegada de los NFTs, qué ventajas les ven y cómo defienden que esta tecnología ha llegado para quedarse.


Los argumentos a favor de los NFTs

Una de las definiciones más concretas sobre el sentido de comprar obras mediante NFT nos la ofrece el proyecto Valuable de Cent, la plataforma que permite comprar tuits. Dice así:

«Poseer cualquier contenido digital puede ser una inversión financiera, tener un valor sentimental y crear una relación entre el coleccionista y el creador. Como un autógrafo en una tarjeta de béisbol, el NFT en sí mismo es el autógrafo del creador en el contenido, lo que lo hace escaso, único y valioso».

En primer lugar se apunta efectivamente a una motivación puramente financiera. Adicionalmente, se explica que estos NFTs pueden tener su propio valor sentimental, de manera equivalente al valor que muchos dan a mantener un cromo o un sello. Ni el papel ni las líneas de código tienen por qué tener un valor inherente relevante, pero sí se da importancia al valor generado en torno a ellos.

De manera equivalente a como un autógrafo aumenta el valor de un cromo, los NFTs son tokens «únicos y valiosos» asociados a obras de arte digitales.

Finalmente, Valuable apunta a que estos NFTs son una vía de crear una relación entre el coleccionista y el creador. Con los NFTs, los artistas digitales no solo dan acceso a su obra, también les envían un ticket, un autógrafo, un gesto añadido que puede aumentar el propio valor de la obra. De la misma manera que ciertos autógrafos han hecho incrementar el precio de ciertos objetos de manera notable.

Sarah Zucker

Sarah Zucker, artista de Los Ángeles conocida por su VHS Video Art y ser la primera en presentar imágenes .gif como arte en el Museo de Brooklyn, explica a Xataka su visión: «los NFT son una tecnología interesante, porque actúan como un contenedor que transforma una obra de arte digital en un «objeto virtual» que se puede recopilar. Esto permite la evolución del coleccionismo de arte en sí mismo, porque ahora el arte digital puede poseer las mismas cualidades que le dan valor a una obra de arte física – escasez y singularidad – al mismo tiempo que mantiene su cualidad única de accesibilidad visual infinita en su formato nativo».

En opinión de Zucker, los NFT no reemplazarán las obras de arte tradicionales, pero sí harán posible que un mercado se desarrolle en torno a una nueva generación de artistas. Es decir, en visión de la artista norteamericana, los NFTs son un catalizador del arte digital.

El optimismo de los artistas digitales respecto a los NFTs es máximo, principalmente porque muchos de ellos han visto como sus ganancias se han disparado. Balaji S. Srinivasan, ex-CTO de Coinbase, argumenta que los NFTs están en una fase inicial, pero que puede se una tecnología revolucionaria por ser «pseudoanónima, internacional, monetizable y permitir arte libre de censura». Unos argumentos que suelen esgrimirse cuando se habla de tecnologías basadas en blockchain y que aquí se repiten.


Andres Reisinger

Andrés Reisinger, premiado director de Reisinger Studio, diseñador 3D de interiorismo para marcas como Patricia Urquiola, Ikea o Nike, mantiene algunas de sus colecciones en marketplaces como SuperRare y NiftyGateway, donde vende arte digital y asocia sus correspondientes NFTs. El artista nos explica que en las últimas décadas el mundo cultural ha ido derivando hacia lo digital y que «los valores de corporeidad, temporalidad y tangibilidad han derivado en nuevos modos de creación: alegres, flexibles e ilimitados«.

En el caso de Reisinger, el artista vende sus muebles junto a NFTs. Con ellos, un comprador puede crear una galería digital y colocar su mueble dentro y también podría venderlo para obtener ganancias. Pero de manera adicional, el artista abre la puerta a enviar el mueble físico. El NFT en este caso es un respaldo digital adicional al simple hecho de tener el mueble. El comprador también adquiere los derechos de crear una galería con ese mueble o revender el diseño para que otros puedan fabricarlos.

«Uno de los principales beneficios de poseer un objeto coleccionable digital frente a un objeto coleccionable físico es que cada NFT contiene información distintiva que lo hace diferente de cualquier otro NFT y fácilmente verificable. Esto hace que la creación y circulación de artículos de colección falsos sea inútil, porque cada artículo se puede rastrear hasta el emisor original«, explica Reisinger.

Los NFTs permiten a los artistas digitales vender directamente sus creaciones sin pasar por plataformas de terceros, aunque en mucho casos siguen ligados.

La tecnología detrás de los NFT permiten seguir las transacciones de manera sencilla, como ocurre con las criptomonedas, pero no está exenta de problemas. Según explica Vice, recientemente varios usuarios han reportado que sus cuentas fueron hackeadas y perdieron sus NFTs valorados en miles de dólares.

Otro de los argumentos que nos expone Reisinger gira alrededor de la posesión de estos tokens: «son inmutables, lo que significa que los coleccionistas sí poseen sus NFT, no las empresas que los crean. Esto por ejemplo contrasta con comprar cosas como música en iTunes, donde los usuarios no poseen las canciones realmente, simplemente compran la licencia para escuchar la música».

En este aspecto, se está viendo como los NFTs deben mejorar su solidez o podrían acabar rompiéndose en el momento que los servidores de los marketplaces donde están algunos de estos tokens desaparezcan. Uno de los argumentos que utilizan los artistas digitales es que al estar basado en blockchain no dependen de terceros u otras plataformas, pero a la práctica muchos de estos tokens todavía están sujetos a la disponibilidad de los marketplaces donde se ofrecen.

Mejorando el control de los royalties

Los artistas digitales defienden los beneficios de poder vender directamente, sin necesidad de intermediarios como una casa de subastas o una galería. Pero hay un aspecto donde los NFTs suponen una importante ventaja: el control de los royalties.

Javier Arres

Javier Arrés, uno de los pioneros del criptoarte en España, ganador de la Bienal de Arte de Londres en 2019 y primer español en vender tuits a través de NFTs, nos explica cómo los NFTs han supuesto un gran salto para artistas como él.

Con más de 90 obras vendidas con NFTs, Arrés repasa que la venta de los dos tuits por 1.274 dólares fue una sorpresa, aunque la justifica en su visibilidad dentro del mundo del criptoarte. «Hace un año y unos meses se me acercaron de Makersplace diciendo que buscaban artistas digitales con cierto renombre y me orientaron en el mundo del criptoarte. Al poco tiempo hicimos la primera subasta y funcionó muy bien. Ahí es donde te ponen un valor. Desde entonces llevo muchas ventas», explica Arrés.

Para este artista que ganó la Bienal de Arte con tintas chinas sobre un papel de dos metros, el paso al arte digital y los NFT le ha permitido multiplicar por 10 sus ganancias anuales. «Yo ya me ganaba bien la vida, pero ha sido brutal. A estas alturas ya llevo más de 300.000 euros en ventas».

Criptoarte

En opinión de Arrés: «los royalties y los NFTs lo cambian todo». Al estar basado en blockchain, es muy fácil hacer una trazabilidad de las ventas. Esto permite programar y hacer de manera transparente las ventas progresivas. Un aspecto relevante ya que estos artistas pueden cobrar un porcentaje con cada venta posterior.

«Con los royalties cambia todo». Al estar basado en blockchain, con los NFTs es muy fácil hacer una trazabilidad de las ventas progresivas y el cobro de comisiones.

Estas regalías posteriormente no siempre se hacían de forma controlada, pero con la llegada de los NFTs se ha mejorado en transparencia, aseguran los distintos artistas. Un porcentaje de comisión que se puede programar en el momento de ofrecer el NFT y que se aplica sin ni siquiera tener la necesidad de conocer al tercer o cuarto comprador de la obra original.

El criptoarte sigue las reglas del arte tradicional

Los defensores del criptoarte argumentan que lo que pasa en el arte tradicional, también funciona con los NFTs. Con este razonamiento es donde justifican que es normal que se genere una especulación alrededor de determinadas obras.

Una parte importante de los compradores con NFTs son personas ligadas al mundo de las criptomonedas, que buscan «inflar el tema para que se hable y se genere mercado». Las «ballenas del Bitcoin», como los define Arrés.

«Generalmente creo que los coleccionistas tienen un buen criterio, aunque no siempre hay una correlación directa entre el trabajo de una obra y su precio, pero como en el arte», expone el artista. En esta disyuntiva nos apunta a la venta de pak, donde el Museo del Cripto Arte le compró ‘Red’, un simple pixel rojo. «Son cosas rápidas, pero alguien tenía que ser el primero en vender un píxel. Y ha sido él«, argumenta Arrés.

Pixel Rojo ‘Red’, un pixel rojo vendido por el equivalente a 7.154 dólares.

En un intento de justificar el precio de la obra de Beeple, Arrés explica que se trata de una obra monumental, con 15 años de trabajo detrás, y con una temática que encaja muy bien con estos tiempos: «quizás haya sido muy alta y que muchos querían que el NFT fuera noticia, pero te diré que la obra lo vale. Si te soy sincero, la obra de Beeple tiene muchísimo más trabajo detrás que las figuras de Jeff Koons. Eso también hay que valorarlo«.

«En el futuro, cualquier encargo de una ilustración o diseño profesional debería incluir el NFT».

Con los NFT se ha creado una herramienta para apoyar un trabajo. Lo que antes eran contratos puntuales o encargos, ahora se pueden asociar a un NFT para de alguna manera incorporar un reconocimiento adicional. «En el futuro, cualquier encargo de una ilustración o diseño profesional debería incluir el NFT», expone Arrés. El artista explica que en el pasado no los ofrecía, pero que si hubiera tenido acceso a ellos probablemente habría generado uno. Unos trabajos donde los compradores de aquel entonces no tienen nada con lo que «demostrar» que se trata de la obra original.

Mientras en el arte tradicional se pone el foco en el cuadro o en la propia obra, junto a su respectivo certificado, en el arte digital se han dirigido todas las miradas hacia la propia certificación del artista. Hacia un NFT que más allá de sus particularidades técnicas, al final es un activo totalmente basado en la confianza con el vendedor. Y esto puede tener sus respectivos problemas, desde que el vendedor no sea realmente el artista o alguien autorizado por este o que directamente el artista nos esté vendiendo un NFT como algo único pero posteriormente venda NFTs de la misma obra a otras personas sin nuestro permiso.

Los NFTs son una herramienta basada en la confianza con el vendedor y el artista original. Siendo esta relación un límite a su valor y pudiendo venirse abajo en caso de que el artista no sea quien dice ser o decida gestionar su obra de una manera no esperada.

«Ahora mismo todo parece una buena inversión»

Cuando se pregunta a los artistas sobre si todos los compradores de NFTs están relacionados con el mundo cripto, su respuesta es que no. Si bien varios de ellos reconocen la facilidad de vender una obra por 500 euros y luego revenderla por 5.000 euros al cabo de unos meses.

Alotta Money

Un mercado en ciernes donde «ahora mismo todo parece una buena inversión», expone Arrés. «Es difícil de definir, pero me sale un 50-50% entre los coleccionistas y los inversores». El artista madrileño recuerda un veterano americano que le compró varios cuadros digitales porque le gustaba su obra y como un hijo regaló a su padre un «coleccionable de la nueva era». «El factor coleccionista también es muy grande aquí», explica, apuntando que al ser algo nuevo, muchos usuarios están interesados en adquirir uno de estos tokens como algo valioso. Como si en el futuro fueran a tener un valor similar al de los cromos de las primeras ediciones de una colección.

Alotta Money, cripto artista francés con un gran número de obras que mezclan realidad virtual y humor subversivo, resume para Xataka la situación actual de los NFTs: «antes dibujábamos en la arena. Ahora podemos grabar nuestros trabajos en la cadena de bloques, firmarlos, crear escasez digital verificable, así como propiedad digital. Pero todavía somos hombres de las cavernas».

¿Aguantarán los NFTs el tirón inicial?

Reconocen que es un mercado en ciernes con cifras muy abultadas, pero pocos artistas digitales conciben ya la venta de contenido digital sin su correspondiente NFT.

El entusiasmo es generalizado entre todos los artistas consultados, aunque reconocen que todavía estamos en una etapa temprana. De manera equivalente a como las criptomonedas han generado toda una serie de desafíos propios, la implementación de los NFTs también abrirá múltiples vías.

«Creo que va a ser mucho más popular. Pensemos en la NBA y top shots. ¿Acaso no va a entrar La Liga o la Champions? Estas organizaciones están en búsqueda constante de nuevos modelos de negocio. O el mercado del lujo. O coleccionables para Fortnite o Pokémon. Incluso Amazon. Hay mucho movimiento y muchos van a querer entrar», concluye Arrés. Unos NFTs que están en boca de todos por las enormes cantidades de dinero que están generando y donde la reflexión general es que han llegado para quedarse.

Grimes ‘Enter the void’, cuadro digital de Claire Boucher, más conocida como Grimes, vendido como NFT.

No faltan tampoco voces críticas con estos tokens que opinan que se está generando una burbuja mantenida únicamente por el interés de los propios participantes en ver como sus activos siguen alcanzando valoraciones más altas. Un valor sustentado en la propia demanda que están generando.

Los artistas digitales consultados defienden los NFT por sus ventajas con los royalties y por ayudar a dar valor a sus creaciones, pero no queda claro que estos NFTs puedan sustentarse sin las plataformas de terceros que todavía son necesarias para mantener activos muchos de estos tokens.

El valor de los NFTs se sustentará en la demanda y confianza que logren generar estos artistas digitales.

Al adquirir un NFT no estamos comprando la propia obra, sino un certificado. Un «ticket» que nos ofrece el autor para asegurarnos que tenemos algo «único e indivisible», pero cuyo valor puede cambiar de la noche a la mañana en caso que se rompa esta confianza, sea porque el vendedor no es el autor original o porque el creador ha decidido cambiar los términos y hacer algún movimiento que disminuya la singularidad del token.

Habrá que esperar para ver qué ocurre con el tiempo y si estos NFT o certificados del artista son suficientes para sustentar el valor las obras y el nivel de precios alcanzado en las transacciones.

En Xataka | Unos compran un Picasso, otros un tuit: la fiebre de los NFTs y su potencial revolución del arte digital (Despeja la X #131)


La noticia

Cómo defienden los artistas digitales que los NFT van a cambiar el arte, la moda y los contenidos

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Xataka

por
Enrique Pérez

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