Búnker de lujo para que el apocalipsis sea más cómodo. Cuestan lo mismo que un piso en el centro de Madrid


En los Estados Unidos de finales de los 60, tener un búnker nuclear en el patio trasero de casa era lo más normal del mundo. Motivos para estar alarmados por un inminente ataque nuclear no faltaban: el bloque comunista en pie de guerra contra Estados Unidos, conflictos bélicos en oriente medio, democracias al borde del estallido social en medio continente americano. No como ahora.

En la actualidad, los preparacionistas millonarios de Silicon Valley ya se han construido discretamente sus mansiones con búnkeres privados en Nueva Zelanda, o están preparándose para una huida espacial. Pero, ¿qué alternativa tienen el resto de millonarios para mantenerse a salvo en caso de un eventual incidente apocalíptico? Survival Condo tiene algunas propuestas para hacerse con un búnker nuclear de lujo solo al alcance de unos pocos millonarios.

Survival Condo es una empresa de capital estadounidense fundada por Larry Hill que en 2010 compró un silo nuclear de la Guerra Fría en algún lugar de Kansas. En el vídeo de la televisión CGTN America se puede ver con detalle su interior.

Vestigios de la Guerra Fría convertidos en apartamentos de lujo

El empresario ha convertido el frío hueco vertical que antaño protegía los misiles balísticos Atlas F con cabezas nucleares, en un complejo bunkerizado de 15 plantas subterráneas formado por apartamentos privados de lujo para proteger a sus habitantes de los efectos devastadores de una de estas armas.

Al más puro estilo Fallout 76, el hermético complejo cuenta con todo lo necesario para proporcionar a sus habitantes la protección y el sustento necesario para sobrevivir al apocalipsis al menos durante cinco años, pero añadiendo un extra de comodidad. Que, al fin y al cabo, un millonario lo es incluso en medio de un invierno nuclear.

El complejo tiene capacidad para alojar a unas 75 personas, incluido el personal del recinto, distribuidas en apartamentos totalmente equipados y personalizados por el propietario. Su precio oscila:

  • 1,5 millones para los apartamentos más reducidos de 84 metros cuadrados, con capacidad para entre tres y cinco personas, con una o dos habitaciones, un baño, cocina y salón.
  • Tres millones de dólares para las suites de 170 metros cuadrados para entre 6 y 10 personas, con tres dormitorios, dos baños, cocina, comedor y salón.
  • La opción más lujosa está valorada en cuatro millones y medio de dólares para una superficie de 335 metros cuadrados totalmente personalizable.

El recinto cuenta con su propio servicio de seguridad a modo de ejército privado y es totalmente autosuficiente, integrando un sistema de filtrado de aire y agua, sistemas de cultivo hidropónico e incluso una piscifactoría privada.

Según publicó The Guardian mencionando a un informe de 1960 de la Fundación Nacional de Ciencias de EEUU, uno de los principales retos psicológicos a los que se enfrentan quienes deben permanecer durante mucho tiempo encerrados en un búnker (además de la evidente presión por la supervivencia), es el de no saber cuánto tiempo deben permanecer encerrados, provocando “dificultades de concentración, irritabilidad, depresión y trastornos de la personalidad”.

Para reducir ese impacto, los desarrolladores del complejo han creado espacios comunes que emulan la realidad cotidiana que cualquiera podría disfrutar en la superficie, como es una piscina y spa, un rocódromo, gimnasio, aula y biblioteca, cine, quirófano, así como un sistema de pantallas por todo el complejo que emulan ser ventanas con vistas a verdes praderas. Un futuro distópico solo al alcance del 1% de la población.

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Imagen | Pexels (Erik Mclean), Wikimedia Commons (Dietmar Rabich)



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