Así es Lance Henderson, el Gran Maestro de ajedrez más joven de la historia de España: «prefiero jugar en tablero que online»

Lance Henderson empezó a jugar al ajedrez a los nueve años, bastante tarde para los cánones actuales si uno quiere llegar a lo más alto en este deporte. No importó: a los 16 logró convertirse en el Gran Maestro de ajedrez más joven de la historia de España.

En Xataka hemos tenido la oportunidad de hablar con él de ajedrez, de máquinas que juegan a ajedrez, de cómo no tuvo móvil hasta los 14 (y cómo eso le ayudó en esa trayectoria) e incluso de SpaceX, una empresa que le apasiona. Esto es lo que nos ha contado.

Una carrera meteórica

Lance Henderson de la Fuente tenía 16 años y dos meses de edad cuando consiguió su tercera (PDF) y definitiva norma de Gran Maestro en la Liga Portuguesa de ajedrez. Ese hito le convirtió en el jugador español más joven en lograrlo en toda la historia, por delante incluso del célebre Paco Vallejo (30 del mundo actualmente con 2.710 puntos ELO), que lo consiguió también con 16 años pero con algunos meses más.

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Menos de 2.000 personas pueden presumir de haber conseguido el título de Gran Maestro Internacional de ajedrez (GM o GMI). Este joven marbellí lo consiguió además empezando relativamente tarde a jugar.

«Empecé a los nueve años, algo tarde especialmente si quieres dedicarte a ello; la mayoría de los jugadores de la élite empiezan a jugar aproximadamente a los seis años»

Señalaba, eso sí, que empezar algo más tarde «al final no afecta realmente demasiado, porque los años más importantes suelen estar entre los 15 y los 20. Ding Liren tenía menos ELO que yo a mi edad y mira dónde está». Lo miramos: es actualmente el tercer jugador del mundo con más puntuación ELO con 2.791 puntos, solo detrás de Magnus Carlsen (2.862) y Fabiano Caruana (2.823).

El comienzo fue también fortuito. «Antes no había jugado casi nunca», explica. «Sabía jugar pero no tenía mucha idea. Tocaba el piano y fui a un campamento de música en Cabra (Córdoba). Allí conocí a unos hermanos que eran campeones provinciales de allí». Jugó algunas partidas con ellos y le ganaron todas de forma clara.

Aquello le impulsó a mejorar en este juego. «Además, en cuanto jugué me gustó un montón y acabé pasándome casi todo el campamento jugando al ajedrez más que dedicado la música». Lance nos cuenta que «ni siquiera tenía tablero en casa», y que gracias a algunas personas entendió la magnitud del ajedrez:

«Este mundo es súper enorme. Cuando empiezas a jugar, te encuentras con alguien que juega muy bien y te explica el mundo de aperturas y finales te das cuenta de lo complejo que es»

Lance confesaba que una de las cosas que le permitieron mejorar tan rápido era que «soy muy competitivo. Cuando empiezo algo siempre me gusta o ser el mejor o al menos llegar a un nivel muy muy alto».

Con el ajedrez le ocurrió eso: «me gustaba mucho y desde el principio recuerdo que antes de los torneos quería crear incluso mi propia apertura»: Un tiempo después asumió que todas las aperturas «válidas» y eficientes están ya creadas, y si intentas crear alguna apertura, el nivel actual de los motores de ajedrez suele refutar esas ideas rápidamente.

Cómo se convierte uno en Gran Maestro: trabajo, trabajo y más trabajo

A pesar de que ha logrado ser el Gran Maestro Internacional más joven en la historia de España, nos contaba que «mi meta nunca fue llegar a eso». Quiso jugar contra grandes maestros y al hacerlo se dio cuenta de que una vez cometía un error ya era casi imposible repararlo, «y creí que nunca iba a estar a ese nivel».

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Aún así, explica, lo logró tras «un proceso muy largo y mucho trabajo», pero lo curioso es que «cuando lo conseguí casi no me di cuenta«, pero detrás había habido muchísimo tiempo invertido en aprender y entrenar «día tras día y año tras año».

Como Lance explicaba, «es muy fácil desmotivarse, y en cada torneo tenía que recordar mis metas. Lo que me ayudó fue jugar en torneos de mucho nivel«. Entre los más importantes en su trayectoria estaba el de Gibraltar, y como nos dice, su motivación para ese evento era especial. «Se notaba porque siempre lo hacía súper bien, como también en campeonatos de España de menores, donde quería demostrar que quería ser el mejor de mi edad».

De hecho, Lance nos contaba que mientras que se preparaba esos torneos y campeonatos de forma intensiva, no lo hacía en esa medida para otros eventos. «Si me hubiera esforzado en todos igual quizás podría haber conseguido llegar a ser Gran Maestro antes«. Esos torneos importantes eran con los que tenía una «motivación que me hacía estar todos los días cuatro o cinco horas entrenando»

¿Cómo entrena un Gran Maestro como él? Podría pensarse que en el momento en el que estamos los ordenadores y los motores de ajedrez habrían sido una gran ayuda, pero en realidad para Lance el método ha sido otro: «en ajedrez es importante tener una base muy sólida, y yo siempre estudiaba los jugadores clásicos y partidas clásicas. Leía muchos libros, mucho más que usar el ordenador«.

De hecho hablaba de un potencial problema del aprendizaje del ajedrez: «muchos niños estudian y memorizan aperturas, yo no tanto». Aquí destacaba cómo le gustaban especialmente las partidas de Fischer, un jugador que como él mismo decía «sacaba mucha diferencia a sus rivales» y que tenía un juego agresivo. «Me gustan más las partidas de los jugadores clásicos, no había tanta memorización de líneas y había más creatividad«.

En ese camino que le permitió ser Gran Maestro no parece que los estudios fueran en absoluto un problema. «Mi colegio hasta ahora ha sido permisivo, me dejan ir a los torneos y siempre intento mantener los estudios al día, llevando los deberes conmigo a los torneos«.

Es cierto que como nos confiesa entre pequeñas risas que «a veces no los hacía», pero su carrera académica se desarrolla sin problemas. «Como no voy tan mal en el colegio y se me dan bastante bien (al menos las asignaturas que me gustan), nunca ha habido problema».

No tener móvil tarde le ayudó en su trayectoria como ajedrecista

Ya en 2018 Leontxo García entrevistaba a Lance y revelaba algo curioso para un chico de su edad (14 años entonces): no tenía móvil. Nosotros quisimos preguntarle precisamente cómo había influido esa ausencia de móvil en su trayectoria.

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«Me dieron un teléfono muy tarde, a los 14 años, y creo que es mejor no tenerlo que tenerlo. Aunque es útil para hablar con amigos y familia, pero apenas utilizo las redes sociales. Yo solo tengo Whatsapp y llegué a crearme una cuenta en Twitter para seguir a gente interesante, pero vi que al final me enganchaba y acababa siguiendo a gente a la que no quería seguir. Te empiezan a importar cosas que no te importaban».

Aquí nos recordaba cómo le gustó el documental ‘El dilema de las redes sociales‘ que estrenaron en Netflix hace unos meses. «Decían cosas que yo ya sabía, pero era muy impactante. Esas empresas tienen mil programadores más inteligentes que tú y que van contra ti«. Es muy difícil luchar contra eso, explicaba.

De hecho, Lance nos señalaba que este «es un problema muy serio, y como la generación que está viniendo ahora usa mucho las redes sociales, intento limitar mi tiempo con ello». Tanto, de hecho, que básicamente «esconde» su móvil:

«Lo tengo en una estantería donde no lo puedo ver. Eso me ha ayudado un montón en el ajedrez. Cuando no lo tienes no lo echas de menos y si te lo quitan teniéndolo sí lo echas de menos, pero mirando hacia atrás estoy agradecido por ello».

¿No tenerlo no le impedía relacionarse con sus amigos y compañeros? Su respuesta era clara: «ir al colegio es suficiente socialización, está bien socializar, me encanta quedar con amigos, pero no es algo que sienta ‘qué mal que no me he enterado de eso que han comentado en el móvil'».

El ordenador de ajedrez perfecto no existe aún

Hace ya más de dos décadas que los ordenadores impusieron su superioridad en el mundo del ajedrez. Deep Blue marcó un punto de inflexión que no obstante tuvo menos consecuencias reales de las esperadas: no solo no se incrementó la popularidad del ajedrez: ahora las máquinas compiten entre sí y son además útiles herramientas de entrenamiento para jugadores de todo tipo de niveles.

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Fuente: M. Emelianova

Lance reconoce no obstante que no es uno de esos jugadores. «Al principio no usaba demasiado los ordenadores, tenía una tablet de mi madre con una aplicación malísima. Los módulos de ajedrez son como los humanos, hay mucha diferencia estre los mejores y los peores, pero me servía al principio».

Su progresión de hecho fue por un camino distinto, gracias en gran parte a quien se encargaría de desarrollar su forma de jugar: «tuve un entrenador llamado Ernesto Fernández, especialista en aperturas, así que tampoco tenía necesidad de entrenar en aperturas con ordenadores porque ya lo hacía con él«.

De hecho, nos cuenta, «él era de estudiar con ordenador y yo con libros así que nos complementábamos». Eso, no obstante, planteaba algunas desventajas: «casi no aprendí a usar el ordenador, no sabía cómo usar esos programas o cuándo era mejor hacerlo y cuándo pensar con tu cabeza». Aún así, nos dice, » no creo que que el ordenador sea súper necesario, influye más en niveles 2700 para arriba«.

Entre los problemas que él ve a jugar y entrenar con los ordenadores es que «te baja mucho los ánimos, te das cuenta de lo malo que eres». Sin embargo, añadía, «tampoco me frustraba porque al final los ordenadores ganan a todo el mundo«, incluidos los jugadores de élite, nos comentaba. Hay otra desventaja fundamental que él ve en estos motores: «hacen jugadas muy inhumanas». Aunque nuestro invitado no utilice mucho estos motores, sí destacaba uno especialmente.

«Cuando vi que salió AlphaZero contra Stockfish, quedó claro para mi que era completamente diferente a los otros módulos. Mientras que todos los demás eran muy materialistas, AlphaZero tenía un estilo más humano. Súper humano, de hecho, en el sentido de conceptos posicionales que le permitían ver jugadas muy adelante en el desarrollo de la partida».

«El nivel computacional de AlphaZero era mucho menor que el de Stockfish, pero parecía tener intuición«, explicaba. «En ese aspecto estoy super ansioso por saber qué va a pasar con eso. Hay un montón de progreso en otras áreas como Go o AlphaFold«.

Aún así, nos explicaba, el motor de ajedrez perfecto no existe, y tampoco la llamada resolución del ajedrez. «No sé si llegará el día en que el ajedrez se solucionará por completo (tablas o ganan siempre blancas o negras), creo va a ser difícil, pero bueno, con estos avances y al ver que hay como una curva exponencial, es imposible predecir lo que van hacer los ordenadores».

Twitch y el ajedrez online están bien, jugar delante de un tablero, mucho mejor

La pandemia ha provocado cambios singulares en muchos ámbitos, y sus efectos también se han dejado notar en el mundo del ajedrez. Las partidas online se han convertido en todo un éxito para aficionados y nuevos jugadores, y Twitch ha demostrado ser una plataforma fantástica para que jugadores y jugadoras —incluso para aquellos que están en la élite, como Hikaru Nakamura actual número 20 del ránking FIDE— planteen una visión mucho más dinámica y entretenida del ajedrez.

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Curiosamente para Lance Henderson, por mucho que el ajedrez online haya eclosionado con la pandemia, ha sido clave para otra eclosión no tan positiva:

«El nivel de trampas que hay se ha disparado y hay mogollón de gente que hace trampas. No tiene sentido, te estás haciendo trampa a ti mismo e incluso jugadores de alto nivel las hacen y si te pillan te arruinan la carrera».

Para él esto «es muy triste», pero entiende que «con la pandemia no hay otra manera de jugar». Aunque cree que el ajedrez online va a continuar después de la pandemia, para él no hay nada como jugar de forma física frente a tu oponente: «yo prefiero jugar en tablero y creo que muchos ajdrecistas también».

Aquí el Gran Maestro Internacional español hizo una apreciación interesante: «el nivel del jugador puede incluso cambiar en un formato u  otro: algunos jugadores juegan mejor online y otros lo hacen mejor frente al tablero». Para él esta pandemia no cambiará las cosas demasiado a medio plazo:

«De momento va a seguir como siempre, el online va a ser más algo dirigido a la diversión, porque creo que todo el mundo —no solo en ajedrez de alto nivel, destacaba— prefiere jugar en tableros que online. Mirar una pantalla y mover el ratón para jugar al ajedrez… no sé, hay algo que no parece natural».

También tenía una visión singular de Twitch, en la que también veía ciertos peligros ya conocidos de las redes sociales. «Está bien que [quienes juegan y retransmiten sus partidas en Twitch] estén haciendo que el ajedrez sea más conocido. Me sorprendió enterarme de que muchos de mis amigos sabían quién era Nakamura gracias a Twitch, y es verdad que tiene muchas visitas en sus vídeos. Casi no hay tantas personas jugando al ajedrez [risas], es increíble».

Para Henderson «quizás hay demasiada gente que se está metiendo en eso. Lo veo bien como algo paralelo, pero meterse todo el día en streaming yo nunca lo consideraría, y creo que la gente actúa de forma diferente a como ellos son en realidad solo para tener más visualizaciones. Es un poco como las redes sociales, lo meto todo un poco en la misma burbuja, un mundo un poco falso, aunque creo que las retransmisiones tienen su lado positivo a la hora de difundir el ajedrez».

El ajedrez como concurso de «a ver quién tiene más memoria»

Hacer el ajedrez más dinámico y entretenido es uno de los grandes retos de un deporte que es considerado tradicionalmente como lento y aburrido para los no iniciados. Lance Henderson nos explicaba cómo las tablas «son un problema en el nivel alto».

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Estas se producen con demasiada frecuencia, algo que por ejemplo quedó patente en el último campeonato del mundo entre Carlsen y Caruana en 2018: las 12 partidas clásicas acabaron en tablas, y solo las rápidas acabaron dando el triunfo a Carlsen.

De hecho, explicaba «las tablas no solo son aburridas para la gente nueva, sino para la gente que juega al ajedrez. En torneos de élite el 70% de las partidas son tablas, aunque en ellas pueda haber mucha lucha».

Entre los problemas actuales del ajedrez está ese al que el marbellí hacía referencia anteriormente: la memorización de aperturas y partidas se ha convertido en la norma, y no solo en ajedrez de alto nivel. Incluso «en nivel medio, los jugadores se saben las primeras 20 jugadas casi de memoria«.

Probablemente para muchos esto acaba siendo frustrante, y desde luego Lance criticaba este problema que hace que en muchas partidas «de principio a final sean casi una memorización, no hay casi que pensar. En ese sentido parece un concurso para memorizar más«.

Eso es algo que el propio Henderson trataba de poner a su favor en sus partidas: «siempre intento hacer jugadas rápidas al principio» y salir de las posiciones conocidas, explicaba, pero aún así, nos explicaba, puede que el ajedrez necesite cambios llamativos.

Para Henderson «si quisiésemos atraer a más gente lo ideal sería jugar más partidas rápidas con formatos como blitz (entre 3 y 10 minutos por jugador) y bullet (menos de tres minutos)». Aún así, aclaraba, «jugar blitz y rápidas sería una solución a corto plazo, pero incluso así al final terminaría siendo tres cuartos de lo mismo».

Estas partidas rápidas triunfan por ejemplo en las plataformas online, y por ejemplo en Chess.com mientras que las partidas con control de tiempo bullet son las segundas más populares (más de medio millón de partidas al día), las Blitz son las más populares (más de dos millones de partidas al día).

Para nuestro Gran Maestro Internacional, la solución sería cambiar el formato y utilizar alguna variante precisamente destinada a reducir la posibilidad de hacer tablas. «Si quisiésemos un cambio radical deberíamos cambiar a Fischer random, ya habido torneos y han estado bastante bien».

En esta modalidad, también conocida como Fischer960, se juega con el mismo tablero y piezas que en ajedrez clásico, pero la posición de inicio de las piezas es aleatoria de acuerdo a ciertas normas (como alfiles en colores opuestos y rey entre las dos torres).

Otra posibilidad, nos comentaba, es acudir al llamado Armageddon: cada partida es una victoria o una derrota siempre, porque si las negras hacen tablas la victoria sería para ellas (aunque las blancas tienen más tiempo de reloj para compensar). Como explicaba Lance, esto «obligaría a la gente a prepararse de forma diferente».

Un futuro con el ajedrez algo más en un segundo plano (y un elogio a SpaceX)

A pesar de lo logrado hasta ahora, Lance nos contaba cómo su idea no es la de dedicarse íntegramente al ajedrez. Al hablar de sus estudios nos explicaba cómo en los últimos tiempos  no juega tanto últimamente precisamente por los estudios.

Está cursando 2º de bachiller, y eso hace que «no esté jugando tanto», y parece que esos estudios sean para él lo más importante ahora mismo.

«Sabía desde el principio que no me iba a dedicar solo a ello, pero además tengo tanto interés en otras cosas, que creo que si me dedicase solo al ajedrez tendría que dedicar demasiado tiempo, y prefiero otras cosas».

De hecho, nos comentaba, «este año terminaré el bachiller, y quiero ir a alguna universidad. Probablemente informática», decía, aunque hay otro segmento que le apasiona. O más bien, una empresa de ese segmento. «Sigo mucho a SpaceX, me encantaría poder hacer algo así«. No es del todo extraño: su padre es informático y su madre, Pino de la fuente, es ingeniera aeroespacial y vivió en Alemania varios años.

El ajedrez, por tanto, seguirá formando parte de su vida, pero todo apunta a que no será la parte central. «En vacaciones seguramente seguiré compitiendo en algunos torneos online, pero mi enfoque es en los estudios. Tengo exámenes finales dentro de poco y estoy preparándome para eso».

Lance tiene claro que «no quiero cerrar puertas. A lo mejor a los 30 o 40 años estoy más tranquilo y me digo ‘voy a volver dos o tres años a ver si puedo llegar lo más lejos posible‘. La vida da muchas vueltas. De momento no me veo siendo campeón del mundo, pero nunca se sabe».


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Así es Lance Henderson, el Gran Maestro de ajedrez más joven de la historia de España: «prefiero jugar en tablero que online»

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Xataka

por
Javier Pastor

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