Utilizando a México como intermediario (y aliado)


En 2023 han llegado a los puertos de México más contenedores procedentes de China que nunca. Durante los tres primeros trimestres del año pasado este país norteamericano recibió 881.000 contenedores procedentes de la nación liderada por Xi Jinping, mientras que en el mismo periodo de 2022 esta cifra rozó los 689.000 contenedores. A priori podríamos intuir que este incremento responde al crecimiento de la demanda interna de México, pero 192.000 contenedores adicionales en un espacio de tiempo tan corto son demasiados.

Además, tenemos otro dato muy revelador: durante 2023 México superó a China y se posicionó como el mayor exportador de productos a EEUU. De hecho, el número de camiones de mercancías que atraviesa la frontera que separa México y EEUU no ha dejado de incrementarse mes a mes y con rapidez durante todo el año pasado. La relación comercial que sostienen estos tres países es muy intensa, pero, como cabe esperar, no está en absoluto al margen de la delicada coyuntura geopolítica en la que están enzarzados EEUU y China.

China domina las cadenas globales de suministro muy a pesar de EEUU

«EEUU es el mayor consumidor del planeta y China es el mayor fabricante de productos del mundo. De una forma u otra estas dos fuerzas están destinadas a encontrarse». Esta declaración de Robin Brooks, exjefe de economía del Instituto de Finanzas Internacionales, cuya sede reside en Washington D. C. (EEUU), condensa a la perfección las profundas dependencias comerciales que sostienen estas dos grandes potencias. Pese a todo, la Administración liderada por Donald Trump decidió endurecer drásticamente los aranceles aduaneros de algunos de los productos procedentes de China.

La estrategia de EEUU no cambió lo más mínimo con la llegada de Joe Biden al Gobierno. Su Administración ha mantenido los aranceles a China impuestos por su predecesora

La estrategia de EEUU no cambió lo más mínimo con la llegada de Joe Biden al Gobierno. Su Administración ha mantenido los aranceles impuestos por su predecesora, lo que representa un lastre para los exportadores chinos cuyo negocio está íntimamente ligado al mercado estadounidense. En estas circunstancias las compañías chinas han optado por recurrir a un subterfugio: derivar sus mercancías a México en vez de enviarlas directamente a EEUU les ayuda a esquivar en cierta medida los altos aranceles con los que las penaliza la Administración estadounidense. Esto explica el incremento del número de contenedores del que hemos hablado en las primeras líneas de este artículo.

En cualquier caso, no podemos pasar por alto cuál es el auténtico motivo por el que el Gobierno de EEUU ha decidido penalizar a los exportadores chinos que han cimentado su negocio en el mercado estadounidense: EEUU necesita reducir su dependencia de las cadenas de suministro chinas a cualquier precio. El país de Xi Jinping domina buena parte de la cadena de suministro global, lo que en la actual coyuntura geopolítica y geoestratégica coloca a EEUU en una posición delicada. Lo que está sucediendo con las tierras raras ejemplifica muy bien por qué la Administración de Donald Trump tomó esta decisión en 2018.

China produce actualmente el 70% de las tierras raras y controla el 90% de la industria de procesado de los lantánidos, lo que le permite ejercer presión sobre las industrias que dependen en gran medida de estos elementos químicos, como la de la electrónica o las energías renovables. El Gobierno de Xi Jinping ha respondido a las sanciones de EEUU restringiendo la exportación de algunas de sus tecnologías de procesado de las tierras raras, lo que para EEUU y sus aliados representa un problema muy grave. No sabemos cómo discurrirá en adelante la relación comercial de China y EEUU, pero hay algo indiscutible: la cadena global de suministro se está fragmentando y estos dos países probablemente se van a desligar a medio plazo.

Imagen | Pixabay

Más información | Financial Times

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