Unir España y Portugal ha sido un viejo sueño durante siglos. Uno que apoyan ya el 70% de los españoles


Desde hace siglos, la posibilidad de una unión entre España y Portugal revolotea sobre la esfera política de ambos países y el intelectualismo en ambas culturas. Para muchos historiadores, si nos remontamos a las relaciones pasadas, es cuestión de tiempo que España y Portugal terminen fusionadas algún día en una única figura política: la Unión Ibérica o Iberia, como la han llamado muchos.

De hecho, ese «iberismo», esa doctrina, sigue viva hoy en día más que nunca. Las crisis económicas y sociales recientes, así como la inflación, el declive inmobiliario y la pandemia han acentuado una corriente de pensamiento que apuesta por una especial relación sociopolítica entre España y Portugal para la construcción de un Estado ibérico dentro del marco de la Unión Europea.

Una fusión entre países que podría convertirlos en una de las principales fuerzas de Europa y del mundo. Al final, un motor para el desarrollo de ambos. Y, aunque la idea de un solo país confederado parezca imposible de momento, sí podría existir una federación común para colaborar en ámbitos como la información, la sanidad, la educación y las emergencias (como los incendios forestales).

Y, por supuesto, también en la economía: un solo espacio socioeconómico, algo parecido al Benelux (integrado por Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) y que podríamos denominar Iberolux. El propio alcalde de Oporto, Rui Moreira, apoya esta idea y sugiriere avanzar en esa fusión. Una movimiento que apoyan hoy ciudadanos, empresas y partidos de ambos países y que incluso Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, dijo que había que tomar en consideración.

Pero no es una idea únicamente apoyada por ciertos sectores políticos, la gran mayoría de la población española ve con buenos ojos esta posibilidad. Según una encuesta elaborada por EM-Electomanía, un 69% de los ciudadanos españoles están de acuerdo en que debería establecerse una Unión Ibérica que englobe a España y Portugal, mientras que el 28,1% vota en contra. 

La línea de pensamiento se hace más notable en algunos partidos que en otros: los votantes de Junts, CUP, ERC, BNG y EH Bildu se muestran contrarios. Los del resto de formaciones, a favor. Sin embargo, los portugueses no lo ven tan claro: casi el 65% ha votado en contra.

Como comentábamos antes, cada vez más instituciones reflexionan sobre el poder que supondría la fusión de sus economías. Y es que la tercera plaza de la Unión Europea, ocupada ahora por Italia, podría ser estar al alcance de su mano. Tal y como explicábamos en este artículo de Xataka, este movimiento lleva décadas siendo impulsado por dos partidos: Movimento Partido Ibérico (mPI), constituido en 2013 por Paulo Gonçalves; y Partido Íber, impulsado en España por Casimiro Sánchez Calderón

«El iberismo del siglo XXI aspira a sumar los anhelos de todos los ibéricos y presentar soluciones: el respeto a la diversidad, la lealtad institucional entre los países y la solidaridad», señala Paulo Gonçalves, líder del mPI, quien opina que hoy el iberismo clásico no tiene conexión con la realidad, pero que el iberismo para el siglo XXI como abogan el mPI e Íber es una fórmula de éxito.

Hay que recordar que esta ideología no es exclusiva del siglo XX, sino que tiene su origen en el principio de la Edad Moderna. España y Portugal han sido gobernados por los mismos reyes y ambos Estados se repartieron el mundo hasta la revolución industrial. De hecho, existió una Unión Ibérica entre 1580 y 1640.

¿Podría hacerse hoy?

Según explica el historiador y profesor Javier Martínez-Pinna en esta entrevista de EFE, la unión de España y Portugal acarrearía hoy «beneficios en todos los órdenes a ambos países». No obstante, señala que «el iberismo de hoy día aspira a una confederación en la que ambos países conservarían su soberanía, como el caso del Benelux, y se centraría más en acuerdos políticos, económicos y culturales.

«En el terreno político haría más fuertes a ambos países en el seno de la UE y serviría para contrarrestar el eje franco-alemán; la intensificación de esa relación también supondría beneficios económicos; en términos de Defensa facilitaría la custodia de las fronteras, y sería conveniente también para afrontar la financiación de la deuda pública y la mejora de los transportes», señalaba el experto.

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De hecho, ya se pretende seguir por ese camino. El primer ministro portugués, el socialista António Costa, prioriza en su agenda de gobierno un referendum para 2024 sobre la regionalización del país (que podría retrasarse). Hay que recordar que en Portugal no hay administraciones intermedias entre los ayuntamientos y el Estado. Es decir, no hay regiones.

En 1998, los portugueses votaron en contra de crear un estado de autonomías con ocho regiones, más similar a lo que existe en España. Pero recientemente la compleja red administrativa de feligresías, concelhos y prefeituras ha mostrado ser un problema desde la pandemia. Por eso el país quiere convocar en 2024 un nuevo referéndum para la descentralización del Portugal continental en cinco regiones.

Esa descentralización portuguesa se traduciría en una mayor relación entre estas cinco regiones y sus vecinas españolas, donde el diálogo se llevaría a cabo en una escala similar de administración. Otro punto que nos devuelve otra vez al resurgimiento de la vieja idea de Iberia.

Imágenes: Unsplash

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