Travesía de los haitianos indocumentados para entrar al país


La entrada clandestina de haitianos a la República Dominicana ha aumentado en los últimos años a través de varios puntos en la frontera norte que divide ambos países, según fuentes confiables. 

Los traficantes de personas utilizan áreas montañosas de la cordillera Central en el municipio de Restauración, así como zonas poco habitadas en las comunidades de Carbonera, Cañongo y Copey para el trasiego. 

Además, los extranjeros atraviesan la Laguna de Saladillo y la Bahía de Manzanillo en frágiles embarcaciones para ingresar al país.

A pie y en yola

Una vez en territorio dominicano, los indocumentados, incluyendo hombres, mujeres y niños, se desplazan a pie por localidades de la cordillera Central hasta llegar a la provincia de Santiago Rodríguez. En esa demarcación, usan yolas para cruzar la presa de Monción, cuyo embalse utilizan como trampolín para llegar al municipio de San José de las Matas, en la provincia de Santiago. 

Según un informante, este recorrido puede durar entre cuatro y cinco días.

El transporte de indocumentados en bote es una práctica antigua en esta zona, de la cual las autoridades tienen conocimiento. 

El año pasado, se encontraron cuatro haitianos muertos en ese embalse después de que la embarcación en la que viajaban hacia San José de las Matas naufragara. 

En el bote iban nueve personas, ocho de ellas ciudadanos haitianos y el capitán dominicano. Dos de los extranjeros que sobrevivieron relataron que viajaban ilegalmente con destino a ese municipio.

Centros de acopio

Otra ruta utilizada por los traficantes de indocumentados por la Laguna de Saladillo y la Bahía de Manzanillo se encuentra a tan solo 300 metros del puesto de control del Ejército de la República Dominicana conocido como Los Laureles. 

Luego de emprender largas caminatas, los migrantes llegan a los centros de acopio en Palo Verde, Santa María y Carnero, donde son recogidos en vehículos de cuatro ruedas y motocicletas para ser trasladados por los canales de riego de Montecristi y Valverde que conectan con Santiago, su destino final.

Estas rutas se han vuelto populares en los últimos días debido a la falta de controles militares

Pagan grandes sumas

Los haitianos están pagando grandes sumas de dinero a las bandas que trafican con personas en la frontera de Dajabón. Según ciudadanos haitianos que han utilizado estos servicios ilegales para ingresar a territorio dominicano, los hombres pagan RD$10,000 y las mujeres RD$12,000 para ser transportados en vehículos y motocicletas. También se sabe de personas que han pagado hasta RD$15,000 para permitir el paso de mujeres embarazadas o con niños.

Travesías que dejan luto

Estas travesías de migrantes por tierra y agua han terminado en tragedia en varias ocasiones, causando la muerte de decenas de personas y dejando a las familias haitianas de luto.

El incidente más reciente ocurrió el pasado domingo en el tramo carretero Peñuela-Navarrete, donde murieron 13 migrantes haitianos. El conductor dominicano de la yipeta perdió el control del vehículo, cayendo en un canal de riego que conecta las provincias de Valverde y Santiago.

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Infografía
Yipeta que se accidentó en el tramo Peñuela-Navarrete, donde murieron 13 migrantes haitianos. (DIARIO LIBRE/ANEUDY TAVÁREZ)

En 2019, un conductor dominicano falleció junto a ocho haitianos cuando el carro en el que viajaban cayó en el canal Ulises Francisco Espaillat, en el municipio de Navarrete. El vehículo accidentado era un Toyota Camry que transportaba un total de 14 indocumentados.

Según los residentes de Barrero y Peñuela, localidades cercanas al puesto de control militar en Jicomé, estas áreas son utilizadas con frecuencia por los traficantes para evadir los controles.

En lo que va del año, las autoridades locales han recuperado cuatro cadáveres de ciudadanos haitianos que se presume murieron ahogados en el río Masacre al intentar ingresar ilegalmente a territorio dominicano.

A pesar de las medidas implementadas por el gobierno dominicano y sus organismos castrenses para controlar el contrabando de personas, drogas, armas y otros delitos, el tráfico de indocumentados persiste.

Egresado en Comunicación Social de la Universidad O&M, tiene más de una década de ejercicio periodístico. Padre orgulloso de Lía y Eva.



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