SWIFT es una plataforma de servicios bancarios


El retorno de un mundo dividido entre Occidente de un lado, y los rusos y los chinos del otro, ha suscitado inquietudes en los países democráticos, así como especulaciones en torno a lo que puede hacerse para sancionar a los regímenes autocráticos, sin tener que llegar a un enfrentamiento armado. Dentro de las posibles medidas a tomar se ha mencionado una a la que se define como la opción nuclear. Ésta no tiene nada que ver, sin embargo, con bombas atómicas ni algo parecido, sino que se le llama de ese modo debido a la contundencia de sus efectos sobre las economías de las naciones sancionadas.

La inmensa mayoría de las personas, aquí y en cualquier otro país, desconocen los pormenores del mecanismo a través del cual podrían ser impuestas las sanciones. Su nombre, SWIFT, no revela en qué consiste, y tampoco ayuda gran cosa saber que proviene de Sociedad para la Telecomunicación Financiera Interbancaria Mundial.

En realidad no es un asunto tan complejo, pues su propósito es proveer a las instituciones financieras un medio seguro y eficiente para notificar los pagos entre ellas. En 1973, 239 bancos de 15 países se pusieron de acuerdo para su creación, en forma de una cooperativa, a fin de reemplazar los mensajes vía télex utilizados hasta ese momento. El servicio fue puesto en marcha en 1977, con sus tres componentes básicos: una plataforma para enviar y recibir los mensajes, un sistema técnico para validarlos y dirigirlos, y un protocolo uniforme para todos los participantes. Su éxito fue extraordinario, y hoy en día sus usuarios exceden once mil entidades ubicadas en más de doscientos países.

Aunque una porción importante de los pagos internacionales se llevan a cabo por otros mecanismos, la suspensión del acceso a SWIFT representaría un golpe muy duro para el sistema financiero de un país. De ahí su descripción como una opción nuclear. Pero al ser SWIFT una cooperativa que se ufana de su alcance global y su neutralidad política, sería una opción difícil de aplicar.

Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.



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