Supercopa de España: el Real Madrid gana y gana | Deportes


El Real Madrid no discute Y poco discutió con él Atlético, excepto en los últimos parpadeos. En la Real sólo se debate el resultado, da igual el recorrido. Nada de monsergas sobre el estilo y demás gaitas, defiende intramuros a los madridistas. No importa que desde algunos sectores se vea afectado el juego contra ellos, como si fuera un asunto menor de equipos pedestres. Pero al equipo de Ancelotti no le faltan recursos. Gana de mil maneras. Si no le dejan volar, como hizo el Athletic mientras le tomaba el pulso, dispara de oficio. Del oficio de futbolistas enciclopédicos como Modric, Kroos, Benzema… Con más solvencia que otra cosa, mandó al carajo al equipo de Marcelino. Fue una actuación coral, esta vez sin el sonajero de Vinicius, pero sobre los hombros de Modric y con el sostén de Courtois.

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Unai Simón, De Marcos, Íñigo Martínez, Yeray, Balenziaga (Yuri, min. 57), Dani García, Berenguer (Nico Williams, min. 45), Muniain (Nico Serrano, min. 80), Oier Zarraga (Vesga, min. 57), Williams y O. Sancet (Raúl García, min. 57)

dos

Real Madrid

Courtois, Ferland Mendy, Lucas Vázquez (Nacho, min. 90), Alaba, Eder Militao, Modric, Casemiro, Kroos, Benzema, Vinicius Junior (Marcelo, min. 85) y Rodrygo (Federico Valverde, min. 63)

objetivos 0-1 min. 37: Modric. 0-2 minutos 51: Benzema.

Árbitro César Soto Grado

tarjetas amarillas Dani García (min. 76) y Yeray (min. 89)

tarjetas rojas Éder Militao (mín. 86)

El belga tuvo la alerta, con un penalti en el último minuto a favor de Raúl García tras una mano clara de Militão, y lo resolvió con un rechace con la zurda. Courtois, aunque sea por un segundo, siempre está ahí. Su atajada aclaró cualquier sueño final de los rojiblancos.

Por mucho que el Athletic presionó hasta el final, el Supercopa de España era blanco Los leones se quedaron a un paso, lo que no resta fuerza a este club dinástico y universalmente único. El Athletic compitió bien, con gente cuajada y otras con buena pinta que están por llegar. Pero no es un equipo categórico, sobre todo cuando tiene que mandar en ataque. Tiene sus venas, pero está separado por escalones de este Madrid en el que la mayoría suma y suma sea cual sea el formato del partido.

¡Dios no corre aquí! En Riyadh, nadie ocultó el eslogan. Lo mismo para el Athletic que para el Real Madrid. Dos equipos a los que les gusta acortar sus ataques. Por algo no hubo voluntades de Vinicius y Williams, cometas de ambos equipos. No son grupos a los que les gusta cantar una nana con la pelota, son la mecha para armar el taco. No en esta final, se neutralizaron unos a otros durante gran parte del partido. Todos obligados a expresarse en ataques más estáticos, a irrumpir en habitaciones cerradas. No se destapó el palco de Marcelino, siempre con varios antidisturbios detrás del balón. Un calco de su rival. Un juego sólido, alterado por la acción de Alaba, que rebotó el balón en el brazo de apoyo en el suelo. Los directores de arbitraje de turno sostienen que esto ya no es una sanción. Que así sea… a menos que algún héroe cambie de opinión sobre la marcha. Que nadie lo descarte.

Nadie tenía opciones para jugar al solitario. Vinicius apagó, sin pistas, sólo Rodrygo tenía horizontes. Sin carril libre de Williams, el Athletic gravitó hacia Sancet, un jugador con repertorio y muy hábil para encontrar el espacio donde no enhebraría un alfiler. Todo igualado, sin muchos avisos para Unai Simón y mucho menos para Courtois. El Real Madrid, a merced de la vista cenital de Kroos y del observatorio infinito de Modric. Pocas veces has visto a un futbolista que corra tanto como piensa. Con el croata sobre el césped siempre es concebible que haya más de un Modric, muchos Modrics. El Modric Peter Pan con un espíritu juvenil que se mueve por todos los sectores como si a estas alturas se debiera ganar las habichuelas de cada día. Y ahí está el decano Modric con chistera, y el que descifra el juego de memoria. Modric es FÚTBOL. El jugador del torneo.

Con el Athletic en plan de convoy, abrochado a la retaguardia y sin peripecias, el choque discurría sin rebrotes, todo muy empatado, cuando Rodrygo aceleraba por la banda derecha del ataque blanco. La defensa rojiblanca se hundió mucho. No había motivo, ya que a Benzema apenas se le vio en la trinchera selvática de Unai. En consecuencia, los centinelas de Marcelino no amedrentaron a Modric, que, como se ha dicho desde tiempos inmemoriales, no es precisamente una pata. Cierto es que el croata no había marcado en todo el curso, pero Modric, de pies obedientes, puede ser clínico. Fue. Su remate de cirujano fue imposible para Unai. Un disparo torcido de Sancet cerró el primer acto, en el que el Madrid, ese Madrid que había que medirse sin campo abierto, tuvo más terreno. El Athletic, un equipo bien estructurado, carece de batería en la delantera.

cintura y mandíbula

La Real no se demoró tras el descanso. Con aire dominante, volvió a gestionar el partido con soltura. Nada sublime, pero firme. Para sellar la victoria, una mano de Yeray, que sacó un brazo al viento en un disparo de Benzema. Una mirada al VAR y penalti. Unai se estiró como una honda, pero las acometidas de Benzema le vencieron. Media final en la cartera blanca. Los leones tenían que remar, pero no había hueco en las filas de los hombres de Ancelotti, una formación mosquetera a la hora de acurrucarse y dejar que el partido fluya con tranquilidad.

La intervención de Marcelino no sirvió de nada al Athletic, con Nico Williams, Raúl García y Yuri incorporados a sus filas. Entonces salió de la retirada el Madrid, esa Real que va a las cuerdas y espera el gancho definitivo. El Athletic cargó y cargó, pero a su adversario no le faltó cintura, mandíbula y puño para la resistencia. A la mierda el método. Esto va a ganar, subrayan en la casa blanca. Así gana el Madrid, al menos este Madrid vuelto a entronizar en un torneo tras una temporada seca. Su 12ª Supercopa.

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