‘Soul’ (crítica): un prodigio de exquisitez animada que se plantea preguntas más profundas que cualquier otra película del año

Hemos tenido que esperar a la ultimísima recta del año para enfrentarnos a una de las producciones más emotivas e inclasificables de los últimos doce meses. Es una lástima que esta cautivadora propuesta de Pixar no se vaya a ver en salas, porque visualmente es una auténtica maravilla, pero la parte buena es que ya podemos catarla en Disney+. Y después del leve tropiezo de ‘Onward’, una propuesta interesante pero no especialmente demoledora, llega esta ‘Soul’ para demostrar por qué Pixar sigue ocupando el trono de Pixar.

La nueva película de Pete Docter (codirigida por Kemp Powers) entronca con algunas otras producciones de la compañía, y aunque en algunos aspectos es absolutamente única y, de hecho, supone un paso de gigante en muchas cuestiones, es fácil ligarla con películas previas como ‘Coco’, que también habla de qué hay tras la muerte. Y dentro de la filmografía de Docter, es fácil detectar puntos de unión con ‘Up‘ -también muy preocupada por la muerte y sus consecuencias, aunque desde un punto de vista terrenal- y con ‘Del revés‘, con su estupenda visualización de emociones abstractas.


Aquí conoceremos a Joe (Jamie Foxx), un profesor de música de instituto frustrado que ve que tiene la primera oportunidad de su vida para hacer lo que ha sido su aspiración vital desde siempre, tocar jazz en directo. Su entusiasmo le lleva a tener un accidente y a aparecer en una «vida después de la muerte», donde su alma tiene que hacer de tutor de 22 (Tina Fey), una cargante alma nonata que no encuentra la «chispa» que dará sentido a su futura vida. Pero un accidente llevará a Joe a reconsiderar todo lo que ha sido su existencia hasta ese momento.

Aunque el argumento suene grave, por supuesto, estamos en una película de Pixar: el humor vertebra todo el periplo de Joe, con gags tan afortunados como los encuentros de 22 con destacados tutores o el gozoso slapstick que puntúa la segunda mitad de la película, gato incluido. Sin embargo, es posible que ‘Soul’ sea la película más orientada a un público adulto que ha hecho Pixar hasta la fecha, debido quizás a los conceptos que maneja, posiblemente muy complejos para el público infantil.

Pixar para adultos

Los conceptos y, sobre todo, el enfoque que gasta ‘Soul’ la distancia de todos los claros precedentes mencionados. Por ejemplo, en ‘Coco’ se hablaba de la muerte, pero desde experiencias que podía entender el público infantil. Igual sucedía en ‘Del revés’, donde se manejaban conceptos abstractos pero que mostraban su contrapartida «en la vida real», haciéndolos rápidamente asimilables. Aquí, sin embargo, los dilemas de Joe e incluso las conclusiones a las que llega en su periplo casi estrictamente interior son posiblemente demasiado atrevidas para los más jóvenes. Lo que, por supuesto, no es necesariamente un problema.

De hecho, puede que ‘Soul’ marque el distanciamiento entre los Walt Disney Animation Studios tradicionales, que continuarán ‘Frozen II’ con películas de fantasía y aventuras como ‘Raya y el último dragón’ o ‘Encanto’, y una Pixar que en películas futuras como ‘Luca’ podría brindar propuestas más maduras. Esto solo puede ser enriquecedor, y de hecho eso es lo más excitante de ‘Soul’: en una muestra de madurez arrebatadora, su propuesta plástica literalmente única, donde un hiperrealismo técnico nunca visto en el cine de animación (la luz diurna de Nueva York es absolutamente increíble) se da la mano con la expresividad y el dinamismo más tradicionales del medio.

soul 2

Independientemente de la historia que ‘Soul’ quiere contar (y donde Pixar alcanza la excelencia narrativa habitual gracias a su fascinante utilización de escenarios de profundo impacto simbólico), esta nueva película de la productora es ante todo un goce sensorial nunca visto. El empleo del jazz (increíbles también las secuencias musicales en locales nocturnos), el diseño de los personajes (ojo al catálogo de personajes en la barbería, una pequeña obra maestra en sí misma)… todo es extraordinario en una película cuya grandeza está en los detalles.

Independientemente de todo ello, habrá quien encuentre el mensaje discutible, o incluso algo descorazonador, pero entronca perfectamente con aquel maravilloso «la tristeza también es esencial» de ‘Del revés’ e invita a disfrutar de las pizzas y los viajes en metro, en lo que puede que sea, a estas alturas y en este momento, el mensaje más vitalista posible. Te identifiques o no con lo que ‘Soul’ quiere transmitir, está claro que la película lo hace perfectamente, usando herramientas tan sofisticadas como la banda sonora o el uso de los objetos, que dan pie a un clímax mudo de tremenda belleza.

Queda por ver qué pasará con este estreno navideño directamente en Disney+. Docter hace bien en quejarse de que no pasará por salas, porque secuencias como las de los paseos por la Nueva York soleada -o, al contrario, las escenas de arrebatadora abstracción oscura en el Más Allá- son dignas de ser disfrutadas en pantalla grande. Esperemos que futuras películas de Pixar reciban toda la consideración que ‘Soul’ demuestra de sobra que merecen: el de piezas imprescindibles del cine de animación.


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‘Soul’ (crítica): un prodigio de exquisitez animada que se plantea preguntas más profundas que cualquier otra película del año

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John Tones

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