Síntomas de Hipervigilancia Por Ansiedad


Muchas personas se conocen, que permanentemente tienen la sensación de que algo malo sucederá.  Esta alarma exagerada muchas veces es ocasionada por respuestas desproporcionadas ante situaciones cotidianas estresantes. En ocasiones, esto puede llegar a provocar un alto grado de alerta denominado hipervigilancia.

De este tema, que posiblemente afecte más personas de las que se tengan estadísticas voy a hablar a solicitud de Sheryl, una seguidora de Virginia.  Sheryl me comentó, que a finales de noviembre del año pasado se vio involucrada en un accidente de tránsito.

Según su apreciación, ella percibió que una motocicleta se acercaba peligrosamente a su auto y ella actuó defensivamente para evitarlo. Al girar en una curva muy cerrada su vehículo impactó al motorizado y le causó algunos aporreos generalizados.

Ella me comentaba, que toda la movilización con policías y ambulancia le afectó emocionalmente, ocasionándole insomnio durante semanas. De hecho, lo que más le impresionó fue que la persona lesionada estuviera siendo buscada por ciertos delitos.

Para Sheryl, esa fue la guinda del pastel. Y me dijo, que desde entonces hasta inicios de  mes cuando me contactó,   ha sentido que se siente en un estado de alerta cada vez que debe conducir.  A veces reacciona de forma inusual con sus amigos y compañeros de trabajo.

Ella se sinceró conmigo, y me preguntó mi opinión profesional. Como saben, no soy psicólogo ni psiquiatra, sin embargo, he leído mucha literatura científica acerca de los trastornos por ansiedad. Esto se lo hice saber a Sheryl, además le prepararé un material acerca de la hipervigilancia y le sugerí que acudiera a un profesional de salud mental.

Dado lo significativo del tema, decidí compartirlo en mi página.

Generalidades acerca de las emociones y el comportamiento

De acuerdo a un estudio publicado el 2009 en Psychiatric Clinics of North America, los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad ocasionan diversos desarreglos. Ellos por lo general, son de índole neuroanatómica, neuroendocrina y neurotransmisora.

Cabe destacar, que para los especialistas esto se complica cuando tratan de identificar las diferencias más resaltantes a nivel funcional. Ello obedece a la elevada interconectividad existente entre los circuitos que presentan neurotransmisores y neuropéptidos.

Sucede especialmente, en las zonas corticales superiores del cerebro, tronco encefálico y sistema límbico cerebral. Según la Biblioteca Nacional de Medicina, el sistema límbico está conformado por ciertas estructuras capaces de dirigir emociones y comportamiento.

Se ha estudiado, que el sistema límbico, específicamente el hipocampo y la amígdala, están asociados con la formación de la memoria a largo plazo.

Para muchos especialistas, los síntomas relacionados con trastornos del estado de ánimo y ansiedad obedecen parcialmente al desequilibrio de la actividad en los centros emocionales del cerebro. Efectivamente se cree, que  es en una mayor proporción que la realizada por los centros cognitivos superiores.

Los centros cognitivos superiores cerebrales se ubican en el lóbulo frontal, región evolutivamente más reciente. Así, el córtex prefrontal determina las funciones ejecutivas (planificación, toma de decisiones, predicción de consecuencias sobre posibles comportamientos, además de la comprensión y moderación del comportamiento social).

A su vez, el córtex orbitofrontal codifica la información, regula el estado de ánimo y controla los impulsos. Cuando el cerebro está completamente sano dichas regiones regulan los impulsos, emociones y comportamiento, inhibiendo las estructuras de procesamiento emocional.

Ahondando acerca de las emociones

De acuerdo a la ciencia, las estructuras cerebrales responsables del procesamiento emocional se han categorizado históricamente, como sistema límbico. Esta porción cerebral, es evolutivamente muy antigua y está conformada por componentes sensoriales, afectivos y cognitivos del dolor.

Asimismo, puede procesar la información asociada con el estado corporal interno.

El hipocampo constituye una de las estructuras del sistema límbico. Hasta ahora se ha determinado, que posee la capacidad de inhibir el sistema hipotalámico de respuesta al estrés. Incluso juega un rol determinante en la retroalimentación negativa del eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HPA).

Según algunas investigaciones, el volumen y crecimiento de nuevas células del hipocampo se relacionan con la sensibilidad al estrés. Incluso, también participa en la resiliencia (capacidad de adaptación) relacionada con los trastornos del estado de ánimo y ansiedad.

Se sabe además, que la amígdala puede procesar los estímulos externos emocionalmente destacados e iniciar respuestas conductuales adecuadas.

Vale destacar, que la amígdala podría estar relacionada con la expresión del miedo y agresión. Igualmente, se vincula con el comportamiento defensivo específico de los mamíferos. De hecho, posee un rol importante en la formación y recuperación de recuerdos emocionales y asociados al miedo.

La ansiedad en el mundo actual

Las primeras décadas del siglo XXI han traído una epidemia mundial de mala salud mental y diversas enfermedades relacionadas. Muchas personas asocian numerosos problemas de salud mental con la depresión. Sin embargo, la principal causa de discapacidad a nivel mundial es la ansiedad.

De acuerdo a las estadísticas, se cree que unos 275 millones de personas padecen trastornos de ansiedad. Esto representa un 4% de la población mundial, que traducido en cifras serían un 62% de mujeres (170 MM) y 105 MM de hombres.

Por lo general, la ansiedad es ocasionada por una amenaza impredecible, y se cree que encierra una mayor vigilancia. Por el contrario, el miedo es provocado por una amenaza inminente y origina respuestas fásicas (respuestas o movimientos de aparición rápida y duración corta) con atención selectiva.

La ansiedad es considerada un trastorno, que está presente con mucha frecuencia en el mundo actual. Se cree, que aparece cuando los acontecimientos cotidianos están por encima de la capacidad adaptativa.

En la vida diaria se presentan ciertos acontecimientos que pueden ocasionar nerviosismo, presión o amenaza. Ante todos estos estímulos negativos  es favorable reaccionar con respuestas proporcionadas, además es recomendable adaptarse a nuevas circunstancias.

No obstante, al  mostrarse incapaces de reaccionar de forma proporcional al estrés, dicho estímulo negativo supera la capacidad de adaptación. Y este constituye el detonante para la presencia de la ansiedad.

Generalmente, la ansiedad se manifiesta como una respuesta desproporcionada frente a las amenazas o sucesos estresantes de la vida cotidiana. Por lo general, la persona se siente amenazada permanentemente. Ello ocasiona, que los sistemas de alerta se mantengan activados durante largo tiempo como si realmente su vida corriera peligro.

De hecho,  sienten que la amenaza no cesa, ocasionando que reaccionen de un modo crónico y desproporcionado ante estímulos que no son amenazantes.

Síntomas más frecuentes que acompañan a la ansiedad

Según los especialistas, los trastornos de ansiedad pueden seguir distintos cursos, sin embargo, dentro de los más frecuentes destacan los siguientes:

Hiperactividad autonómica

Ello se traduce en incrementos de la intensidad, y frecuencia de los efectos de la activación del sistema nervioso autónomo. Este sistema constituye una de las subdivisiones del sistema nervioso, en especial la que se encuentra vinculado con la ejecución de funciones viscerales e involuntarias.

Dentro de estas manifestaciones destacan el incremento de la frecuencia cardíaca (taquicardia), incremento de la frecuencia respiratoria por encima de lo normal (taquipnea) y dolor abdominal superior (molestias epigástricas). Son también frecuentes la presencia de mareos, sudoración, aturdimiento y sequedad a nivel bucal.

Aprensión

Denominado también por algunos especialistas como neuroticismo, consiste en la tendencia a experimentar emociones negativas. Además de ello, ocasiona una mayor susceptibilidad a la presencia de malestar psicológico.

Ello conlleva a la presencia de ideas irracionales, menos control de impulsos y estrategias de afrontamiento frente a condiciones estresantes.

Dentro de las personas proclives a padecer esta emoción figuran quienes poseen una personalidad anancástica. Es decir, cuentan con rasgos de personalidad donde se exalta la preocupación, autoexigencia, orden y detalles.

Incluye además, un fuerte miedo a ciertas cosas por la idea de que sea peligroso o perjudicial. Incluso, destaca un miedo no razonable a supuestos peligros para la persona que padece de aprensión o por algún familiar.

Ello incluye también dificultad para concentrarse, sensación de nerviosismo y preocupación por desgracias futuras.

Tensión motora

De acuerdo a la teoría tridimensional de la ansiedad, las reacciones emocionales pueden ser observadas en tres niveles. Uno de ellos, está relacionado con la experiencia o nivel cognitivo subjetivo, otro con los cambios corporales o nivel fisiológico y el último nivel con las conductas observables o motoras.

Dichas conductas se manifiestan claramente como tensión facial, cefaleas, llantos, temblores, problemas de comunicación, apetito desmedido y movimientos repetitivos. Se incluye además, la incapacidad para relajarse y presencia de nerviosismo.

Cuando la ansiedad da paso a la hipervigilancia

Según resultados de la Reunión Anual del Foro económico de Davos (2019), los costos de los problemas de salud mental podrían ascender el 2030 a dieciséis billones de dólares.

Dentro de las afecciones más recurrentes se encuentra la ansiedad. Hasta ahora diversas teorías tratan de explicar su origen. Básicamente se han encontrado dos vertientes que explican en parte esta patología.

Una de ellas destaca, que surge a causa de un conflicto entre lo que se desea y lo que la conciencia percibe como lo mejor. Los expertos creen, que frente a las contradicciones existentes entre deseos y convicciones, surgen procesos de ansiedad.

Por otra parte, la ansiedad tiene que ver con reacciones aprendidas. Es decir, cuando alguien reacciona de un modo ansioso frente a cualquier estímulo, muy probablemente reaccionará de igual forma cuando se encuentre frente a la repetición del mismo.

Muchas veces las personas tienden a obsesionarse con pensamientos recurrentes acerca del estímulo estresante. Incluso, experimentan pensamientos permanentes y recurrentes sobre ciertas enfermedades graves o peligros inminentes.

Asimismo, dejan de prestar atención a ciertos estímulos por los cuales se interesaban anteriormente. Inclusive, presentan dificultad para concentrarse en situaciones o asuntos que no entrañen peligro.

De allí, la importancia de estar atentos de los síntomas que podrían sugerir la presencia de hipervigilancia por ansiedad. Dentro de ellos destacan:

  • Una sensación de que algo malo está por suceder
  • Respuestas exageradas o alarmismo frente a situaciones cotidianas
  • Sensación de despersonalización e irrealidad.

Algunas generalidades acerca de la hipervigilancia

Podríamos decir, que la hipervigilancia consiste en focalizar nuestra atención sobre ciertos estímulos concretos.

Lamentablemente este incremento de la atención hacia dichos estímulos acarrea que nos volvamos más sensibles a las contingencias asociadas. Además de mantenernos excesivamente pendientes de muchas cosas, la hipervigilancia podría entrañar la presencia ciertos trastornos orgánicos o psiquiátricos.

De hecho, según los expertos la hipervigilancia puede presentarse de forma puntual cuando ocurren ciertas preocupaciones concretas. Visto desde este punto de vista, no debe llamarnos a preocuparnos porque no se consideraría una patología. De hecho, constituye una reacción normal que puede mostrar cualquier persona ante eventos estresantes.

Sin embargo, la hipervigilancia también podría estar presente en otros problemas de la vida cotidiana, que a la larga pueden transformarse en patológicos. Es decir, puede llegar a presentarse en trastornos de ansiedad generalizada, ciertas fobias o en trastorno de estrés post traumático.

Incluso, puede ocurrir en mujeres embarazadas, principalmente en lo que respecta a las propias emociones. Incluso, puede a su vez, estar presente en ciertos procesos como el dolor crónico, principalmente cuando la persona fija su atención de forma selectiva en las sensaciones del cuerpo.

Cuando estamos frente a una persona hipervigilante notamos que es alguien con elevados niveles de nerviosismo, tensión y energía. De hecho se puede notar, que es una persona que luce muy pendiente de todo y a quien no se le escapan los detalles.

De hecho, quien experimenta hipervigilancia puede en ocasiones dar la sensación de poseer mucha claridad mental. No obstante, esta percepción es incorrecta porque quien padece esta anomalía en muchos momentos presenta hiperprosexia. Ello provoca, que la persona esté sobreestimulada y se distraiga fácilmente.

El estrés agudo y su relación con la hipervigilancia

Según los expertos, un elevado grado de alerta puede ocurrir en ciertos momentos puntuales. Ello no necesariamente tiene que estar relacionado con procesos psicopatológicos u orgánicos graves. Un caso frecuente ocurre cuando sufrimos un sobresalto. Así, por efecto de este susto pueden producirse estados de alerta acentuados en las horas subsiguientes.

Según los expertos, otra situación muy frecuente se asocia al padecimiento de procesos de estrés agudo. Dicha reacción anómala, se produce al poco tiempo de haber padecido un suceso abrumador o traumático.

De esta forma, con el padecimiento de ciertas situaciones,  los días o semanas subsiguientes se presentan ciertas alteraciones, entre ellas la hipervigilancia. Dentro de ellas destacan:

  • Amenazas a nuestra integridad personal o familiar
  • Agresiones físicas o verbales
  • Robo o atraco
  • Sucesos catastróficos: terremotos, inundaciones, incendios, explosiones
  • Accidentes.

De acuerdo a la ciencia, la hipervigilancia puede ocurrir también, antes o durante algunos procesos psicopatológicos. Entre ellos destacan:

  • Trastornos de ansiedad
  • Trastornos obsesivos-compulsivos
  • Intoxicación por efecto de drogas
  • Trastorno delirante (denominado también psicosis paranoica)
  • Esquizofrenia paranoide (predominio de ideas delirantes y alucinaciones auditivas)
  • Episodios maníacos (período concreto en que se presenta un estado de ánimo anormal, persistentemente elevado, expansivo o irritable).

Tratamientos más frecuentes para la hipervigilancia

Se ha establecido, que la hipervigilancia como tal no constituye un trastorno, sino que más bien es un síntoma. Por esta razón el tratamiento dependerá de la causa que la genera. Dentro de los tratamientos más empleados para esta anomalía destacan:

  • Terapia Breve Estratégica (orientación psicológica originada en el campo de la ciencia en general partiendo de una perspectiva sistémica)
  • Reestructuración cognitiva (terapia psicológica que busca moldear y cambiar el pensamiento negativo)
  • Desensibilización sistemática (técnica de modificación de conducta)
  • Entrenamiento en técnicas de relajación
  • Escritura terapéutica.
  • Terapia de aceptación y compromiso (intervención orientada a la aceptación psicológica y a los valores personales)
  • Benzodiacepinas
  • Neurolépticos en casos de psicosis.

Según los expertos, para diferenciar si la hipervigilancia posee causas patológicas o no, debe observarse el contexto donde aparezca. Incluso, deben considerarse los antecedentes personales de la persona afectada. Se sugiere, que en caso de no poseer suficientes conocimientos para distinguirlo se busque el apoyo de un terapeuta profesional.

Concluyendo

Cuando una persona vive en un estado de vigilancia permanente se ve muy perjudicada. De hecho, la presencia adicional de hiperprosexia conlleva a que la persona con hipervigilancia se distraiga fácilmente. Esto afecta de forma sustancial sus relaciones sociales, además de su rendimiento académico o laboral.

Asimismo, la hipervigilancia que ocasiona la ansiedad, además de los efectos negativos socioeconómicos, produce ciertos efectos físicos negativos. Entre ellos destacan: baja respuesta inmune frente a procesos patogénicos, agotamiento extremo y predisposición al padecimiento de trastornos orgánicos.

A nivel social quienes padecen de hipervigilancia presentan problemas para integrarse porque generalmente muchas de sus reacciones no son comprendidas. Esto favorece muchas veces que se ven aislados, generándole además procesos depresivos.

Vale destacar, que esta condición de hipervigilancia muchas veces impide descansar adecuadamente, incluso, incrementa el riesgo de padecer efectos físicos ocasionados por el estrés.

Afortunadamente existen ciertas terapias psicológicas, técnicas de modificación de conductas y algunos fármacos que han sido empleados para disminuir y combatir los síntomas de la hipervigilancia por ansiedad.

A Sheryl la recomendación de acudir a un especialista le funcionó a la perfección. Igualmente el material que le envié, el cual comparto en el post, fue de una gran ayuda.

Ella me comentó, que los aportes del especialista y el contenido del material que le envié le han permitido superarse. En especial sus temores y sus excesos de ira y desconfianza. De hecho, ahora duerme mejor y se siente más segura y aceptada por amigos y compañeros.

“Los resultados de este estudio, apoyan la idea de que la hipervigilancia en situaciones similares a la ansiedad se refleja en un procesamiento facilitado y duradero de la información sensorial, en contraste con el aumento de la atención selectiva a la amenaza inminente específica durante el miedo.”

Anna K. Kastner-Dorn

Universidad de Würzburg, Alemania

Si te ha gustado este artículo y tienes un interés sincero en aprender cómo puedes vivir más sano, me gustaría regalarte una copia de mi último libro #Yo Puedo con la Dra. Cocó.

Sí la página te da un mensaje de error es porque no has entrado la dirección bien. Vuélvelo a intentar, asegurando no haber dejado ningún espacio antes, después o entre las letras de tu dirección.





Fuente