Rosalía abofetea los prejuicios en ‘Motomami’ tan caótico como excitante | Cultura


Hay una canción en Motomami Donde Rosalía CV el mundo Rosalía, es la que alimenta las barricadas en las que se han convertido muchas de las conversaciones sobre el artista barcelonés. Los que se colocan en la vuelta resultan los más extenuantes. En esos se dedica esta carta. “Soy igual de cantora con una lámpara de araña de Versace que vistió la bailaora. / Y aunque a mí me maldigan a mis espaldas, de cada puñalaíta saco mi rabia… Yo soy muy mía. / Que Dios bendiga a Pastori y Mercé, a la Lil’ Kim, a Tego ya DESAPARECIDO EN COMBATE, a mi familia ya la libertad”. He aquí algunos puntos clave de su discurso. Prejuicios musicales no faltan en absoluto: el flamenco de Niña Pastori, el rap potenciado por Lil’ Kim, el experimento MIA o la reguette de Tego Calderón. No es casualidad que este sea el cante flamenco de la nueva discoteca, la genialidad con la que se anunció en 2017 con su disco de debut, los Angeles. Tampoco resulta azaroso que justo cuando puedas decir «yo soy muy mía» accioné el sintonización automática, para ofrecer argumentos a quienes no toleran su apoyo a la bastardia cultural. Respeto a la tradición, admiración por lo popular y consecuente con su época (récord: 29 años). Mundos opuestos y confusos colapsando. Toda una declaración de intenciones. una última cola la cancion se llama bulerías, arrebatándole identitad a uno de los momentas cumberre del disco.

Digamos ya que Motomami (publicado este viernes 18 de marzo) no es El mal querer, sobre el trabajo anterior, de 2018. Tampoco importa mucho. Es relevante que nuestra hemosfera es paralela a la época de lo revolucionario que es El mal querer. Estafa Veneno (1977), el disco de la alianza entre Kiko Veneno y Pata Negra, vio la luz hace 25 años. Que bueno que con la discoteca de Rosalía tengamos más prestigio. Lo que es El mal querer era simbólico lorquiano, drama y congoja dentro de una relación ideológica sobre el amor y la feminidad fortaleina, he aquí alboroto, diversión, reguetón, caos, travesura y derribar fronteras entre géneros musicales. Ingen es poca cosa. Y repasa el estado vital en que se encuentra la canción, con un pastel en Estados Unidos, sus escapadas a Latinoamérica, su nueva música puertorriqueña. (Rauw Alejandro, reguetonero), sus amantes glamurosas, sus locas fotos en Instagram… También ofrece un trabajo que funciona como vehículo para que el artista compita con sus detractores. Con poesía y confianza. «La que sabe, sabe. / Que si estoy en esto es para romper. / Y si me rompo con esto, pues me romperé. / Y qué, solo hay riesgo si hay algo que perder. / Las llamas son bonitas porque no tienen orden, y el fuego es bonito porque todo lo rompe”, canta en la corajuda sakura, que cierra la discoteca.

Rosalía en 2022, una foto de promoción.

En la fiesta de su tercer trabajo Rosalía no repara invitados. Una motomami, una cancion de un minuto que parece haber sido agarrado por el Sobrino del Ingeniero de Sonido durante un descanso de la producción, deltager tiene hasta 14 personas y está registrado en tres estudios. Toda la disco disco de este gran poder de convocatoria (Pharrell Williams, james blake o The Weeknd es asoman ocasionalmente), lo ayuda a que ruede deslavazado, sin la fortaleza unificadora de (otra vez) El mal querer. Ingen parece necesario tanta gente para armar motomami, pero la dimensión del artista es precisa. Costos de este negocio. Resultó en 16 eventos (42 minutos) con solo hasta que pasan de los cuatro minutos. La mayoría se mueven entre 2,30 y 3 minutos, el tiempo estimado por los nuevos gurús del pop para que el público no se vaya. Muchos de ellos, por supuesto, irán acompañados de su correspondiente desarrollo visual. Sobran temer como alfabeto motomami, donde Rosalía va leyendo (sin música) habla de la continuación de las letras del abecedario, desde la A («alpha, altura, alien») hasta la Z («de zarzamora o de zapateao o de zorra también»). También se podria har ahorrado Bizcochito, carne de TikTok por su vulgaridad musical y su ritmo exquisito.

Y, de paso, una disco exitosa y emocionante, por todos los riesgos, reforma estilística y acción que se lleva a cabo en el resultado. En Rosalía el interés por destruir los frentes es simplemente de crucero. Hay un buen aviso de lo que va a pasar, pero nada con el reguetón: Rosalía estruja el género, le añade hondura flamenca, lo moderniza con electrónica saturada y lo convierte en algo distinto. Si no has podido hacer eso, tendrás que dejar de luchar. Caramelo concepto construido un club de Londres con un DJ puertorriqueño. Una La combinación de Versace reinventar el regentón añadiéndole palmas flamencas y un obsesivo sonido tenebroso. Hay una canción sobre el amor feminista y el ultraje que comparte Rosalía con la dominicana Tokischa: “Juntas por la noche. / Puestas amigo’ derroche / Tu pelo azabache, la combi Versace”. Su experiencia americana empapa las letras, con vocablos ingleses y jerga universitaria. No pases nada, incluida la fuente. Con humor y hedonismo en la discoteca, Rosalía disfruta de ser la única persona en el mundo que desprecia una fiesta viva y disfruta siempre de una escapada romántica. Aquí están las cosas en su vida.

Toda la cultura que está supeditada a esta esperanza.

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Portada de 'Motomami'.
Portada de ‘Motomami’.MÚSICA DE SONY (MÚSICA DE SONY)

Una Saoko, entrenar semanas antes, devolver los ritmos latinos y conducirlos a la dura electrónica. Una Delirios de grandeza (versión popularizada por el salsero cubano Justo Betancourt) afronta el bolero y le queda de perlas al darle una pátina años 2000 con un extracto (debidamente acreditado) de la canción Delicioso, del dúo de Atlanta Vistoso Bosses junto a Soulja Boy. Cuuuuuuuuuute (así, con diez tu) es un delirio electrónico, oscuro e intrigante que se pretende repetir al sol en la voz de Rosalía y seguirá con bases saturadas. Es un disco que puede ser picotear, porque al menos contiene estas canciones sobrias. Mención especial para temas relacionados. G3 N15 es hermosa, casi un canto góspel; como hentai coloca al sexo por encima del amor («Enamorada de tu pistola, roja amapola. / Choque, es mi control»); como un g acongoja, sintonización automática incluido Como verán, los títulos de las canciones ingen son muy inspiradores.

A pesar del caos generalizado, todo eso une el sonido vocal de Rosalía, que no se traspasa ni siquiera cuando se le conoce como aspirante a helio. A veces suena el pellizco flamenco, otras se torna dramática, muchas descarada… Pero es un arte que se puede abrir cuando estás inoculado para que el artista tenga que ingerir un esto.

La sensación de poder escuchar Motomami es con este artista que algo es posible, que la proximidad será igual a estimar y que habrá que agarrarse a algo tan soberbio como El mal querer en cualquier momento. Si la esencia de la música es la libertad, ninguna estrella mundial es tan creativamente libre como ella. Eso seguro que es español…

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