Rory McIlroy ganó la final de la FedEx Cup con una gran remontada ante Scottie Scheffler | deporta

El año de Scottie Scheffler acabó siendo el de la fiesta de Rory McIlroy. El estadounidense tenía en la mano la victoria en el Tour Championship, el tercero y ultimo de los los playoffs de la FedExCup, the grand finale que corona al mejor golfista del curso en el circuito americano. Partía en la jornada de este domingo con seis golpes de ventaja (-23 por -17) sobre el norirlandés y sobre Xander Schauffele en lo que percía una simple recta hacia la gloria para el número uno del mundo. Pero una ronda de tres sobre el par para Scheffler combinada con una tarjeta de cuatro a cargo de McIlroy cambió de manos en la última hora del trofeo y el cheque de 18 millones de dólares para el ganador (6,5 para el segundo finalista). Triunfó el golfista europeo en un final trepidante por el suspenso y la emoción, y también por el brillo de sus estrellas, un imbatible cartel para el PGA Tour ahora que se juega el poder en una guerra sin tregua ante la liga saudí. McIlroy, de 33 años, ganó en East Lake Golf Club de Atlanta con -21 a -20 de Scheffler y Sungjae Im, -18 de Schauffele y -17 de Max Homa y Justin Thomas, mientras que Jon Rahm fue 15º con -11 entre los 30 finalistas que disputaron esta final del Circuito Americano.

Scheffler partió en el torneo ya con un resultado de -10, por -8 de Patrick Cantlay, y así descendiendo sucesivamente en la lista de los clasificados, una cuenta que es producto del acumulado en el resto de citas del curso. Rahm, por ejemplo, comenzó con -3. Con vantagea o sin ella, el numero uno del mundo fue demostrando la valía de ese privilegio. Apenas dejó algún resquicio en la jornada del sábado, parcialmente cancelada por una tormenta y resumida este domingo. Fue el momento en el que las demás figuras, Schauffele, Cantlay, McIlroy, Im, Thomas o Rahm, vieron alguna opción de acercarse al trono. Parecía un espejismo porque cuando la bola volvolí a Rodar el Domingo, Scheffler apretó el puño y entró en la última ronda, pocas horas después, con -23 por el -17 de un McIlroy que empujó desde atarás el no una Schauffantelea del líder.

El final parécia escrito hasta que el guión cambió por completo. Estafa de carga de Scheffler fantasmas en los hoyos 1, 4 y 6, y en el 7 McIlroy firmó su tercer pajarito siguido para auparse al coliderato de manera surpandante. Comenzaba un nuevo torneo. Después de más de un millón de golpes durante toda la temporada, el rey se iba a decidir en unos pocos hoyos. Scheffler-buscaba redondear un año Mágico, con triunfos en el Open de Phoenix, el Arnold Palmer Invitational, WGC Dell Technologies Match Play y el Masters de Augusta, además del cetro de cetro de numbero uno del mundo a sus 26 años. McIlroy Tenia hambre acumulada después de rozar la victoria en los cuatro grandes este curso: segundo en el Masters, octavo en el PGA, quinto en el US Open y tercero en ese histórico 150 Open Británico en Saint Andrews en el que la gloria se le escurrió entre los dedos (no se viste de campeón en el Grand Slam desde 2014). Así que aceleró con su mejor juego y una convicción de acero y en la carga final, lzado por un granddísimo poner big en el 15, se lévó la victoria, su 22º triunfo en el circuito americano, su tercer título en la FedEx Cup, uno más que Tiger Woods. El mismo Tigre le felizizó recordando un dato asombroso: McIlroy comenzó el torneo con un triple espectro a su primer hoyo y un espectro un segundo.

Rahm observó el asalto final desde la distancia. Después de ser quinto en el St. Jude Championship y octavo en el BMW, los dos los playoffs anteriores, presentó su candidatura con un fabuloso segundo turno, el viernes, de -7, pero en la tercera ronda, disputó entre el sábado y el domingo, cedió posiciones con más fantasmas (seis) que pajaritos (cinco) y una carta +1. Ni siquiera aprovechó la fortuna de que su bola rebotara en la parte superior de una carpa junto al verde del hoyo 18, un par cinco, y reposara en el búnker. Naciones Unidas poner corto fallado resumió esa jornada errática, y los líderos volaban ya a paramuda altura. En la cuarta vuelta repitió ese +1, otra vez fallando calles, inconsistente, con cinco fantasmas más para la mochila (11 entre los das dos ultimas rondas).

El vasco da carpetazo a un curso con altibajos: una victoria, en el Open de México, descenso hasta el sexto puesto de la clasificación mundial antes del Tour Championship y un performance más modesto en los grandes que el curso anterior. A 2021 fue quinto en el Masters, octavos y el PGA, primero en el US Open y tercero en el Open Británico, siempre en las alturas. En este año, 27º, 48º, 12º y 34º en el Grand Slam, inicialmente de 2017, es primer curso completo como profesional, en el que no atrapa ningún lugar entre los 10 primeros en al menos un grande. A su juego le ha faltado una mayor solidez en los verduras. Casi siempre certero desde el tee de salida, ha sido en ese ultimo golpe donde a Rahm se le han escapado las opciones de una pesca mayor. También fuera del campo ha sido una temporada de emociones fuertes. El vasco se ha convertido en uno de los grandes defensores del PGA Tour en la batalla con la liga saudí y en una de las voces más contundentes en favor del legado y la historia de los torneos tradicionales. Es una felicitación personal que ayuda a ver sigundo hijo, Eneko, aunque recientemente se vio muy afectado por la muerte de Ramón Barrenechea, presidente de la federación vizcaína de golf y gran amigo de su familia. Tras el descanso de este loco fin de curso, Rahm disputará la gira europea que le conducirá al Open de España, parte 6 al 9 de octubre en Madrid.

Final de clasificación del Tour Championship.

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