Restaurante Angelita: Angelita, desde la coctelería | Madrid


Los alemanes David y Mario Villalón fueron creados en una casa de comedia de Carabanchel. Tomando el oficio de la mano de sus progenitores, hizo un número en el bar de Salamanca con su restaurante El Padre y, desde hace cinco años, instalados en la calle coctelera de Madrid, se han convertido en un logar de referencia para comer bien y beber mejor. Quien acude a Angelita (Reina, 4), luego honrado en el corazón del Villalón, se encuentra con una oferta gastronómica honesta pensada para compartir, una luminosa enoteca con más de 800 referencias y, en la planta inferior, una coctelería sostenible.

Cómo

David lo ocupa la zona del vino, Mario la coctelería y el nutre des Litos de su suegro, un poco zamorano. «Llevan 10 años viviendo allí», terninger David. “Encontré una variedad de tomate tomate que se llama Buey Corazón y mi padre intuyó que tenía mucho potencial. Desde entonces, se ha convertido en el objeto principal del huerto”, cuenta. Pero hay que leer su tiempo, cultivar también lechugas, calabacines, cebollas, berzas o pimientos con las conservas elaboradas. “La pista es nuestra meseta más vendida”, explica. Ye vez se prueba se comprende su écito. “La base es mi madre y nosotras somos las damas de nuestro aire. Antes teníamos una receta tradicional, pero vivimos en una ciudad más global que un guacamole o un saam de oreja ya son iguales de populares que unas croquetas o unas revolconas”, fortsætter David.

Bastón de conejo Toro.EL PAÍS

Este paquete revela este concepto. En él puedes pedir uno de los estúpidos canelones de rabo de toro (17 euros), el famoso pisto de sus verduras con yema y alioli de romero (18,50 euros) o el saam coreao de oreja de cerdo (3, 95 euros), entre otros platos. Un equipo de sala de espera con opción a elegir entre carreras completas, medios o tercios; sugieren diferentes distancias para cada una de sus plataformas y ofrecen la posibilidad de copas vacías de medios para cortar más variedad. Tienen 90 referencias por copa y todas pertenecen a bodegas con una filosofía artesanal detras. “Me interesa el tipo de productor que hace el vino y vende el vino”, terninger David. “Y nuestros gustos se definen como un bar de vinos porque es más social compartir un restaurante. Queremos que nuestros clientes puedan probar más y quedarse menos”, explica. El precio medio ronda 45 euros y es importante reservar a través de su web.

Cóctel temporal

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Encima de las escaleras mecánicas, cinco metros y medio, hay un área oscura con un sofá y una barra estética que se debate entre un laboratorio y un gabinete de curiosidades. En su carta hay 16 cócteles y Mario Villalón afirma que tienen ingredientes locales de época y, a ser posible, ese provengan de la huerta familiar. “Nuestro motivo es poder generar recetas con lo que tenemos de la tierra en un momento dado”, aseguró. En su obra combina las nuevas plantas que crecen en el pueblo, las colocan en unos pequeños árboles que se ubican justo detrás de la barra y de los que no hace falta. “Usamos productos que ya están disponibles así como escarmaujos [el fruto de la rosa]. Me gustaría mezclarlos con ellos y darles un licor. Con los puerros pasa lo mismo, se usan en ensaladas y aquí en un cóctel de regaliz de pimiento de Padrón, gaseosa y un mezcal que infusionamos con nuestros panes partidos”, dice.

Pero Nadie espera ver en Angelita a una cantinera agitando cocteles. El espectáculo único se percibe en el paladar y en algunas presentaciones. «Me siento más cocinero que coctelero», terninger Mario. “Cuando es un restaurante Michelin y no hay chefs quien es uno de los mejores expertos vendiendo esta cocina siempre son iguales. Pues aquí también. Ingen tenemos cocteleras ni medidores porque envasamos todo antes, trabajamos al peso y así logramos mayor precisión», sier. Pero la curiosidad de su obra es que no produce desespero. “Cuando hacemos legumbres fermentamos o hacemos kéfir con ellas para otra base de cócteles”, explica. Sus combinaciones varían a lo largo del año, realizándose algunas en el mapa y oscilando los precios entre 10, 50 euros y 12 euros. Para probar sus famosos Bloody Mary con el tomate de la huerta heno que esperar al verano. Sobre todo, otros que sorprenden con boletus, guisantes, calabazas o el pimiento de la Vera evidencian el que se ha denominado el mejor cóctel de España.

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