Quería comprarse un país para el fin del mundo


Antes de la debacle de FTX, Sam Bankman-Fried era una especie de celebridad. No solo lideraba una de las plataformas de criptomonedas más importantes del momento, sino que también se encontraba entre las 60 personas más ricas del mundo, según Forbes, posición desde la que proyectaba generosas donaciones a campañas políticas estadounidenses. 

Los ambiciosos planes del empresario, que parecían no contemplar el colapso de su imperio, iban incluso más allá. Según recoge The Guardian, una serie de documentos internos publicados en el juicio en curso contra Bankman-Fried revelaron planes para comprar un pequeño país de la Micronesia con el objetivo de construir un lugar seguro para el fin del mundo. 

Bankman-Fried y sus proyectos en Micronesia

El origen de los datos tiene lugar en el tribunal de quiebras de Delaware. Una comunicación interna elaborada por un miembro de la fundación FTX y el hermano de Sam Bankman-Fried, Gabriel Bankman-Fried, establecía una serie de pautas para garantizar la supervivencia de los empleados de FTX y Alameda Research en caso de un evento catastrófico de escala global. 

La estrategia para conseguirlo giraba en torno a un movimiento que, de concretarse, difícilmente podría haber pasado desapercibido. En concreto a “comprar la nación soberana de Nauru para construir un ‘búnker/refugio’ que se utilizaría para ‘algún evento en el que muera entre el 50 y el 99,99 % de las personas [para] garantizar que la mayoría de los EA [altruistas efectivos] sobrevivan’”.

Nauru Vista Aerea Del Aeropuerto 1

Vista aérea del aeropuerto de Nauru

En el texto se lee varias veces “altruismo efectivo”, un término asociado al movimiento filosófico y social impulsado por Bankman-Fried para maximizar el impacto de las acciones benéficas. También se hablaba de “desarrollar una regulación sensata en torno a la mejora genética humana” e incluso de construir un laboratorio, aunque señalaba que “también hay otras cosas útiles de hacer con un país soberano”.

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Nauru, según datos de la ONU, es uno de los estados más pequeños del mundo. Tiene una población aproximada de 12.000 personas y le acompañan una serie de características preocupantes. No tiene puerto y su economía gira alrededor de la extracción de fosfato. Además, tiene los peores indicadores de desarrollo humano de la región y la mayor incidencia de pobreza a nivel alimentario. Y, por si eso fuera poco, ha estado en el epicentro de varias polémicas por lavado de dinero. 

Imágenes: FTX | U.S. Department of Energy’s Atmospheric Radiation Measurement Program | Cedric Favero

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