Posible cambio de rumbo del ‘brexit’: el nuevo Corbyn, una segunda consulta y el visto bueno de Bruselas

EMILIO ORDIZ

Brexit

La del brexit parece una historia interminable. Siempre, aunque el tiempo corra, se añade un capítulo más. La fecha marcada por la UE para la salida del Reino Unido es el próximo 29 de marzo. Queda poco más de un mes, pero el Gobierno de Theresa May sigue deshojando la margarita con el Parlamento en estado vigilante y, de momento, rechazando el acuerdo firmado entre Londres y Bruselas.

La situación es tensa, pero ha habido un giro que puede arrojar luz al momento que atraviesan las negociaciones. Jeremy Corbyn cedió y se ha mostrado partidario de un segundo referéndum sobre el brexit. Esta, de hecho, podría ser la salida más lógica, toda vez que la Unión se niega a renegociar el pacto. La posibilidad de ampliar el artículo 50 y retrasar la salida cobra mucha fuerza, y esa será precisamente la propuesta que May lleve a la Cámara este miércoles.

Con todo, el contexto ha cambiado, pero cuáles son las claves del nuevo contexto, y cómo pueden influir en el futuro más cercano:

Retrasar el ‘brexit’: respaldo del artículo 50

El artículo 50 del Tratado de la Unión Europea ofrece un mecanismo formal de salida de la Unión Europea al país que lo solicite. Y sobre eso gira todo el asunto del brexit, como es lógico. Ahora, la idea del Gobierno conservador es poder ampliar la utilidad de dicho artículo para retrasar la salida de la Unión Europea.

El objetivo de May es claro: tener más tiempo para pulir el acuerdo con Bruselas, algo a lo que desde la UE se niegan. Están dispuestos a tocar ciertos puntos casi irrelevantes del pacto, pero no alterar las partes más importantes. Una de ellas es la salvaguarda con Irlanda, que ha desatado el rechazo de buena parte del Parlamento británico, de ahí que los tories perdieran la votación en enero.

El nuevo Corbyn

El personaje del principal líder de la oposición ha vuelto con fuerza a escena. El papel de Jeremy Corbyn está desgastado desde sus propias filas, pero ahora ha cambiado de parecer. Se ha abierto a apoyar o proponer la celebración de un segundo referéndum. Esta opción siempre pululó sobre el ambiente, pero nunca se llegó a proponer formalmente.

Alrededor del 70% de los votantes laboristas apoyó la permanencia en la UE en la consulta celebrada hace ya tres años. Los laboristas siempre se han erigido como un partido proeuropeo, de ahí que a Corbyn le pueda interesar repetir la votación para consolidar su propio liderazgo.

Eso sí, antes de apostar por otro referéndum, los laboristas propondrán la firma de una unión aduanera entre la UE y Reino Unido, conscientes de que puede ser la única opción factible dado el poco margen. De puertas hacia fuera, el discurso de Corbyn es que su cambio de postura busca lapidar la posibilidad de un brexit duro, pero en el transfondo puede haber intereses electoralistas.

Posibles consecuencias de un segundo referéndum

Viajamos a 2016. Entonces, el Reino Unido votó a favor de abandonar la Unión Europea con un 52% de los votos frente al 48% que apoyó la permanencia en el contexto comunitario. La diferencia, por tanto, fue mínima, pero el camino quedó abierto. David Cameron dimitió y fue sustituido por Theresa May, exministra que había hecho campaña precisamente por mantenerse en la Unión.

A medida que se fueron planteando problemas, los discursos de quienes optaron por la salida, cambiaron. La principal fuerza antieuropeista, el UKIP, quedó desgastada y su líder Nigel Farage, casi denostado. De hecho, llegó a reconocer que el escenario idílico tras la salida (más recursos económicos, mejores servicios, más soberanía…) fueron cuanto menos engañosos.

Precisamente por eso, una segunda consulta podría movilizar todavía más el voto. En 2016 la participación fue muy alta, de un 72,2%, pero con un borrón: los jóvenes se quedaron en casa. En algunas zonas, la abstención de los votantes de entre 18 y 24 años fue superior al 60%. Un cambio en este aspecto podría cambiar de forma radical el resultado.

¿Y qué dice Bruselas?

La Unión Europea, entre tanta turbulencia, sabe que tiene la sartén por el mango. De momento no se pronunciado sobre la opción de repetir el referéndum, pero sí puso una condición para que se retrase la salida. Tiene que existir un acuerdo entre conservadores y laboristas. May ha mantenido reuniones con todas las instituciones europeas, y los avances a su favor han sido escasos. Bruselas insiste en que el acuerdo de salida «es el mejor posible».

El presidente del Consejo Europeo, Donld Tusk, apuntó que prorrogar el plazo para el brexit puede ser la opción «más sensata», pero quizás haría bien la UE en trabajar en la opción de que se pueda producir una nueva consulta, y quién sabe si con resultados muy diferentes a los de 2016.

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