Navegar de India a Estados Unidos en línea recta es posible. Solo hay que pensar fuera del plano


Subirse a un barco en la India y bajarse en Estados Unidos sin un solo giro de timón parece imposible sobre el mapa, pero hay una ruta que une ambos países en «línea recta» por el mar. Solo hay que pensar en tres dimensiones.

La primera vez que fui a Estados Unidos en uno de esos aviones que te ponen la ruta en la pantalla, me sorprendió que el piloto dibujara una curva sobre el mapa en vez de cruzar el Atlántico con una recta. Más tarde caí en que las rutas que parecen ser rectas no son el camino más corto en la superficie de la Tierra.

La misma lógica aplica al contrario. Navegar en línea recta de la India a Estados Unidos puede parecer imposible en un mapa plano, pero es muy posible en el mundo real si tenemos en cuenta la curvatura de la Tierra.

De la India a Estados sin giros de timón

Siguiendo la propuesta de Map Travelers, saldremos de la península de Kathiawar, al oeste de la India, y cruzaremos el océano Índico rozando la isla de Madagascar. Luego nos adentraremos en el océano Atlántico y seguiremos navegando sin cambio de rumbo hacia el polo sur.

Atravesaremos el pasaje de Drake, entre Argentina y la Antártida, y seguiremos sin tocar el timón hasta nuestro desembarco en Alaska. Le habremos dado una vuelta a la Tierra y estaremos, como habíamos prometido, en Estados Unidos.

Hay que tener una gran capacidad de abstracción para interpretar esto como una línea recta en el mapamundi al que estamos acostumbrados. Pero en un globo terráqueo (o una aplicación como Google Earth) la línea recta es como rodear una pelota con un hilo de lana.

De esta manera no solo podremos navegar de la India a Estados Unidos, sino de España a sus antípodas, Nueva Zelanda, sin salirnos del mar. Pero hay que hacer una concesión: no podemos hablar de línea recta cuando pensamos en una esfera, sino arco o círculo mayor.

La proyección de Mercator y sus ventajas para la navegación

Proyectar una esfera como la Tierra sobre un plano como el mapamundi requiere algunos sacrificios. Por ejemplo, que la ruta más corta entre dos puntos alejados se vea como una curva sinusoidal.

Hoy en día, los navegantes usan GPS y otros sistemas de satélite para calcular la ruta más cortas entre dos puertos, pero hasta su invención, usaban mapas.

En 1569, un señor llamado Gerardus Mercator ideó una proyección cartográfica que era ideal para navegar. Tanto, que se volvió la más usada para todos los mapas en general.

La proyección de Mercator convierte los meridianos en líneas paralelas y alarga los paralelos hasta igualarlos, lo que resulta en que las regiones más cercanas a los polos, como Groenlandia y Rusia, se vean desproporcionadamente grandes.

Pero Mercator tiene una característica muy útil para la navegación: hace que los ángulos en el mapa sean los mismos que en la superficie terrestre, de manera que las líneas rectas se corresponden con rumbos constantes en el mar.

Sin embargo, es una proyección cilíndrica de la Tierra, como si enrolláramos un cilindro alrededor de un globo terráqueo recién pintado y lo estiráramos para proyectarlo en 2D. Aunque sea muy útil para navegar, no permite proyectar una circunnavegación como una línea recta. Para eso hay que pensar en 3D.

Imagen | Terrible Maps

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