Miente en la renuncia de Valentín (OPINIÓN)

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El AUTOR es periodista. Reside en Baní.

Hablar de «convicciones», «criterios político-ideológicos» y demás tonterías, constituye un vano intento de Julio César Valentín de justificar la desertora pura y simple que ejerce.

Sus supuestas “convicciones progresistas” fueron descubiertas fuera del poder a pesar de que, siendo testaferro de esta organización, convivía sin reparos con todo lo que existía y permanece en el PLD hoy.

De hecho, la actual oposición PLD es más progresista y cercana al pensamiento de Juan Bosch ya que durante 16 años consecutivos de gobierno durante el presente siglo, su bochismo fue fingido y artificial. Está experimentando una metamorfosis indudablemente oportunista.

Cualquiera que escuche ahora al PLD, independientemente de sus esfuerzos de gobierno, podría creer que representa un nuevo cambio en el país, ya que sus planteamientos son contrarios a su actuación como jefe del Estado dominicano.

El nuevo PLD, que esconde a los dinosaurios que hicieron fortuna

pero eso los mantiene en sus órganos de gobierno listos para dar el salto, si por un error del destino logran retomar el mando, eso es en realidad la antítesis de lo que proclaman.Valentín bien podría argumentar que ha perdido la esperanza de que los dominicanos le den él una nueva oportunidad para el PLD, que se siente marginado, que Abel Martínez es un fiasco, que no lo tolera, que le falta poder y quiere un acercamiento al gobierno o que ahora mismo confía más en Leonel Fernández que en Danilo Medina.

Hay una larga lista de argumentos, reales o no, pero prácticos, que pudo haber expresado, pero hablando de convicciones e ideología al mismo tiempo que dice sentir «respeto por el esfuerzo de los gobiernos encabezados por el PLD», muestra. la falsedad de sus declaraciones en su pobre carta de renuncia.

Sea cual sea el camino que elija en sus «exploraciones», Valentín no pasará de ser un desertor más, que será recibido con honores y fanfarrias allá donde llegue, ya que quien salta de una organización a otra lava sus pecados inmediatamente.

Si Valentín realmente tuviera convicciones progresistas y criterios políticos e ideológicos, no habría apoyado las maniobras partidistas que se realizaron para imponer a Gonzalo Castillo, con quien trabajó codo con codo durante el pasado proceso electoral. Era quizás el momento de dar un salto cualitativo, con contenido político.

Tras su aplastante derrota electoral como candidato a senador por Santiago en 2020, Valentín vio desmoronarse sus lazos en su partido y su provincia, pues el actual precandidato cuasi presidencial logró imponerse con fuerza para quedarse con la alcaldía de esta provincia.

Ahora con Abel como su candidato presidencial, Valentín tiene un papel menor al que estaba acostumbrado, razón fundamental de su renuncia.

El papel que le pudiera asignar otra organización, por la imposibilidad de que se postule a un cargo de una nueva entidad política, lo colocaría en el ansiado primer plano, con el que podría pretender desempeñar el papel de sepulturero de aquellos que se ha beneficiado en el pasado.

En conclusión, con su salida del PLD, Valentín busca reconvertirse y encontrar un rol ansiado, pero definitivamente ya no es una sombra de lo que fue y una caricatura de lo que cree ser.

jpm-am



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