Luces de Salamanca

La Fundación Corripio patrocinó recientemente una conferencia del brillante rector de la Universidad de Salamanca que versó sobre los paradigmas pasados, presentes y futuros de la educación superior y de las universidades. Ricardo Rivero deslumbró con la fluidez de su exposición y la clarividencia de algunas de sus consideraciones. Quienes ponderamos sus expertos juicios, sin embargo, concluimos que hubo luces y sombras. Por suerte, de ambas pudimos extraer algunas lecciones estratégicas.

Rivero comenzó resaltando el nexo entre Salamanca, la cuna de la Orden de los Frailes Dominicos, y nuestro país. Aludiendo al inicio de la Conquista,  a Montesinos y al reclamo por un mejor trato del indígena, Rivero generó controversia al atribuir el gentilicio de los dominicanos a esa orden (https://www.diariolibre.com/opinion/lecturas/acerca-del-gentilicio-de-los-dominicanos-MODL351094). Tampoco mencionó que el artífice del Sermón de Adviento fue Pedro de Córdoba, el jefe de los 11 frailes en Santo Domingo en el 1511.  Rivero entonces otorgó la categoría de verdad infinita a la afirmación de que los grandes logros solo se consiguen con obsesión.  (Señaló que su anfitrión, Pepin Corripio, sabia de eso.)  El corolario de tal afirmación es que la universidad debe renovarse constantemente para responder a los cambiantes tiempos.

En la Era del Conocimiento y de la Informacion los nuevos desafíos deberán ser abordados con tenacidad y templanza. Rivero reveló que actualmente el mayor desafío es lograr la atención del estudiante. Dijo que según los publicistas, el objetivo de sus campañas publicitarias es lograr los 6.5 segundos que es el rango promedio de atención entre los humanos. Con el bombardeo de información a que estamos sometidos actualmente en la Era Digital esto es un reto mayúsculo.  Sin embargo, destacó que Francisco de Vitoria, un profesor de su universidad  en el siglo XVI reputado como el padre del Derecho Internacional, atraía a los estudiantes porque aderezaba sus cátedras con ingeniosos ejemplos para explicar conceptos y con divertidos chistes.

Por otro lado, Rivero alertó al hecho de que el uso del Big Data puede manipularse o ser interpretado erróneamente.  Deberá distinguirse entre datos, información y conocimiento para discernir las mejores respuestas a estos desafíos (http://www.estrategiaynegocios.net/opinion/977752-345/diferencia-entre-dato-informaci%C3%B3n-y-conocimiento). Es en el desarrollo del conocimiento que se fundamenta la necesidad y perennidad de las universidades como entes transmisores de conocimiento y habitáculos de la investigación.  El conocimiento se define como “una mezcla de experiencia, valores, información y saber hacer que sirve como marco para la incorporación de nuevas experiencias e información, y es útil para la acción.”

El magnífico rector visualiza la permanente necesidad de los docentes para ayudar a los estudiantes a desarrollar el conocimiento, amén del requisito esencial de interacción e intercambio en contextos presenciales. Hoy día, sin embargo, aunque la Universidad de Salamanca es la más vieja de España y la tercera más vieja de Europa, ofrece un impresionante elenco de programas de educación online (http://virtuale.usal.es/titulos/). Subyacente en sus siguientes consideraciones estuvo la visión de que la universidad continuara ofreciendo opciones de educación virtual cada vez más amplias y diversas, a la vez que desarrolla al profesorado para manejar las habilidades del mundo digital.  Su visión de la perennidad de la institución y de los docentes, sin embargo, puede ser cuestionada frente a los avances de la tecnología digital y de comunicación.

Fue notorio el hecho de que Rivero no se refirió al impacto que podría tener sobre la educación superior la robotización, la inteligencia artificial y el “machine learning” (aprendizaje de las maquinas).  Ya existe un robot español (Sofía, https://codigoespagueti.com/noticias/sophia-robot-talent-land-2018/), el más avanzado del mundo, que reconoce los estados anímicos de las personas con quien interactúa y eso es suficiente para poder predecir que el factor emoción, un ingrediente esencial para la efectividad de la interacción entre el docente y el estudiante, podrá ser manejado por un robot en el futuro.

De esto se infiere que la inteligencia artificial podría desplazar al docente, pero además podría hacerlo más efectivo si se logra desarrollar un sistema mediante el cual se vaya monitoreando el comportamiento del estudiante a través de las diferentes etapas de su educación formal.  El “machine learning” servirá para esto y para personalizar las mejores estrategias de transmisión del conocimiento a los alumnos por parte de los robots docentes.  Es esa visión futurista la que faltó en la presentación de Rivero, tal vez porque el magnífico rector esta todavía cognitivamente secuestrado por el paradigma de la universidad a la cual sirve actualmente.

El consejo final de Rivero fue que las universidades del país deben ser sumamente cuidadosas al asumir los modelos de las universidades del primer mundo. Estos no son necesariamente extrapolables y pueden causar más daño que bien. En el mismo tenor, Rivero aconsejó no enviar a los estudiantes a estudiar fuera del país porque con eso se incentiva la fuga de cerebros.  Es preferible que los programas de estudio del país incorporen insumos extranjeros a fin de que los estudiantes se queden en el país. Estas advertencias sí parecen estarse signadas por la racionalidad.

Pero a Rivero le faltó señalar, tal vez por tacto diplomático, el monumental atraso del paradigma universitario dominicano. Nuestro abigarrado sistema de educación superior está empantanado en los modelos imperantes en el siglo XX que privilegiaban la educación presencial.  Por eso, por ejemplo, la UASD tiene 18 centros regionales y en Neyba se reclama el establecimiento de otro en su seno.  Esto equivale a dar prioridad a la varilla y el cemento, cuando es obvio que con cursos semi-presenciales podrían eliminarse esos centros, siempre y cuando los estudiantes sean dotados de un computador, haya conexión wifi y estos puedan viajar a Santo Domingo para asistir a sesiones presenciales complementarias.  El ahorro de recursos seria impresionante.

De las 46 universidades dominicanas habrá una docena que incorpora los medios digitales como parte de su oferta programática. Algunas hasta tienen centros de tecnología educativa para aupar el uso del internet por parte de los docentes.  Pero hasta ahora los esfuerzos se centran en el uso de los medios virtuales para apoyar la educación presencial, donde los docentes asignan lecturas y ejercicios que pueden ser encontrados usando los buscadores. Hace falta un esfuerzo mayúsculo para preparar a los docentes a desarrollar cursos online y semi-presenciales y para eventualmente migrar toda la oferta programática hacia la educación virtual.

El problema principal, a nuestro juicio, es que la gerencia de nuestras universidades no entienden las implicaciones de la Era Digital para sus instituciones.  Esto se debe a que son, en su mayoría, analfabetos digitales, aun cuando muchos están usando las redes sociales.  Urge pues que los rectores, vicerrectores y decanos se enrolen en cursos y talleres para adquirir una visión actualizada del mundo digital.  Más aun, urge que las propias universidades exploren los millares de cursos en líneas que ya ofrecen otras universidades para determinar si son copiables.

Una vez se logre un mayor grado de conciencia sobre el tema entonces la oferta programática de la universidades deberá migrar hacia la educación virtual. (Los miles de dominicanos que se han beneficiado de los cursos de la Fundacion Carlos Slim (Aprende.org) atestiguan la viabilidad de la educación virtual. Es una transición que debe motivar al MESCYT a involucrarse de lleno en el apoyo y estímulo a esa transformadora transición. Esa fue la recomendación que debió figurar en el repertorio de Rivero para completar su constelada presentación.

 

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