Lindsay Lohan ganó medio millón de dólares por un cameo de segundos en la nueva ‘Mean Girls’ | Gente

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En 2004, Lindsay Lohan pasaba de ser una niña Disney a convertirse en una adolescente archiconocida gracias a su papel en Chicas malas. En la mordaz comedia, Lohan interpretaba a la inocente Cady, que tras una etapa de educación en casa se enfrenta a la jungla que supone un instituto. Con los años la película se convirtió en filme de culto para el estrato demográfico que la disfrutó en las salas y para los posteriores, tanto que ahora, dos décadas después, ha llegado una nueva versión con toques de musical. Con una nueva generación a los mandos, Lohan sigue presente en ella, no solo en espíritu, sino también en carne y hueso: hace un pequeño cameo al final de la misma. Un cameo en una secuencia de algunos minutos pero en la que ella aparece unos segundos. Y por el que, como se ha sabido ahora, ha cobrado medio millón de dólares.

La cifra no la ha revelado ni la propia actriz ni tampoco Paramount, el estudio de la película —ambos han declinado hacer comentarios al respecto—, sino que han sido fuentes cercanas a ambas partes quienes la han confirmado a Variety, uno de los medios de entretenimiento más importantes y de confianza en Hollywood. Lohan, que fue una de las principales valedoras de este remake, apenas pasó medio día de trabajo en el rodaje, en una película que, además, ni siquiera iba a llegar a las salas de cine y estaba pensada para ir directamente a la plataforma Paramount+. Sin embargo, los pases previos que se hicieron para público objetivo mostraron su interés por la misma, sobre todo en la franja de 35 años. De hecho, la secreta aparición de Lohan era muy celebrada por ese segmento del público. El estudio consiguió mantenerla en secreto hasta el estreno.

(Atención: párrafo de spoilers). En su aparición, la intérprete de 37 años modera un campeonato de matemáticas en el instituto North Shore, una competición en la que participa precisamente la Cady actual, interpretada por Angourie Rice, y con la que interactúa ligeramente. También tiene alguna frase en la que hace guiños a la película original; cuando hay un empate entre los equipos, comenta: “Esto solo había pasado una vez antes”.

Tina Fey, guionista y actriz de ‘Chicas malas’, junto a Lindsay Lohan, protagonista de la película original de 2004, en el estreno del ‘remake’ de 2024, el 8 de enero en Nueva York.EDUARDO MUNOZ (REUTERS)

Para el rodaje de Chicas malas la actriz se desplazó a Estados Unidos, puesto que desde hace una década vive en Dubái, ahora junto a su marido, el banquero kuwaití Bader S. Shammas, con quien se casó en julio de 2022 en secreto, y con su hijo, nacido justo un año después, un niño llamado Luai. También acudió el pasado 8 de enero a la gran premiere de la película celebrada en Nueva York, para la que voló específicamente desde su actual hogar. Allí se fotografió con Angourie Rice, la actriz australiana de 23 años que se mete en la piel de la nueva Cady, y con Tina Fey, actriz y humorista, además de guionista de ambas películas (y del musical de Broadway de 2018), y que tiene un papel, el de la profesora Norbury, tanto en la de 2004 como en la actual.

Precisamente con Fey estuvo también en esa media jornada de rodaje que pasó en el estudio. La codirectora de la película, Samantha Jayne, explicó en el medio IndieWire que ambas actrices coincidieron allí y que “fue precioso”. “Lindsay fue encantadora con el reparto, maravillosa con Angourie. También confió mucho en nosotros. Le dijimos la idea: ‘Queremos que hagas una aparición a lo grande, creemos que el público lo va a disfrutar muchísimo’. Le contamos el momento exacto en el que la cámara llegaría y ella miraría al público y anunciaría el campeonato”. La propia Jayne —que codirigió la película junto a su marido, socio y colega, Arturo Pérez Jr.— aseguraba que para ella fue muy emocionante saber que Lohan iba a hacer un cameo y que iba a estar en el set de rodaje. “Tengo una chica de 14 años dentro de mí”, bromeaba en una entrevista. “Y estaba explotando de alegría e incredulidad. Íbamos contando los días, literalmente. No sabía muy bien cómo iba a comportarme como directora y a hacer mi trabajo. Pero lo hicimos, lo superamos. Porque me sobrepuse a mi emoción pura y desenfrenada y fue capaz de hablar con ella. Fue estupenda, muy cálida”.

Lohan aparece en muy escasos proyectos de cine y televisión en la última década. Precisamente desde Chicas malas en 2004 su vida dio un giro y ella se convirtió, con entonces apenas 19 años, en una joven en el punto de mira de los paparazzi, que la perseguían en cada una de sus salidas y fiestas junto a amigas como Paris Hilton. En 2014, harta de la exposición pública y de entrar y salir a centros de rehabilitación, se marchó a vivir a Dubái, donde continúa, trabajando en proyectos muy escogidos, como algún capítulo de una serie de televisión o una aparición en un programa de entrevistas, un anuncio (como el que hizo hace pocos meses para Walmart junto al antiguo casting de Chicas malas, a excepción de Rachel McAdams) o una película navideña, como el año pasado.

La película-musical de Chicas malas está siendo todo un éxito de taquilla. Sus 17 millones de dólares de coste ya están más que recuperados. Estrenada el pasado viernes 12 de enero en buena parte del mundo —aunque en algunos países llegará a finales de mes o en febrero—, solo en Estados Unidos (con un fin de semana largo, puesto que el lunes fue festivo) ha recaudado más de 28,6 millones de dólares, y otros cinco más en todo el mundo. Su promoción inunda las vallas publicitarias, los autobuses y hasta los bancos de muchas ciudades del país, e incluso la cadena de cines AMC (la más grande de EE UU) ha lanzado un recipiente especial para palomitas para los fans de la película, una caja en forma de libro, el llamado Burn Book o Libro del mal, que cuesta 19,99 dólares (18,3 euros). Se ha agotado en muchas salas. La nostalgia vende. Lindsay Lohan, también, aunque a qué precio.



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