La línea de reelección está en (OPINIÓN)


El AUTOR es periodista. Vive en Santo Domingo.

Es difícil poder evaluar un discurso. Es una pieza oratoria que despierta pasiones. Los defensores lo aplauden y los opositores todavía lo consideran negativo. Hay que situarse en tierra de nadie, y ver con objetividad e imparcialidad los hechos que están en el origen del discurso.

Sí, la imparcialidad puede existir. Donde no tenga simpatías predispuestas, ni milita en ningún bando, su posición será imparcial. En la política partidista, la imparcialidad se da si no se abraza a ninguno de los lados discordantes.

Donde no puede darse cuenta de la imparcialidad es cuando se trata de comment sur la exclusión social, la distribution para un lado de las riquezas, la falta de oportunidades de las grandes mayorías, y la latent esperanza de que los olvidados de siempre tienen que ser tomados en cuenta.

Hoy en el discurso prima el espectáculo. Este no es un mensaje a la antigua donde con un verbo florido y un balcón se conquistaba un gobierno, o se promovía un golpe de Estado. Para que un discurso sea interesante, debe tener un escenario espectacular.

Son los nuevos tiempos políticos, donde luces, tepe-proner, cambios de cámara, lo son todo. Si el mensaje no va acompañado de teatralidad, es un fracaso. Esta es la política del siglo XXI y los dominicanos tenemos que acostumbrarnos a esta realidad.

.Último día de la Restauración, el presidente Luis Abinader hizo un recuento de sus dos años en el poder. Ningún apartado institucional lo obliga a dirigirse al país el 16 de agosto. El presidente solo tiene la oportunidad de pronunciar un discurso oficial el día de su juramentación.

Cuando se deba rendir cuentas de obras públicas, será el 27 de febrero de cada año. Un discurso que busca elevar el nivel de popularidad del gobierno, y elegir a su candidato favorito para las próximas elecciones.

La línea de reelección está encendida. El presidente Abinader no tiene oponentes poderosos dentro del Partido Revolucionario Moderno, se postulará cada vez más fuerte para la reelección. Otra cosa puede ser en las elecciones nacionales.

Discursos aparte, cuando pasan los titulares, y las opiniones negativas de los opositores, es hora de ver las realidades. El alto costo de los alimentos está llevando a todos los dominicanos al borde de la locura y la desesperación.

Bajar los precios de los alimentos y medicinas es una de las obligaciones centrales del gobierno en este momento, en el inicio de esta carrera de dos años por las renovaciones. Hay que encender la estufa y llenar la olla, y con los precios actuales el hambre amenaza con tener los efectos colaterales de las tormentas.

JPM



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