Incertidumbre con los precios del petróleo

Un especialista en el mercado petrolero que labora para Goldman Sachs advirtió el mes pasado que el precio por barril de alrededor de cien dólares será la norma este año. También en ese mes, un especialista que trabaja para Citibank predijo que para mediados de año el precio estará por los cincuenta dólares el barril. No hay que ser un experto para darse cuenta de la gran discrepancia que existe entre ambos vaticinios, la cual revela la gran incertidumbre que rodea el comportamiento de lo que ha llegado a ser calificado como el producto más vital en el comercio internacional.

La incertidumbre proviene tanto del lado de la oferta como del de la demanda.

El mercado del petróleo y sus derivados es ciertamente competitivo, pero no libre. El número de exportadores es limitado y algunos de ellos están agrupados en una organización que fija, o trata de fijar, cuotas de producción entre sus miembros. A ello se suma el agravante de que una buena parte de la exportación proviene de zonas políticamente inestables, marcadas por rivalidades en apariencia irreconciliables, y permanentemente expuestas a que se desaten conflictos armados en cualquier momento. Y a todo ello se añade que otra parte de la producción es vulnerable a desastres naturales como huracanes e inundaciones, incrementando la probabilidad de alteraciones imprevistas en la oferta.

Aunque las oscilaciones en la oferta son más visibles y dramáticas que las de la demanda, esta última es afectada también por factores de incertidumbre. Uno surge como resultado del cambio climático, cuyas manifestaciones involucran temperaturas estacionales más extremas de verano e invierno, influyendo sobre la demanda de electricidad para calefacción y aire acondicionado. La inestabilidad inherente a crecimientos económicos impulsados por grandes emisiones monetarias, también contribuye a incrementar la incertidumbre en relación con la demanda derivada de la reactivación de las actividades productivas.