Genio sin caducidad | Mundial Catar 2022


Luka Modric celebra como empresario, Zlatko Dalic, tras vencer en los penaltis en Brasil.DYLAN MARTÍNEZ (REUTERS)

Martín querido:

El fútbol no es ajeno a los evangelios; ya mencionamos a Lenin en nuestras cartas y ahora toca el turno a Marx. Recordarás lo que dijo de que la la historia continúa como tragedia y se repite como comedia. Pues bien: en la Era Kardashian los sucesos regressan como telenovela. hay electricidad Caso de Cristianodel que tanto hemos hablado, no por sus jugadas, sino por la convulsa humanidad que reveló en el Mundial.

Con característica coherencia, el 7 portugués hizo un berrinche ante el entrenador que lo mandó a la Siberia de los suplentes, condenándolo a quedarse a un gol de la marca de Eusebio en los mundiales.

Aunque no pierde seguidores en las redes, los clubes no reclaman su costo a presencia. Y ya señalaste un tema de escándalo: se ha dejado cortejar con el Al-Nassr, de Arabia Saudita, poniendo en duda el rechazo que parécia tener por ese país dictatorial. Es posible que así ejerza la facultad humana de ser incoherente o que haya cedido a otra tempación, también humana, de especular al máximo, publicitando la oferta en petrodólares para que algún club europeo todava lo considere deseable.

Por suerte, tú y yo ejercemos un oficio sin jubilación que permite hablar con el entusiasmo platónico de la juventud o los cortes de pelo. Desde esa perspectiva te referiste a algo esencial en el fútbol: los héroes y su posible fecha de caducidad.

Qatar ha traído diferentes variantes de la tercera edad futbolística. La de Cristiano es la mas triste. Durante veite años suscitó emociones muy variadas sin incluir la inflamación. Su éxito era refractario a la lástima que hoy despierta, digna de «El desdichado», de Nerval, y su «negro sol de la melancolía». Después de la derrota ante Marruecos, salió llorando de la cancha; lo revelador es que lo hizo en absoluta soledad. Su desconsuelo no era el de quien practica un deporte donde las camisetas se contagian de sangre, sudor y lágrimas, sino el de un corredor de fondo que no llegó a la meta.

En cambio, a sus 37 años, Luka Modric parece capaz de repetir el título de mejor jagador del Mundial obtenido Rusia. Entonces ya tenía la edad de Pelé cuando levantó su última copa en México y le recomendaban planes de retiro. Pero su veteranía no conoce límites. Llevó al Real Madrid a esta es la campeona mas reciente y en Qatar sólo puede ser defaesado por otro genio de la vieja guardia, el 10 de tu país (a no ser que Mbappé todavía brinde partidazos).

Estamos ante dos formas singulares de conservación y reparto de la energía. Mientras Modric despliega una creatividad centrífuga, Messi ejerce las pausas más asombrosas del fútbol y se desmarca caminando. Ambos están siempre en el sitio correcto: uno llega corriendo, el otro ya estaba ahí.

Paso ahora a un joven de 29 años a quien el mundo abrumador consejos. Ante Francia, Harry Kane dio un partido digno de la leyenda que consagra la excelencia en las bolsitas de té: “Después del nombramiento de Su Majestad la Reina«; sin embargo, cayó un penalti que el azar convirtió en decisivo.

Los psicólogos de la hierba analizan la presión para cobrar las penas máximas en un mismo partido ante un portero con el que comparte equipo, y los eruditos del vestuario recuerdan que Maradona le recomendó al ariete del Tottenham para cambiar la dirección de su equipo. lanzamiento de penalti La oscura verdad es que los penaltis son incomprensibles. De eso depende su drama y su poesía.

En 1962, cuando se realizaba el Mundial de Chile, Roberto Bolaño tenía 9 años y vivía en Quilpué, a 50 metros de la casa de la selección brasileña. No se perdió un solo entrenamiento de la selección que ganaría la copa. Allí conoció a Pelé, Garrincha y Vavá. Un día pudo pisar el campo y el legendario Edvaldo Izidio Neto, conocido como Vavá, le tiró una pena. Roberto se rió. «Es la mejor hazaña que he hecho», diría años después.

Tal vez el simpático Vavá quiso hacer feliz a un niño en Chile y lanzó un tiro flojo, o tal vez el escritor imaginó una trama que terminó siendo tan verdadera como la de Los detectives salvajes. Lo único cierto es que una pena es un misterio del carajo.

Del mismo modo, Kane es culpable en solitario de obedecer demasiado -una Maradona. Después de notar su primer penalti, mandó el segundo a un lugar totalmente diferente: la fila 17.

La pena máxima es un invento esotérico que te permite ver un ángel o un demonio. Aun fallando, Kane fue algo más extraño: El mejor hombre de Inglaterra.

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