Funcionamiento urbano a punto de colapsar


Las dificultades y precariedades que afectan a nuestra capital, en asuntos como la fluidez del tránsito, la amenaza de la delincuencia, y la reducción en el caudal de agua potable por persona ecológicamente sostenible, se harán más intensas en el futuro cercano. Sin tener que mencionar nuestra evidente vulnerabilidad ante los desastres naturales a los que estamos expuestos, puede hablarse de la posibilidad de que llegue a ocurrir un colapso en el funcionamiento urbano.

Un colapso de ese tipo no implica, lógicamente, que los pobladores vayan a abandonar la ciudad, al estilo de lo que parece haber sucedido con urbes mayas en Guatemala y México, y pueblos indígenas en el oeste de los EE.UU. Ni tampoco quiere decir que repentinamente todo quedará inmóvil, como en algunas películas de ciencia ficción. En términos económicos, el colapso hace referencia a situaciones en las que el incremento en los costos operativos tiende a detener el crecimiento de las actividades productivas. La productividad del trabajo aumenta más lentamente y puede estancarse o disminuir. Y una porción cada vez mayor de los recursos disponibles es absorbida por las medidas que personas, familias y gobiernos son obligados a tomar para paliar las dificultades.

El desvío de tiempo y dinero hacia acciones paliativas, y la alteración en los esquemas de comportamiento, tienen lugar de forma paulatina, a veces imperceptible, sin que los involucrados se percaten de ellos hasta que comparan la situación actual con la prevaleciente en el pasado. En ese momento se dan cuenta de las incomodidades que padecen, los peligros que les acechan y las cosas que antes podían hacer y de las que han tenido que prescindir.

El efecto sobre la productividad conduce a la proliferación de trabajos de baja calidad, desempeñados por personas poco calificadas. Las mejores oportunidades de trabajo aparecen en otros lugares o se trasladan a ellos. La clase media emigra. Y las desigualdades entre la población remanente se acentúan. 

Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.



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