Existieron los coroneles de Peña Gómez (OPINIÓN)

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El autor es un Vicealmirante de la Marina retirado. Vive en Santo Domingo

POR EURIPIDE A. URIBE PEGUERO

Si bien en las elecciones de 1986 Joaquín Balaguer retornó a la presidencia de la República de manera democrática y transparente, la crisis que estalló en las elecciones de 1990, donde fue reelegido de manera dudosa, volvió a presentar al país con un hombre aferrado a poder y capaz de cualquier maniobra fraudulenta para retenerlo. En este nuevo período, realizado de manera cuestionable, Balaguer no hizo nada por disipar las dudas que buscaría a toda costa en el gobierno de la nación en 1994.

José Francisco Peña Gómez surgió a partir de 1990 como líder del PRD y principal candidato de Balaguer para las elecciones de 1994. Ante los preparativos de Balaguer y su círculo político-militar, el líder del PRD vio una alternativa para evitar que Balaguer retuviera el poder con sus fraudes maniobras que involucren de alguna manera el recurso militar.

El gran líder del PRD, durante los 12 años mal recordados de los gobiernos de Joaquín Balaguer, invocó la aparición de un coronel “que se casaría con la gloria”. Parecía claro que se refería al papel del coronel Francisco Alberto Caamaño en su papel de restaurador de la constitucionalidad en 1965.

Ante la imposibilidad de alternativas institucionales y democráticas, obstaculizada por el régimen balaguerista, en la nueva circunstancia quería otro militar para liberar al país de la opresión de su gobierno en el lamentable período de 12 años entre 1966 y 1978. El “coronel” requisito no se presentó y Balaguer tuvo que ser destituido del poder tras una gran crisis tras perder las elecciones el año pasado.

Balaguer y Peña Gómez en 1994

Después de 1986

Posteriormente, en la nueva etapa de Joaquín Balaguer (a partir de 1986), Peña Gómez obtuvo no sólo uno, sino varios coroneles de las fuerzas armadas que estaban dispuestos a deponerlo si quería seguir en el gobierno tras ser derrotado en las elecciones de 1994. La situación para La intervención de estos oficiales surgió cuando el viejo caudillo y su séquito pretendían desconocer los resultados electorales que daban la victoria al líder del PRD, pero él, aunque contaba con un equipo militar para hacerlo, contuvo esa participación y decidió dialogar. que puso fin a la crisis con la firma del Pacto por la Democracia el 10 de agosto del mismo año.

El paso de los años y la madurez política de Peña Gómez o el afianzamiento de la enfermedad que lo afectaba le harían replantearse el papel de ese grupo de oficiales a los que les había dicho al inicio de la crisis de ese año (1994) que no cambia la presidencia de la República por la vida de un solo dominicano.

Con esta expresión les llamó a no hacer nada y dejar que resuelvan la crisis a través del diálogo.

El capitán del buque MAGR era uno de los coroneles en activo que formaba parte del grupo de coroneles que se había formado para enfrentarse a Balaguer y su séquito militar si intentaban mantenerse en el gobierno tras un proceso electoral que no le favorecía. Este oficial naval y la EAUP eran muy buenos amigos y ya habían compartido sus preocupaciones sobre el régimen de Joaquín Balaguer desde las elecciones de 1990. El MAGR compareció ante el Coronel JMSJ quien era el coordinador del grupo. En varias reuniones mantenidas con José Francisco Peña Gómez, más de 200 coroneles en activo de todas las fuerzas armadas coordinaron las acciones a realizar en caso de ser necesario.

Compromete

Para comprender el alcance de la capacidad de acción de este grupo de oficiales, es necesario saber que incluía al jefe de operaciones de la secretaría de los ejércitos (J-3); el Jefe del Estado Mayor del Ejército Nacional (G-1); el Jefe de Operaciones de la Armada (M_3); el Jefe de Operaciones de la Fuerza Aérea Dominicana (A-3) y el Director de la Academia Nacional de Cadetes de la Policía. Había oficiales adscritos al propio Palacio Nacional y varios comandantes y subcomandantes de batallón distribuidos entre las seis brigadas de infantería, la brigada de apoyo al combate y otras unidades del ejército nacional. En una reunión con Peña Gómez en una quinta cerca de la capital, estaban unos 250 coroneles y tenientes coroneles de las fuerzas armadas.

La existencia de este grupo de oficiales pasó desapercibida para la mayoría de la población debido a varios factores. Estos coroneles no tuvieron una participación visible y objetiva en los hechos que culminaron con la crisis de 1994. Solo estaban preparados para una intervención que nunca se llevó a cabo. El estrecho círculo de la dirigencia perredista que sabía de la existencia del equipo militar pudo haber permanecido en silencio, protegiendo la tan vilipendiada imagen del venerado líder José Francisco Peña Gómez, agredido por algún motivo aún después de su muerte. Tal vez eviten ser acusados ​​de tratar de usar el ejército para lograr sus objetivos políticos.

Ante el silencio de los oficiales involucrados en la trama articulada, algunos habrán pensado en el cuestionado principio constitucional de la apolítica de las fuerzas armadas. Protegerán sus nombres para que no se sepa que se han aliado con un político de la oposición para intervenir contra un gobierno al que debían jurar lealtad. Pero este argumento es refutable, porque el pueblo tiene derecho a resistir a los gobiernos opresores que de manera fraudulenta mantienen el poder y por alguna razón los mecanismos que tiene la democracia para derrocarlos no funcionan.

La prueba de la vocación democrática de estos funcionarios fue que a pesar de que existía una aguda crisis política generada por el intento de Balaguer de permanecer irregularmente en el gobierno, un absoluto rechazo a su gobierno y una división entre los miembros de las fuerzas armadas que inclinaba su apoyo contra el grupo gobernante. A pesar de que la coyuntura se convirtió en terreno fértil para ello, este grupo militar no aprovechó para deponer a Balaguer y asumir el gobierno de la nación, dejando de lado los objetivos del líder político al que seguían. Se limitaron a las directivas de José Francisco Peña Gómez, quien, en el momento crucial que requería su intervención, les pidió que no lo hicieran y esperaran la solución incruenta que buscaba.

Estos oficiales demócratas permanecieron en el anonimato, pero la mayoría se encontraban dispersos en los mandos militares bajo el gobierno del PRD con Hipólito Mejía a partir del 2000.

Et en réponse à la question dans le titre de cette revue, «Los Coroneles de Peña Gómez», ils ont existé et cet écrit est un témoignage qui expose l’un de ses composants, qui exhorte les autres, en particulier JMSJ, à exposer mas detalles. una visión general de este grupo, desconocido para el autor porque no era uno de los miembros principales.

JPM

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