Eso no es un árbol, es un colmillo de mamut y tiene miles de años: la historia de uno de los ADNs más antiguos que hemos sido capaces de recuperar

Al este del río Lena y el escudo de Angara, Rusia tiene aún seis millones de kilómetros que van a morir al estrecho de Bering y que una vez fueron los vastos dominios del Mamut. Love Dalén y su equipo lo sabe bien porque llevan años recolectando fósiles de estos animales a lo largo y ancho de la región nororiental de Siberia. Su obsesión tiene un nombre: el ADN antiguo.

Y es que el ADN antiguo es una puerta fascinante a la evolución biológica de la Tierra. Una puerta estrecha, diminuto y, por supuesto, rematadamente difícil de encontrar. Sobre todo, porque hay procesos como como la especiación (la formación de nuevas especies) que se esparce por la historia de forma mucho más dilatada a lo que el ADN que hemos sido capaces de recuperar y secuenciar puede llevarnos.


Todos los dientes del pasado

En el caso del mamut, las muestras más antiguas databan de hace unos 780.000. Sin embargo, el equipo de Dalén acaba de pulverizar esa marca e informan en ‘Nature’ de la recuperación de ADN de los molares de tres especímenes de mamut del Pleistoceno temprano y medio. Es decir, en al menos dos casos, de hace más de un millón de años.

Las estimaciones de edad basadas en el ADN (obtenidas utilizando datos del genoma mitocondrial) sugieren que el espécimen de Krestovka tiene aproximadamente 1,65 millones de años; el de Adycha, 1,34 millones de años y el de Chukochya, 0,87 millones de años. Pero lo más interesante no es eso.

mamut

Lo más interesante es que, gracias a estas muestras, los investigadores creen que hubo dos linajes de mamut en el este de Siberia durante esa época. Adycha y Chukochya son «abuelos» del famosísimo mamut lanudo, mientras que el mamut Krestovka es algo completamente distinto y desconocido: un linaje totalmente nuevo para nosotros. Eso sí, rastreando en las bases de datos los autores encontraron similitudes con los mamuts de América del Norte y están convencidos de que el linaje de Krestovka fue el que atravesó el estrecho de Bering y conquistó el nuevo mundo.

Es decir, lo más interesante es ver en vivo y en directo cómo el ADN antiguo puede ayudarnos a rellenar los huecos de la historia de la vida y, por extensión, nuestra propia historia.


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Eso no es un árbol, es un colmillo de mamut y tiene miles de años: la historia de uno de los ADNs más antiguos que hemos sido capaces de recuperar

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Xataka

por
Javier Jiménez

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