deja abierta la puerta a la vacuna rusa mientras Moscú expulsa diplomáticos y acorrala a Borrell


«Si Rusia presenta la solicitud, la EMA aprueba la vacuna y todo está en orden, no debería haber ningún problema. Es el mismo proceso que con otras vacunas que no son rusas». La puerta de la Unión Europea a la Sputnik V está abierta. Algunas voces aseguran que cada vez más. Buen ejemplo de ello son las palabras del presidente de la Comisión de Salud Pública en el Parlamento Europeo, Pascal Canfin. «Lo que no queremos es nacionalismo de vacunas», alerta. Desde luego, el camino que se recorre en torno a la vacuna rusa es muy tormentoso. ¿Por qué? Porque la cuestión no es solo sanitaria.

España está directamente relacionada con la batalla fría que ahora libran Bruselas y Moscú. El Alto Representante de la UE viajó la pasada semana a Rusia para «hablar» y buscar cierto consenso, pero el plan salió mal. Josep Borrell fue sometido a una especie de encerrona por parte del ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, sobre todo en torno a la figura de Alexei Navalny. Borrell pidió la liberación del opositor, y Lavrov le recordó que «los líderes independentistas catalanes están en prisión por organizar un referéndum». Todo se fue torciendo aún más cuando el Gobierno de Putin expulsó a diplomáticos alemanes, suecos y polacos por participar presuntamente en las marcas en defensa de Navalni. «Hay cosas que no podemos permitir», advirtió el Kremlin.

Alemania, Polonia y Suecia ya han respondido con un ojo por ojo, expulsando también a altos cargos rusos. Situación, desde luego, complicada. A su vuelta de tierras rusas, Borrell sacó dos conclusiones: por un lado, defendió su estrategia de «hablar hasta con el diablo» y por otro reconoció la encerrona a la que fue sometido. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, defendió al jefe de la diplomacia -también vicepresidente de la CE- y sostuvo que no hay que renunciar a un viaje «porque sea complicado».

Por detrás de todo el jaleo diplomático hay otro componente: el sanitario. La UE, que ha firmado un total de 2.300 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus, sigue sin rechazar la Sputnik V, aunque evidentemente la sujetan al proceso marcado por la EMA. Esta posibilidad no gusta a todos por igual. «Dependiendo de qué pese más, se puede recurrir a la vacuna o no», comentan fuentes consultadas por 20minutos, en clara referencia a elegir si se mira solo el tema sanitario o se incluye el asunto estratégico, en cuyo caso ese camino no puede ser el elegido.

La Comisión Europea ha tenido que afrontar días complicados por el conflicto con AstraZeneca, los incumplimientos y los retrasos. Cuando esas aguas parecían estar ya calmadas (de hecho ya han llegado las primeras dosis de la vacuna, la tercer que se aprueba en los 27), se abre otro cisma. «Desde el punto de vista geopolítico es un riesgo recurrir a la vacuna rusa, pero es lógico que se mantenga esa opción visto lo visto», reconocen las fuentes.

De momento, en la UE se dispone de las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, y se mantiene el objetivo de vacunar al 70% de la población antes de que acabe el verano. El ritmo, en todo caso, es lento. Con datos de este lunes en la Unión se ha vacunado al 1% de los ciudadanos aproximadamente. Rusia juega una partida que Bruselas puede perder, así que la conclusión es que lo sensato puede serlo no jugarla.

Cierre de filas en la Comisión

La Comisión cierra filas en torno a Borrell. «Respaldo su viaje, que es verdad que era muy sensible. Hemos visto sin duda el efecto del viaje. Ahora es verdad que el Colegio de comisarios tiene que oír la opinión de Borrell y extraer lecciones», expresó el portavoz del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer. El Alto Representante, por lo tanto, tendrá la posibilidad de explicarse, pero ha dejado ya claro que volvería a ir a Moscú.

«No es nada nuevo, es lo que las autoridades rusas suelen decir, son sus impresiones sobre lo que hace la UE, pero también desinformación, es parte de su repertorio», añadió el portavoz de Exteriores de la UE, Peter Stano. El contacto con Rusia ha servido para ver qué línea quiere tomar en la relación con la UE, por lo que ahora es el turno de determinar cual es la mejor respuesta en el seno del Consejo de Asuntos Exteriores de la UE, paso previo al Consejo Europeo de marzo, defendió el propio Stano.

Pese a la controversia generada, ha subrayado que el viaje cumplió con los objetivos que se marcó la diplomacia comunitaria y ha defendido que, como diplomático, Borrell debe mantener contactos de este tipo. «Se quería mandar un mensaje claro e inequívoco sobre el caso de Navalni y sobre las relaciones con Rusia y se hizo. La respuesta fue la expulsión de los diplomáticos», ha argumentado.



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