Danilo, a dos pasos por detrás de Leonel

EL AUTOR es politólogo. Reside en España.

Danilo Medina realizó dos buenos gobiernos, no obstante a ello, habría que preguntarse  por qué tiene tan mala imagen, al punto que una gran mayoría del pueblo le considera mala persona.

Si nos fijamos bien, Medina ha sido el único Secretario de Estado de  la Presidencia de la República  (actual ministro de la presidencia) que no se conformó con el excesivo poder  que da ese puesto, ya que en la práctica y para entonces, era más funcional que la vicepresidencia de la República, y que conste, que Leonel Fernández delegó en él  en sus dos primeros gobiernos, más poder e influencia que sus antecesores. Vamos, que Danilo era una especie de primer ministro y  Leonel el Jefe del Estado.

Un primer ministro es quien dirige administrativamente el gobierno, mientras un jefe de Estado, se reserva  para los actos más solemnes de la nación. Danilo desde aquel puesto nombró a quien quiso, influyó en todos los estamentos del gobierno y desde ahí, sentó las bases del grupismo y la división del PLD.

A pesar de ostentar aquel inmenso poder, Danilo quiso más y más y no conforme  con los problemas que generó dentro del PLD y del gobierno en el 2007, incluida su renuncia del cargo palaciego, tras llegar a la presidencia de la República en 2012, con la ayuda de Leonel, quien se lo tiró al hombro, dado que como candidato presidencial antes de ser presidente, Medina tenía el récord de ser el peor de la historia dominicana de todos tiempos, forzó el mingo a través de una desesperada estrategia electoral sugerida por un asesor político extranjero para intentar desprestigiar política y moralmente a quien con gallardía, lo subió en el palo. Leonel Fernández.

Todo el país hoy en día conoce quienes fueron los autores materiales e  intelectuales que planearon “el quirinazo”. Un acto de barbarie en la lucha por el poder en democracia. Una osadía sin precedente en la arena político-electoral en República Dominicana y quizás en toda la Región. Aquel plan macabro para intentar acabar con el aura natural de un líder como Leonel Fernández con el único propósito de impedir su regreso al poder en el 2016, tuvo origen en las mismas entrañas del poder.

A falta de aquello que a Leonel le sobra, Medina creyó que el poder no tenía límite. Que bastaba con ejercer la fuerza y se equivocó. Pensó que por su condición de Jefe del Estado, podía saltarse la Constitución y hacer de ella un capricho de sus deseos, y olvidando las buenas acciones materiales  de sus gobiernos, se olvidó de la ética y la moral y saltó la valla, destrozando la institucionalidad democrática, el estado de derecho y el respeto a los demás poderes del Estado, militarizando el Congreso Nacional. Es quizás este acontecimiento una de las razones  que justifica que ciudadanos jóvenes, de mediana y tercera edad  le condenen moralmente,  lo aborrezcan y lo recuerden con amarga tristeza.

Pero como dice un dicho “no hay nada tan malo, que algo bueno no tenga” todas aquellas malas acciones  impulsadas por Danilo Medina, lejos de dañar o reducir a Leonel, consiguió fortalecerlo y convertirlo ante los ojos del pueblo, en el guardián de la Constitución y la Democracia Dominicana, una mérito muy por encima de su tratamiento como ex jefe del Estado, condición que ambos comparten con el ingeniero Hipólito Mejía (gobierno constitucional 2000-2004

Cómo Leonel fue presidente, él  también quiso serlo y lo fue.  Cómo Leonel gobernó dos períodos consecutivos, él también tenía que lograr esa meta como sea y también lo consiguió, haciendo trampas y metiendo zancadillas y luego, se dio cuenta que a pesar de esos ochos años corridos en la silla de alfileres, no alcanzaría  a entrar en el selecto y reducido grupo de ex presidentes que gobernaron el país tres y más  períodos constitucionales y  es aquí cuando se convence en buscar algo que ni el dictador Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961) pudo conseguir. Me refiero a realizar dos reformas constitucionales consecutivas con el único propósito, de quedarse en el poder, ignorando que un acontecimiento o maniobra política casi igual ejercida en 1929 por el ex presidente Horacio Vásquez , fue la causa que condujo al ascenso de Trujillo Molina al poder, aupado por el pueblo, casi como una necesidad humana.

Y como si fuera poco, al ver que Leonel  se fue del PLD y renunció  a la presidencia del mismo y ahora es presidente de la Fuerza del Pueblo, maniobró a lo interno del PLD hasta no permitir oponentes y ser aclamado presidente de su partido y  todo eso, por medio peso.

Gracias a ese obtuso pensamiento de Danilo, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) con tan solo siete años de fundado, llegó al poder movido por las circunstancias. Leonel tuvo que actuar como dice una expresión cubana. “Se acabó la diversión…llegó el comandante y mandó a parar”. Se fue del PLD, fundó un nuevo partido.

Dicho todo esto, es más que evidente, que Leonel, sin ser presidente, es el centro del debate político dominicano. Una copia exacta de lo que representó  el doctor Joaquín Balaguer durante los gobiernos de Antonio Guzmán Fernández (1978-1982), Jacobo Majluta Azar (1982-1982), Salvador Jorge Blanco (1982-1986), su primer gobierno (1996-2000) y parte del gobierno de Hipólito hasta su muerte en julio del 2002.

Todo esto se traduce en que Danilo siempre ha estado y estará siempre, a dos pasos por detrás de Leonel.

 luiscolumna2000@gmail.com

JPM

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