Cada 2,4 millones de años Marte calienta nuestro planeta. El efecto: torbellinos gigantes


A diario podemos comprobar cómo el baile orbital de nuestro planeta y la Luna deja una clara impronta sobre el movimiento de las aguas de los océanos terrestres: las mareas. Ahora un equipo de científicos acaba de plantear si algo así ocurre con Marte y las corrientes oceánicas.

2,4 millones de años. Un equipo formado por investigadores de las universidades de Sidney y la Sorbona ha identificado un ciclo geológico que se repite cada 2,4 millones de años, que podría estar conectado al ciclo de resonancia entre la Tierra y Marte. El ciclo en cuestión afectaría a las corrientes marinas y, a través de ellas, a la acumulación de sedimentos en el lecho oceánico.

Grandes ciclos. La resonancia es un efecto de la interacción gravitatoria entre dos objetos (dos planetas aquí). Suceden debido a la interferencia entre los campos gravitatorios de los planetas, la Tierra y Marte en este caso, y generan cambios en la excentricidad de los planetas, explicaba en una nota de prensa Dietmar Müller, coautor del estudio.

La resonancia entre estos dos planetas causa en la Tierra, cada 2,4 millones de años aproximadamente, periodos de calentamiento en los que la radiación solar es mayor. También periodos de mayores temperaturas.

Corrientes y remolinos. Este aumento de las temperaturas y de la energía acumulada en el sistema terrestre habría alterado las corrientes de agua en las profundidades oceánicas, creando un movimiento turbulento, repleto de torbellinos.

Estos movimientos habrían cambiado las dinámicas sedimentarias en el lecho marino, dejando así una impronta distintiva en los estratos geológicos. Una impronta que se repite cada 2,4 millones de años.

Entre sedimentos. El equipo se topó con esta impronta al analizar cambios en los núcleos extraídos de estos sedimentos. Las eras donde estos torbellinos eran activos resultaban en una importante erosión del lecho marino debido a la profundidad de los torbellinos.

La materia acumulada en estas corrientes acababa sedimentando después, generando estos cambios cíclicos en los estratos. Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Nature Communications.

Un cambio en el clima. Los autores aclaran que estos cambios naturales poco tienen que ver con el fenómeno antropogénico que hoy en día percibimos, al que solemos referirnos como el cambio climático. Pero el estudio sí puede darnos pistas sobre cómo el calentamiento de nuestro planeta afecte a aspectos climáticos clave como la circulación oceánica.

Según explican los responsables del estudio, este efecto podría implicar que, aunque el cambio climático antropogénico hiciera desaparecer la circulación del Atlántico, AMOC, el incremento en las temperaturas asociado podría causar corrientes turbulentas, evitando un estancamiento del flujo oceánico.

“Nuestros datos abarcan 65 millones de años [y] sugieren que océanos más cálidos tienen una circulación profunda más vigorosa. Esto potencialmente mantendría al océano sin estancarse aún si [AMOC] decelerara o se detuviera del todo,” añadía Adriana Dutkiewicz, quien lidera los firmantes del artículo.

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Imagen | NASA / Adriana Dutkiewicz, Universidad de Sidney



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