Birmania anuncia la repatriación de la primera familia de rohinyás

EFE

  • Unos 690.000 miembros de esta población han buscado amparo tras la frontera bangladesí desde agosto.

El Gobierno de Birmania anunció este domingo la repatriación de una familia compuesta por cinco miembros que había huido a Bangladés, al igual que cerca de 690.000 personas de la misma etnia, tras la operación militar iniciada en agosto. Se trata del primer retorno de la población rohinyá que abandonó sus hogares y pertenencias en el estado occidental de Rakáin una vez desatada la crisis humanitaria.

Los cinco familiares regresaron el sábado por la mañana a un campo de desplazados en la ciudad de Taungpyoletwei, apunta el Comité de Información gubernamental, encabezado por la líder de facto del Gobierno birmano, la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, en una publicación en su perfil de Facebook.

Los miembros de la familia —compuesta por dos varones y tres mujeres— son descritos como «musulmanes» en el escrito oficial, en el que se señala que las autoridades de inmigración determinarán «si alguna vez vivieron en el país». Una decena de fotografías en las que se ve a la familia siendo sometida a revisión médica mientras pasan el proceso burocrático o con una especie de identificación temporal para los repatriados acompaña el documento.

Conflicto

El éxodo rohinyá del territorio birmano comenzó el pasado 25 de agosto tras el asalto contra puestos oficiales por parte de un grupo insurgente de esta misma etnia y la consiguiente respuesta del Ejército, acusado por oenegés de cometer todo tipo de abusos, incluidas ejecuciones, violaciones y quema de casas.

Desde entonces unos 690.000 miembros de esta población de mayoría musulmana han buscado amparo tras la frontera bangladesí, donde aún se encuentran en enormes campos de refugiados. Bangladés y Birmania firmaron en noviembre un acuerdo para comenzar a repatriar a los refugiados a finales de enero, pero que Daca suspendió a última hora ante la falta de garantías para los retornados. Representantes de Naciones Unidas han calificado la persecución contra los rohinyás en Birmania de limpieza étnica con «marcas de genocidio» conforme a los testimonios recogidos entre los supervivientes y refugiados.

El Ejército birmano ha negado los abusos y justifica el severo operativo militar como una respuesta legítima ante el asalto de militantes rohinyás a quienes cataloga de «terroristas». Aunque en enero reconoció un caso de asesinatos extrajudiciales de rohinyás a los que enterraron en una fosa común y por el que siete militares fueron condenados esta semana a diez años de cárcel con trabajos forzados.

Los rohinyás son una minoría históricamente segregada en Birmania, de aplastante mayoría budista, a la que se le niega la nacionalidad y que, por tanto, es apátridas. La situación empeoró desde el brote de violencia sectaria de 2012 que causó al menos 160 muertos y dejó a unos 120.000 de ellos confinados en 67 campos de desplazados; tensiones que han rebrotado en varias ocasiones previa a la crisis actual. Las autoridades birmanas no reconocen la ciudadanía a los rohinyás, a los que considera inmigrantes bengalíes, y les somete desde hace años a todo tipo de discriminaciones, incluidas restricciones a la libertad de movimientos.

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