Barry Keoghan habla sobre el «triunfo post-coital» de la última escena de ‘Saltburn’ y aclara si todo lo que se ve es real


Desde hace un tiempo, ‘Saltburn’ es un runrún continuo en Internet. Quien más y quien menos ha disertado sobre la escena de la bañera, sobre el erotismo sucio y el sexo oral vampírico de una película que ha sido la sensación de los últimos compases del año. Y por si tuviéramos poco con su punzante parodia de la clase alta (y, sobre todo, de aquellos que aspiran a serlo a toda costa), la escena final se ha quedado a vivir en nuestra cabeza sin pagar alquiler.

Ojo: Spoilers del final de ‘Saltburn’, obviamente

En pelota picada

Una vez se resuelve todo el meollo (con un giro bastante fácil de adivinar para el espectador un poco avispado) aún nos queda una última escena en la que un Barry Keoghan totalmente desnudo baila por su recién conseguida mansión. Originalmente, según ha confesado el actor a EW, en la escena final caminaba por los pasillos para desayunar y comer los huevos tal y como le dijo anteriormente al mayordomo que le gustaban. Pero había algo que fallaba.

Un paseo no tiene ese triunfo post-coital. Si hicimos nuestro trabajo correctamente, estás del lado de Oliver. No te importa lo que hace, quieres que lo haga. Te repugna y al mismo tiempo estás de su lado. Es ese tipo de baile con el diablo. Es como, «Joder. Vale, vamos allá». Y al final necesitaba tener un triunfo, una victoria post-coital, una profanación.

Pero claro, por más palabras bonitas que se le pongan, al final es un actor totalmente desnudo al ritmo de ‘Murder in the dance floor’, de Sophie Ellis-Bextor. Y cuando se lo propusieron, Keoghan no dudó: «Se sintió totalmente bien. Es mi propiedad. Este es mi sitio. Es una confianza total en decir ‘Puedo hacer lo que quiera en esta mansión. Me puedo desnudar completamente y bailar porque esto es mío. Sí… Fue divertido».

Hubo once tomas de la escena, y aunque en la séptima ya estaba todo técnicamente perfecto, Emerald Fennell insistió en seguir rodando para conseguir esa alegría diabólica que estaba buscando. «Después de la toma uno, estaba preparado para seguir. Estaba en plan ‘Hagámoslo otra vez, hagámoslo otra vez’. Te olvidas, porque se crea un ambiente tan cómodo que te da licencia para seguir y decir ‘Vale, esto es la historia ahora'». Si tu pregunta es si todo en la escena es real, parece ser que sí. Todo.

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