Asesinatos en que autores distraen la atención para no ser descubiertos son cada vez más comunes en República Dominicana

SANTO DOMINGO. Los asesinatos en los que sus autores engañan a sus parientes son cada vez más comunes en el país y reveladores de los niveles de crueldad con que actúan los autores de estos hechos al quedar en evidencia ante la sociedad.

El caso más reciente de este tipo de hechos y que, aunque ocurrió fuera del país, involucra a una ciudadana dominicana, fue la muerte del niño Gabriel Cruz, de 8 años, ocurrida el pasado 27 de febrero, fecha en que el infante fue dado por desaparecido en su lugar de residencia, al sur de España y se inició una búsqueda en la que participó su madrastra, Ana Julia Quezada, quien la pasada semana confesó haberlo ultimado, luego que el cuerpo fuera descubierto por las autoridades en el maletero de su automóvil.

El impactante suceso que acaparó la atención del mundo estuvo matizado por diferentes coartadas y estrategias utilizadas por Ana Julia, antes de ser descubierta, una de las cuales fue hacer aparecer una camiseta del menor en un lugar donde las autoridades habían realizado búsquedas e inventar historias a los familiares de su hijastro a los medios y a los investigadores de lo que hasta el 11 del mes en curso se trataba como una desaparición.

Ana Julia guarda prisión, imputada de la muerte de Gabriel Cruz y de los delitos de detención ilegal y contra la integridad moral. En la orden emitida en contra de la mujer señala que esta asfixió al niño con sus manos, luego de que alegadamente el niño la agredió con una hacha en medio de una discusión entre ambos.

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