América, buscan reducir la «esclavitud» de la jornada laboral eterna

América, búsqueda de reducir "esclavitud" de eternas jornadas laborales


Santiago de Chile, (EFE).- Varios países del Americaparticularmente Chile y Colombia, están planeando reformar por ley la extensión de la jornada de trabajoque en algunos lugares como México llega a unas extenuantes nueve o diez horas diarias.

Sobre todo en las grandes capitales de Americaque concentran la mayor parte de la población, donde a las ocho o nueve horas de trabajo se suman una o dos para comer, y normalmente dos más para ir al lugar de trabajo y volver a casa.

Combina esto con la necesidad de dormir al menos seis horas, como recomiendan los expertos en salud, y el resultado es que a los trabajadores estadounidenses apenas les quedan seis horas para ayudar a sus hijos con los deberes, pasar tiempo con su pareja, ir al supermercado, cocinar, ir al cine o cualquier otra actividad personal o de ocio.

Es significativo y representativo el caso de México, uno de los países del mundo donde las personas trabajan más horas al año, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Según sus datos, los mexicanos trabajan 2,124 horas al año, más que Costa Rica (1,913), Rusia (1,874) y Japón (1,598).

Un número similar se puede encontrar en Colombia, Brasil, Perú y Argentina, donde, al igual que en México, la jornada laboral es de 48 horas semanales y suele haber un solo día libre, generalmente el domingo.

Los bajos salarios, la inflación y la crisis económica general hacen que muchos tengan que hacer malabares con dos ocupaciones y muchos más caigan en el mercado negro, donde los expertos coinciden en que “América Latina se ha convertido en la nueva China”.

POLÍTICAS DIFERENTES

Mientras la tendencia hacia la racionalización de la jornada laboral y la reducción del tiempo de trabajo se generaliza en Europa, la reacción en los países de América es mixta: sólo Chile y Estados Unidos parecen ir resueltamente en la misma dirección.

La semana pasada, la Comisión de Hacienda del Senado de Chile aprobó un proyecto pionero en la región que pretende reducir la jornada laboral semanal a 40 horas, iniciativa presentada por el Partido Comunista en 2017 y que será votada en sesión plenaria esta semana.

El proyecto, que cuenta con un amplio apoyo público y el apoyo de colegios profesionales tras un largo proceso de consulta, es progresivo: prevé una reducción inicial de 45 a 44 horas de trabajo semanal durante el primer año de vigencia de la ley.

La segunda reducción, prevista a partir del tercer año, será de hasta 42 horas, mientras que el objetivo de 40 horas se alcanzará a partir del quinto año de vigencia.

MEJORA DE LA PRODUCTIVIDAD Y LA CALIDAD DE VIDA

En los Estados Unidos, el ejemplo más prometedor de esfuerzos para lograr una semana laboral reducida se puede encontrar en el estado de Maryland.

Allí, dos legisladores demócratas presentaron un proyecto de ley en enero pasado para brindar incentivos fiscales a las empresas que aprueben e implementen una semana laboral de 32 horas sin recortes salariales.

“Creo que vamos a ver cada vez más ejemplos, especialmente en los estados más progresistas como California, Nueva York o Illinois, especialmente si se aprueba la propuesta de Maryland en los próximos meses”, dijo Christopher Kayes, director de el departamento de gestión de la Escuela de Negocios de la Universidad George Washington, en Washington, DC.

Para Kayes, todos los indicadores referentes a la semana laboral de cuatro días apuntan a una mejora en la productividad, pero también en la calidad de vida de los trabajadores.

Aun así, el experto reconoce que será difícil aprobar una legislación a nivel nacional, pues las leyes federales de semana laboral no se modifican desde la década de 1930, cuando se levantó el límite de 40 horas.

“Lo que va a pasar es que las empresas que quieran ser competitivas en atraer trabajadores, y retenerlos, será una de las herramientas que puedan utilizar”, atrevió.

REDUCCIÓN GRADUAL

También en Colombia, el presidente Gustavo Petro tiene entre sus prioridades la reforma laboral, presentada al Congreso el pasado jueves, con la que pretende establecer la semana laboral de 42 horas y ampliar el horario nocturno de 9 a 12 horas, de 18 a 18 horas. la mañana.

Una reforma que, según la ministra de Trabajo, Gloria Ramírez, apunta a acabar con la precariedad laboral, los contratos temporales y la informalidad en plataformas como Uber y Rappi.

Al igual que en Chile, será progresiva: durante el primer año, la semana laboral se reducirá en una hora y a partir del cuarto año de entrada en vigor de la ley, se reducirán dos horas cada año hasta llegar a 42 horas semanales. .

En Argentina, la oportunidad de recortar empleos está sobre la mesa desde hace años -recién en 2022 se han presentado cuatro proyectos de ley pendientes de trámite parlamentario-, pero el avance ha sido lento.

Impulsados ​​por el peronismo, sindicatos y movimientos de izquierda, proponen reducir la jornada laboral (6 horas diarias y 36 semanales, 6 horas diarias y 30 semanales u 8 horas diarias y 40 semanales) sin reducir salarios y limitar las horas extras o «Características adicionales».

Entre los fundamentos de estos proyectos se encuentra la necesidad de brindar a los trabajadores una mejor calidad de vida, con condiciones psicofísicas y sociales que, a su vez, promuevan un aumento de la productividad empresarial.

También subrayan los efectos positivos sobre la creación de empleo de la redistribución del trabajo que implica una reducción del tiempo de trabajo. Y, por otro lado, inciden en la necesidad de actualizar el marco legal.

Según datos oficiales del tercer trimestre de 2022, el 28,8% de los argentinos está sobreocupado al trabajar más de 45 horas semanales, mientras que el 11,9% está subempleado (trabajando menos de 35 horas semanales).

Si bien el desempleo cayó al 7,1% en el tercer trimestre de 2022, el mercado laboral argentino enfrenta serias dificultades, con un 37,4% de los asalariados en condiciones informales, casi una cuarta parte de los ocupados trabajando por cuenta propia y un 40% de los trabajadores activos. ganar menos del salario mínimo.

INMOVILISMO EN MÉXICO, BRASIL Y PERÚ

En México, la cuestión no ha generado interés del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien ha centrado su agenda en incrementos al salario mínimo, en la democracia sindical y en prohibir la subcontratación, mientras que el Congreso se ha enfocado en la reforma para duplicar las vacaciones.

La última iniciativa legislativa sobre jornada laboral, aún no discutida, la presentó el diputado José Luis Báez Guerrero, del Partido Acción Nacional (PAN), quien propuso establecer que por cuatro días y medio de trabajo, el trabajador debe gozar de dos días y medio de descanso.

El legislador también recordó que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés en el trabajo que puede ser causado por el exceso de trabajo o la falta de vacaciones genera pérdidas de entre 4% y 6% de la economía nacional en México.

En Brasil, la idea no existía en la agenda del presidente conservador Jair Bolsonaro, pero tampoco parece tener un peso excesivo en la del progresista Luiz Inácio Lula Da Silva.

En 2017 se aprobó una reforma laboral que permitió jornadas continuas de 12 horas, 36 horas de descanso y un máximo de 220 horas mensuales, siempre que exista un acuerdo entre empleador y trabajador.

Lula quiere revocar algunos puntos de la reforma laboral de 2017, pero no el que afecta a la jornada laboral propiamente dicha.

En Perú se estima que entre el 75% y el 80% de los trabajadores son informales, con lo cual no están protegidos por ningún tipo de protección legal, y sufren abusos por parte de los patrones, quienes marcan los horarios.

Esta situación hace que la trata de personas sea un problema cotidiano en el Perú.

En 2021, más de 2.600 peruanos fueron víctimas de trata de personas, 83% de ellos mujeres y 25% menores de edad, pero ese año solo hubo 72 condenas en la justicia, según datos de la organización CHS Alternativo. .



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