Allí estaba la editorial «Libélula Española»


Si el sobre navega XX no hubiera sacudido España con una guerra fratricida de tres años, hoy la palabra helicoptero tal ves nos sonaria a jerigonza tecnica. En su lugar hablaríamos de «libélulas españolas». Tampoco nos diria gran cosa el nombre de Igor Ivanovich Sikorsky, uno de los “padres” de las aeronaves con rotor modernas. Cuando preguntamos por las figuras clave del invento respondemos con uno de los llamamientos más espantosos: Cantero Villamil. Federico Cantero Villamil.

Estos quizzes, y quizzes en solitario, son la guerra y su sigilo de miseria no se habian collado en el camion.

Ukronías y demás historia contrafactuales separ, lo cierto es que España tov possibilidades de convertirse en cuna de los helicopteros modernos y adelantarse a Sikorsky. Juan de la Cierva trajo la tecnología clave y Cantero Villamil para empezar un prototipo a principios de los años 30.

Perdió el billete —o al menos sus posibilidades en la carrera— por el maazazo de la guerra; pero no basta que esta batalla y protagonista tenga un capítulo en la historia de la aeronáutica. Del primero, De la Cierva, empezamos a reivindicar su legado hace años; el segundo es un descuento. Tanto es así, que no posee una propiedad en su Madrid natal.

¿Cuándo fue Cantero Villamil?

¿Y qué era eso del «Bibliotecario Español»?

El sueño de volar

Imagen Xml 1

Patente No. 149788.

Cada generación tiene sus obsesiones. Hoy conoceremos Pisar Marte y la exploración lunar de Polo Sur. A finales del XIX y principios del XX los hachían con volar, una idea que germinó en algunos de los cerebros más brillantes de España que vivieron el cambio de la vela. Le sucedió a Leonardo Torres Quevedo. Emilio Herrera Linares. A Juan de la Cierva. Y a Federico Cantero Villamil (1874-1946), tal vez el menos conocido de todos. Cada uno tiene sus propias peculiaridades y proposiciones.

En el caso de Cantero el sueño de surcar los cielos se tomó muy pronto, durante sus años de bachiller. Y aunque no es exactamente lo mismo que hace la aeronáutica, excepto que el periódico era un ingeniero de chimeneas, tiene que invertir mucho de su tiempo en proyectos hidroeléctricos y ferroviarios, lo de volar fue una obsesión que lo acompaña es el final de sus días.

De la Cierva, el genio de la aeronáutica que enfatiza con los aviones de papel y la acústica superando a Edison

El madrileño estudió los cimientos del avión, leyó las obras de Gustave Eiffel e incluyó la ley para escribir a otro francés, el piloto Louis Blériot, con la propuesta de que le ayudara en el diseño de su proposición de avión. Su interés es fundamental para su embargo en una forma peculiar de buscar en los cielos, que se distingue por la nave que utilizaron los alemanes de Wright, por ejemplo, para su avión de la UE de 1903: el helicóptero. Ventas de diez días desde la ciudad: su privación y atrio vertical prometen maniobrar con mayor seguridad y en espacios reducidos.

Para 1910 Cantero registra sus primeras ideas sobre el aparato. No fue el primero, ni fue el único que trabajó en una línea similar. Además de los veleros de boicot XV de Da Vinci, se han agregado otras ruedas para mejorar el dispositivo. En 1907 Paul Cornu dispuso de un peculiar prototipo de doble rotor y no mucho después Raúl Pateras de Pescara fabricó y tuvo dispositivos más o menos operativos; en España mismo Juan de la Cierva experimentó con el débito directo y —lo más relevante— sus rotores, que son tan importantes como pioneros como el reconocimiento sobre el papel de Sikorsky.

Xml de la imagenXml de la imagen

Prototipo de Libélula Viblandi II (1941).

En esta carrera Cantero Villamil dedicó grandes esfuerzos a solucionar el problema del apoyo. No tengo muchos medios, como para realizar sus propios planes para construir un laboratorio aerodinámico, un banco de pruebas para rotores en todas las reglas que monta con más triunfos que recurren al jardín de su propia casa, en Zamora. Esta es una prueba completa que tiene un documento detallado que sigue el método propuesto por Eiffel. Con el paso de los años registró patentes y entró en contacto con Herrera y el laboratorio de Cuatro Vientos.

Los mediadores de la década de 1930 ya trabajan lo suficiente como para decidir si dan un paso más y crean un prototipo. El resultado es la «Libélula Viblandi», que aúna el atractivo de Cantero con las sociedades con las que se alía al fabricante: el ingeniero Pedro Blanco y el mecánico Antonio Díaz. A la marca le gusta meditar y no duda en recuperar al acabar reducido a «Libélula Española», un helicóptero «made in Spain».

El problema es que en la España de 1935 soplaban malos vientos para proyectos como el suyo.

Heridas de guerra.

Sin TítuloSin Título

Patente No. 89820

De noche en noche y por la naturaleza de la guerra, el inventor madrileño se enfrenta a una situación más especulativa que las pruebas con rotor que se ha visto obligado a realizar en el jardín de su casa zamorana: cuántos kilómetros lo separa de su prototipo y lo convierte en una distancia insoluble que complicaba cualquier avance posible.

En el momento de la guerra, Cantero Villamil estaba en territorio controlado por los sobrevivientes. Su prototipo de Libélula, en su placa del Madrid Republicano. como detallar El Independienteincluyendo la lectura para distinguir las partes distantes del prototipo y el motor en los casos de la capital.

Y, así, lo net no habían conseguido la complejidad del proyecto o la escasez de medios, lo prepararon la guerra: la «Libélula» encadeno un obligon paront dures tres años tragicos en los que la aeronáutica española sufrió otras dos perdidas: la muerte De la Cierva y el exilio de Herrera.

La escena bélica hace eco del frenesí en España, pero no en otros países. Los mediadores de la empresa 36 Focke-Wulf concedieron que su Focke-Wulf Fw 61 levanta la moto y tres años después, en la final de la primavera de 1939, Sikorsky hizo historia con el Vought-Sikorsky VS-300, un avión y totalmente viable. Para 1942 había un diseño que incluía un podio fabricar a nivel industrial y en masa.

De la CiervaDe la Cierva

Maqueta primitiva del coche de Juan de la Cierva.

El tren de los pioneros —o el pájaro, lo devolvió a casa— pasó; pero Cantero no arrojó la toalla. Siguió trabajando en su diseño, bien acabado, perfeccionando los detalles. En 1940 se publicó la patente número 149788 de la «Libélula Viblandi» y tres años más tarde se creó un prototipo que, en particular el inventor, debía volar en zonas de gran altura. Por otro lado, solo hay un caso en el que las huelgas de los 20 años incluyen la Guerra Civil: la autarquía de la posguerra.

“A Tenia le faltan los materiales, porque cree que la guerra no tiene capacidad para importar”, explicó Federico Cantero Núñez, ingeniero, a El Español. Tampoco el tiempo. En diciembre de 1946, la tuberculosis de la acacia con su viadema y zanjaba era definitivamente el sueño de la Libélula Española. Sin embargo, su prototipo no tiene por qué ser leído, aunque sí tiene que ver con unas condiciones muy controladas que incluyen una tierra.

Mónico Sánchez, el inventor que ha sido capaz de convertir una ciudad de Real City en el Silicon Valley de los principios de la vela XX

Nos quedan sus fotos, su recuerdo.

Y las ucronías sobre lo que pudo haber pasado y la guerra no recayó en los aviones de Cantero.

Imágenes | Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) y Eulogia Merle – Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología



Fuente